La herencia de Chávez en América Latina

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Chávez ha muerto y comienza ahora una América Latina sin Chávez. ¿Cuál es su legado? La mejor manera de evaluar a un jefe de Estado después de su fallecimiento, es analizar lo que deja tras su muerte.   En el caso de Chávez, su imagen fue ofuscada por una serie de prejuicios ideológicos y culturales, que no dejan ver al personaje de manera clara. Las fallas evidentes de Chávez han sido exageradas por la radicalización ideológica que lo ha acompañado.

Provocador, llegaba a utilizar a Irán, Libia y Siriacomo símbolos de independencia de la política exterior  estadounidense. Pero su esfuerzo no era lograr legitimidad como líder internacional, sino solamente en América Latina. Por lo tanto, todo lo que podía mostrar la impotencia y el declino de Washington, era bienvenido, como educación para su pueblo.

Su política exterior se fue desarrollando básicamente solo en su región. Y era muy sencilla: recuperemos el mensaje de Bolívar, El Libertador, para unir a nuestros pueblos, y lograr independizarnos de Estados Unidos, nuestro histórico dominador.

De debe hacer hincapié en que para esto, George W. Bush fue providencial. Era justamente lo que se necesitaba para mostrar a Estados Unidos con su cara peor. Pero la llegada de Barack Obama le obligó a moderar sus denuncias.

Es necesario reflexionar y ver que su imagen de paria internacional no ha sido por su apoyo a Cuba. Nadie mira hoy a la isla como la base de revoluciones o terrorismo, excepto los gusanos seniles de Florida. Hoy, Cuba es solo un problema de política interna de Estados Unidos, debido al apoyo de la comunidad de exiliados cubanos. Nadie en Washington mira a Cuba como una amenaza.

Pero un jefe de Estado que se abraza con los «rostros del mal», como Gadafi o Ahmadineyad, despierta reacciones adversas en todo el occidente y no solo en Estados Unidos.

Como problema adicional se ajuntaba la incomprensión de la realidad venezolana, donde la verborrea de Chávez, así como el uso de un lenguaje poco elegante, nada aristocrático ni formal, que estimulaba la participación y la identificación de las clases más pobres, era su objetivo político primordial. Para el Norte, esto se clasificaba como demagogia, y no como una formula de comunicación.

Cabe recordar la histórica la definición de Churchill cuando el Mahatma Gandhi apareció vestido de asceta para negociar la independencia de India: «este es un faquir desnudo…»

Es indudable que Chávez lograba llegar no solo a las clases populares venezolanas, sino también a las latinoamericanas. Unas 200.000 personas sin recursos en América Latina recuperaron la visión gracias a Chávez. Él pagó operaciones de cataratas en toda la región, realizadas por legiones de médicos cubanos.

Creó gran estupor en Cuba el que uno de los pacientes en Bolivia resultó ser el sargento Mario Terán Salazar, el ejecutor del Che Guevara en La Higuera, que recuperó la vista gratuitamente gracias a un doctor cubano, pagado por Chávez.

¿Cómo es posible noentender que toda esta gente — por dar un ejemplo– podría no estar agradecida del teniente-coronel venezolano?

Es evidente que América Latina ha tenido un empujón sin precedentes en su camino de integración gracias a Chávez, con su nombre asociado a la Unasur, a la Alianza Bolivariana para las Américas (Alba), al Banco del Sur y al espaldarazo que dio al Mercosur con la incorporación de Venezuela.

La prueba es que las últimas generaciones de líderes, desde Bolivia a Perú y Ecuador, han seguido su camino en el esfuerzo de una política basada en la legitimación popular.

Es fácil clasificar esto como populismo. Sin embargo, no es con una etiqueta que se cancela una incómoda realidad: la clase media en América Latina es numéricamente inferior a las clases pobres, pero tradicionalmente la política solo se dirigía a la clase media, cuando no únicamente a las elites.

El vuelco a la izquierda del último decenio se debe ciertamente al brutal impacto de las políticas neoliberales de la década perdida. Pero no solo. También se explica por el ingreso en la arena política de los campesinos indígenas y de otros sectores más pobres de la región, que pasaban a ser incluidos en la política mucho más que antes.

Por esta razón, la herencia de Chávez es mucho mayor de lo que parece. No hay duda que Venezuela va a tener que recortar los costos de su solidaridad internacional, una perspectiva especialmente cavez socialisopreocupante para Cuba.

No cabe duda que Venezuela va a dejar de ser un paradigma en el escenario político de la región. Pero no es por acaso que varios países declararon duelo nacional y que los líderes que supuestamente estaban en competencia con él, como Lula da Silva y Cristina Kirchner, le hayan elogiado y rendido homenaje.

América Latina ha cambiado con Chávez, y estas fórmulas nuevas de participación y de integración van a permanecer.

Por otro lado, en esta época de globalización, el esfuerzo de volver a los ideales de Bolívar, son un camino ineludible. En una frase famosa, Bolívar dijo que «América es ingobernable: el que sirve a la revolución ha arado en el mar».

La traición a los libertadores por las elites de la época no tiene explicación ideal posible, sino tan solo por la existencia de egoísmos elitistas de una región profundamente homogénea –más que Europa, África y ni hablar de Asia–, pero que no logra integrarse para competir con más eficacia y fuerza.

Mientras el peso geopolítico de este siglo se desplaza claramente hacia Asia, donde China e India son individualmente más grandes que toda América Latina, es sin duda en esta región donde hay creación de políticas ycaminos hacia una democracia más participativa, al contrario de África y Asia.

Brasil, en su condición de una de las nuevas potencias mundiales, habría de incrementar de manera notable la fuerza de la región, tal como lo ha hecho Alemania en la Unión Europea. Y de cierta manera, la elección de un Papa argentino reconoce un papel especial de la zona.

Por otro lado, el declive de Estados Unidos es evidente. Su futuro cómo potencia se juega en Asia, no en América Latina. El analista George Friedman, fundador y director del Stratford Insititute, en su proyección sobre elCHAVEZ EN LA ONU mundo dentro de diez y de 15 años, observa que a Estados Unidos le basta que América Latina no le sea hostil.

La población mexicana en Estados Unidos va a crecer tanto, que para Washington, a la larga México va ser un problema de política interna y no internacional.

Chávez, mientras atacaba diariamente a Washington, reitero, con fines educativos para su gente, mantenía excelente relaciones comerciales con Estados Unidos, y esta va a ser la base de las relaciones con el antiguo enemigo imperialista, que va a consentir mucho más libertad
en América Latina, con tal que no haya enfrentamientos económicos.

Es difícil saber si América Latina va a encontrar finalmente su senda de unidad. En este arduo camino, Chávez ha hecho mucho más que cualquier otro jefe de Estado de la historia reciente. Logró despertar y educar a las masas sobre esta perspectiva. En este aspecto reside su herencia. El tiempo nos dirá si él, como Bolívar, ha arado en la mar.

Si así fuese, Chávez se proyectará en la historia como un sonador frustrado, y lo de Ahmadineyad, la limitación de la democracia institucional, la verborrea televisiva, el lenguaje vulgar, no podrán ser considerados la causa del fracaso de la unidad latinoamericana. La culpa cabrá a toda la clase política y sus egoísmos nacionales. (fin)

*Fundador y presidente emérito de la agencia de noticias IPS (Inter Press Service). Publisher de Other News

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