La guerra contra Venezuela comenzó sin declaratoria

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Luis Britto García*

El presidente Hugo Chávez Frías expresó la posibilidad de que se desate una guerra contra Venezuela. Esta guerra no sólo es posible, ha comenzado sin declaratoria. Por sus reservas de hidrocarburos, minerales,  agua dulce y biodiversidad y su posición geográfica, Venezuela es el más codiciable objetivo estratégico en América del Sur y la clave para la dominación de ésta. Nuestros adversarios potenciales han comenzado a ejecutar un plan para aprovecharse de cada una de nuestras debilidades. Para evitar la agresión o vencerla, debemos corregirlas.

1.    Territorio y recursos
1.1. Extensión y fronteras

Venezuela tiene una extensión  de 916.443 km2, que podríamos considerar media, pues le asigna el puesto 33 en el mundo.Disfruta de una posición estratégica privilegiada como país a la vez caribeño, andino y amazónico, dotado de recursos excepcionales en agua dulce, biodiversidad, hidrocarburos y minerales tales como el hierro, el oro y el aluminio.

A la vez que fortalezas, estos elementos implican riesgos. Venezuela ha perdido más de la tercera parte de su otrora extenso territorio por reclamaciones territoriales de países vecinos.Sus dilatadas fronteras de unos 4.700  kilómetros son difíciles de controlar y algunos sectores de ellas han sido calificadas por el presidente Hugo Chávez Frías como zonas donde el Estado está ausente.

Su posición en el Caribe, cercana al canal de Panamá, a las insurgentes Nicaragua y Cuba y al Atlántico, con derechos que se extienden muy al Norte hasta Isla de Aves, es motivo de preocupación para Estados Unidos.

Sugerencia: El tema de las fronteras, de los recursos naturales y de los problemas inherentes a ambos ha de   ser objeto de continuo y detallado examen en los centros educativos, así como en los organismos vinculados con la defensa y las relaciones exteriores.

Para nuestras pérdidas territoriales han sido determinantes el poblamiento de la zona por nacionales de otros países; nuestra paralela falta de interés en poblar y desarrollar dichas regiones; nuestra debilidad estratégica y la entrega de Venezuela a comisiones arbitrales foráneas que no siempre han procedido con integridad.

Tales debilidades han de ser evitadas para el futuro.

    1.2. Recursos

Venezuela posee el reservorio de agua dulce  más grande de América Latina, el lago de Maracaibo, y una tercera parte de su territorio es amazónico, delimitado por el sistema hidrográfico de uno de los más grandes ríos de la tierra, el Orinoco, cuya cuenca comprende cauces utilizados para la generación de electricidad, que contienen una codiciable reserva de biodiversidad.

Sus reservas de hidrocarburos son las más ricas del hemisferio occidental. Ello nos ha convertido en víctimas de intervenciones disimuladas traducidas en el apoyo extranjero a dictaduras y gobiernos socialdemócratas, y más abiertas en los intentos de golpe de Estado, sabotaje petrolero y lock-out patronal en 2002 y 2003.

Las tierras cultivables de Venezuela cubren apenas el 3% de la superficie total, repartidas entre el Sur del Lago de Maracaibo, los valles de la cordillera de los Andes y la cordillera de la Costa, los valles de Aragua y del Tuy. En realidad, toda tierra puede ser cultivada, pero con considerables inversiones de capital y tecnología.

El patrimonio de vida acuífera es en gran parte saqueado y devastado en violación de la ley por pocas empresas que ejercen la pesca de arrastre y como entes del sector alimenticio gozan de numerosos incentivos y protecciones de parte del Estado.

No hay frontera en la cual Venezuela a lo largo de su vida republicana no haya sufrido una pérdida, hasta completar cerca de un tercio de la extensión territorial que ganamos en el momento de nuestra Independencia. .

Los 4.700 kilómetros de nuestras fronteras  en su mayoría atraviesan  áreas débilmente pobladas por los nacionales, de fácil acceso para las poblaciones vecinas y de difícil control por su extensión y falta de servicios.

Particularmente crítica es la frontera con Colombia, escenario de contrabandos de extracción y de introducción de gran envergadura, entrada de grandes flujos inmigratorios, objetivo de reivindicaciones limítrofes todavía no extinguidas.

      5.2. Amenazas secesionistas

Objetivo estratégico de primera línea es la desmembración territorial de Venezuela, en función de la cual  el gobernador del Zulia Manuel Rosales avanza un plan "autonomista" de "rumbo propio" paralelo al de Santa Cruz en Bolivia y al de Guayaquil en Ecuador.

El ex gobernador Manuel Rosales maneja una policía estadal con caracteres de pequeño ejército propio, y milicias adiestradas por Henry López Sisco, convicto de la masacre de El Amparo.

Los muy numerosos hacendados colombianos o de origen colombiano del Sur del Lago de Maracaibo y de otros estados fronterizos importan para sus fundos braceros de tal nacionalidad, a los cuales mantienen en un régimen de privación de derechos mediante milicias de paramilitares.

En la frontera del Zulia, estratégico estado petrolero, habita la etnia wayuu, que comprende cerca del 60% de la población indígena del país. La Constitución le reconoce la condición de pueblo, distinto del venezolano, con derecho a sus "territorios originarios"  y a sus "autoridades legítimas".

La reivindicació n de estos derechos podría llevar a un movimiento autonómico  o separatista, como los ya iniciados por indígenas guaraníes y de otras etnias conra el gobierno boliviano,  por el Pachakutik contra Ecuador, y por numerosas otras etnias en Perú. Grupos armados integrados por wayuu se dedican a varias actividades ilegales, entre ellas el contrabando de extracción de combustible.

En los últimos años, grupos que dicen representar a los indígenas venezolanos han manifestado categóricamente que la República no puede otorgar concesiones sobre los recursos naturales ni el subsuelo en lo que ellos consideran sus territorios originarios.

Una movilización de estas etnias o de sus grupos armados podría tener decisiva participación en un plan secesionista o en una intervención armada.

      5.3. Contingentes armados

Venezuela mantiene un ejército de algo más de ochenta mil efectivos, al cual según el World Economic Outlook dedica en 2005 unos 1.477 millones de dólares, el 1,6% de un PIB del cual destina casi 9% a la Educación. Colombia en 2007 mantiene 459.687 funcionarios destinados a labores de Defensa y Seguridad; y gasta anualmente en la guerra 6,5 % de su PIB, unos 22.000 millones de dólares anuales,  según los investigadores Juan Camilo Restrepo y Pedro Medellín (Semanario VOZ, edición 2427, cit. Por Álvaro Angarita: "Crece el gasto militar. Guerra devora el presupuesto" ; 27-2- 2008 www.geocities. com/vozxcol/ voz.pdf).

Tales cifras no sólo implican una extrema desestabilizació n social, financiera y política de Colombia, sino la dedicación preponderante de todo un país a un empeño bélico que acarrea un abrupto desequilibrio estratégico para la región.

Un ejército y un gasto militar de tal magnitud no pueden tener por único objetivo el control de unos 15.000 insurgentes. Por su talla, apuntan más hacia las reservas de energía fósil de Ecuador y Venezuela, así como al sector amazónico de ambos países y de Brasil.

A estas cifras ya de por sí preocupantes se debe sumar la continua penetración en Venezuela de paramilitares colombianos, que según fuentes dignas de todos crédito cobran "vacuna" e instalan alcabalas en los estados fronterizos, y según el Presidente Hugo Chávez Frías ya han llegado hasta la Capital.

Los paramilitares se instalan en  zonas populares, invierten fondos del narcotráfico en actividades tales como el préstamo usurario a los buhoneros, la trata de personas, el tráfico de drogas, el sicariato y el juego ilegal de bingos, casinos y maquinitas en los expendios de alimentos y bares, y algunos dominan líneas de transporte en los estados limítrofes y otras industrias de significación estratégica.

Estos núcleos paramilitares podrían ser cabezas de puente y Quintas Columnas de una intervención, desatar una guerra civil, y en el caso de un conflicto interno podrían impedir una movilización de los sectores populares como la que decidió el 13 de abril de 2002.

     5.3. Pertrechos

Antes de atacar hay que  impedir que la víctima tenga con qué defenderse. Estados Unidos vetó a todos los países, incluso España, que nos vendan repuestos militares con componentes de tecnología estadounidense. Debido a la intrincada red de insumos que requiere todo producto complejo en tiempos de globalización, es difícil localizar en Occidente un equipo militar que no incorpore un componente o una patente de Estados Unidos.

Venezuela ha respondido correctamente diversificando sus compras de armamento a países no sometidos a la hegemonía estadounidense, como Rusia. En previsión de futuros embargos y bloqueos, Venezuela debería ampliar aun más el repertorio de sus proveedores de armas e incrementar sus industrias propias de fabricación de armas y municiones convencionales y sencillas.

      5.4. Bases militares

Ante la negativa de Chávez de permitir  sobrevuelos de naves militares e instalación de radares por Estados Unidos, éste monta bases en Curazao y Bonaire y desembarca armas y efectivos en la vecina Colombia, en la  cual mantiene  concentraciones de efectivos y equipos que equivalen a una decena de bases, instala cuatro nuevas bases que se suman a las existentes, y amenaza reubicar los efectivos y equipos de la base de Manta en costas colombianas cercanas a Venezuela.

Adicionalmente, Estados Unidos rehabilita y repotencia la IV Flota, y le encomienda misiones abiertas de vigilancia en el Caribe y el Atlántico y encubiertas de intimidación y apoyo a las fuerzas desestabilizadoras en el área.

Nuestras bases militares territoriales deberían ser susceptibles de mudanza con una excelente movilidad y establecer fuertes vínculos con la reserva y con las organizaciones populares.

Nuestras bases aéreas deberían contar con hangares subterráneos que las resguarden de operaciones sorpresivas de bombardeo de aniquilación, que seguramente ocurrirán sin previo aviso y con asesoramiento de sofisticados mecanismos de espionaje, como los activados en el asalto colombiano contra Ecuador. Según se ha indicado, se debe habilitar carreteras y autopistas como pistas de despegue y aterrizaje en casos de emergencia.

Nuestras bases navales deberían privilegiar el alojamiento de naves sumamente veloces y maniobrables de patrullaje y detección de señales. En décadas anteriores he navegado varias veces toda la costa venezolana sin toparme con una sola nave de nuestra armada. Esta situación debería cambiar hacia una presencia dinámica y activa en nuestro extenso litoral y mar territorial.

    5.4. Puntos vulnerables

Vías e infraestructuras.- Mientras que el territorio colombiano y el de otros Estados limítrofes presentan pocos puntos débiles, el  venezolano presenta sitios extremadamente vulnerables a ataques puntuales.

Omitimos responsablemente hacer públicos estos puntos, que se pueden detectar con una simple mirada al mapa. Urge que con respecto a todos ellos se desarrollen planes permanentes de vigilancia, rescate, recuperación y habilitación de vías o recursos alternativos.

Comunicaciones radioeléctricas.- Durante el golpe de Estado del 11 de abril de 2002 los medios de comunicación privados interfirieron y sacaron del aire a los públicos. En el caso de una confrontación, se puede contar con que la casi totalidad de la red mediática privada intentaría desarticular a la población mediante el terrorismo mediático, la desinformació n y la interferencia con las comunicaciones oficiales.

 

Parte fundamental de nuestras comunicaciones en internet dependen de redes que podrían ser interferidas o dejadas inoperantes por las compañías que las operan. Como la conversión al software libre de los equipos de la administración no ha concluido, cabría esperar graves caídas del servicio e incluso sabotajes en las redes y equipos dependientes de las transnacionales.

Todos estos demoledores golpes podrían ser ejecutados sin necesidad de una intervención extranjera abierta, con pertrechos y equipos sumamente sencillos, por grupos de población instalados en el país y leales a una potencia o potencias extranjeras.

Se hace indispensable habilitar con la mayor prontitud posible al satélite Simón Bolívar para que pueda asumir el relevo en la retransmisión de señales radioeléctricas para el caso de emergencia, así como en la instalación de repetidoras terrestres que puedan cumplir tales funciones.

  Todos estos escenarios de agresión deben ser constantemente examinados y estudiados; se deben estudiar y adoptar medidas para contrarrestarlos, y realizar constantes y discretos ejercicios defensivos referentes a ellos, con rigurosa evaluación de los resultados.

6.    Relaciones internacionales

A lo largo del siglo pasado, Venezuela se ha ido integrando en numerosas organizaciones internacionales y ha suscrito tratados, acuerdos y compromisos internacionales de la más diversa índole. Muchas de dichas acciones implican peligrosos sometimientos a la voluntad de entes supranacionales o serias y graves limitaciones de la soberanía.

Al respecto, hemos señalado las normas que atribuyen rango constitucional a los tratados sobre Derechos Humanos, las que nos someten a organismos arbitrales foráneos, los Tratados contra la Doble Tributación, que permiten la casi absoluta inmunidad tributaria en Venezuela a extranjeros y transnacionales, las normas y tratados de Promoción y Protección de Venezuela y los acuerdos de libre comercio de toda índole.

Sugerencia: Urge un minucioso estudio de este conjunto de compromisos y regímenes, a fin de evaluarlos, estudiar la posibilidad de denunciar y sustraerse de aquellos lesivos a nuestra soberanía, y refrendar nuevos pactos y tratados que la hagan respetar.

7.    Cultura

       7.1. Unidad y consenso de la población

La población venezolana no presenta insalvables diferencias de religión o cultura que propicien antagonismos irreconciliables. A pesar de que subsisten 34 culturas indígenas originarias con sus idiomas autóctonos, en conjunto no superan el 5% de la población, y las que conservan sus culturas ancestrales están en buena parte situadas en las fronteras o la Amazonia venezolana.

El mestizaje, el predominio del castellano y de la religión católica constituyen  realidades dominantes en el país, y todas favorecen en esencia la comunicación y el entendimiento entre los nacionales.

Sin embargo, una campaña sistemática en lo jurídico y lo comunicacional trabaja por fracturar esta esencial base de entendimiento y consenso entre los venezolanos.

La propaganda opositora sistemáticamente ha tratado el juego político contemporáneo como el preámbulo de una "guerra civil" donde "la gente decente" o los blancos se enfrentarían a los "monos", "macacos", "animales", "tierrúos", "negros" e "indios" de la "chusma".

El sistema jurídico, al permitir la doble nacionalidad, propicia una situación ambivalente con respecto a la lealtad y obediencia política hacia el país, y ayuda a que muchos ciudadanos marquen y preserven distancia, no sólo cultural, sino institucional y jurídica con respecto a la "chusma" mestiza.

La declaración constitucional de que los indígenas son "pueblos" distintos del venezolano, con territorios originarios propios y autoridades legítimas asimismo propias, podría ser manipulada para crear situaciones secesionistas o separatistas, como la que acaban de iniciar la etnia guaraní y otras cinco naciones indígenas en la Media Luna de Bolivia, o para sostener, como lo ha hecho la Conaie en Ecuador y numerosas etnias indígenas en Perú, que el Estado no tiene derecho a explotar los recursos en los territorios que los indígenas consideren como originarios.

      7.2. Educación y formación científica

Venezuela presenta un sistema educativo en plena expansión y que ha ganado una trascendental batalla contra el analfabetismo y duplicado la matrícula en Educación Superior.

Programas sin nociones de identidad patria. Hacia los años setenta del pasado siglo, obedeciendo las directrices del plan estadounidense diseñado por Robert Atcon, nuestro sistema educativo eliminó las materias Historia de Venezuela, Historia de América, Geografía de Venezuela y Formación Cívica. Varias generaciones han crecido sin nociones de nacionalidad ni pertenencia histórica y cultural.

Programas sin materias de interés nacional. La ausencia de referencias hacia lo nacional se prolonga en otras ramas del sistema educativo. Hacia la misma fecha, fueron eliminadas las materias de Derecho de Minas e Hidrocarburos de las facultades de Derecho, las de Economía Minera y Petrolera de las facultades de Economía, las de Ingeniería Petrolera de las facultades de Ingeniería. En el pensum de la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela, en 64 materias sólo se estudian tres autores venezolanos, que casualmente vivieron en el extranjero y no se ocuparon de temas nacionales o los consideraron con absoluto distanciamiento.

Investigaciones orientadas por centros hegemónicos.    Una situación similar se presenta en el ámbito de la investigación científica. Con frecuencia los recursos para la investigación se dedican a temas que son del interés de las potencias hegemónicas, o a repetir y confirmar experiencias ya realizadas en éstas, con poca o escasa aplicación a las realidades del país.

 Déficit de profesionales y desempleo profesional.       Venezuela presenta por una parte un déficit de profesionales en ciertas áreas críticas, y por otra parte un desempleo profesional en otras en las cuales la demanda pareciera estar copada o el insuficiente desarrollo económico no abre plazas para una ocupación fructífera.

Por ejemplo, el país presenta un serio déficit de investigadores científicos, ya que apenas tiene la quinta parte de la magnitud recomendada por las organizaciones internacionales.

Cantidades significativas de trabajadores intelectuales sin medios de vida y enfrentados a una eventual proletarizació n constituyen por una parte un desperdicio de recursos humanos y por otra parte un factor de inestabilidad.

Sugerencia: Es del más evidente interés nacional corregir estas deficiencias cuantitativas y cualitativas.

    7.3. Medios de comunicación

Las cinco transnacionales que dominan la comunicación mundial  presentan obsesivamente al gobierno venezolano como  ilegítimo, totalitario, agresor, violador de Derechos Humanos, y vetan toda información o comentario que las desmienta.

El centenar de diarios, las sesenta televisoras, el medio millar de radios del sector privado del país en su casi totalidad  reciclan estas falsedades contra el gobierno electo. Las cincuenta televisoras por suscripción  que cubren 21,34% de los hogares del país son operadas por poderosas transnacionales  y CONATEL indebidamente les permite actuar fuera de la ley.

El aparato comunicacional audiovisual simplemente divulga en más de un 60% contenidos elaborados en el exterior, y un 60% de dicha magnitud consiste en productos estadounidenses que promueven el consumismo, el egoísmo, la codicia y la violencia como valores supremos.

Nuestras plataformas informáticas todavía dependen en gran parte de software monopólico que puede ser hackeado, interferido, espiado o paralizado por empresas o agencias de seguridad de Estados Unidos, como lo fue el de PDVSA a través de la firma Intesa.

En tal sentido, es urgente que las autoridades apliquen efectivamente las leyes sobre telecomunicaciones; amplíen los recursos y facilidades para creación de medios comunitarios y alternativos, y desarrollen programas de pedagogía para enseñar a las audiencias la decodificació n de los mensajes de los medios.

*Escritor, periodista y ensayista venezolano.
 

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