La influenza humana y seguridad de la población

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Cristian Beroiza*

La seguridad de la población es la principal preocupación de las sociedades occidentales actuales (2009). Esta renovada prioridad de los estados occidentales centrales y también de los estados occidentales periféricos consiste en activar ciertos mecanismos de poder para defender a la sociedad de riesgos internos, aunque la seguridad de una población –demás está decirlo– se puede ver amenazada de muchas maneras y en los momentos más inusitados. Biopolítica de lo global a lo probabilístico.

Lejos quedaron las concepciones del poder como algo centralizado, acumulable, o que es propiedad exclusiva del Estado. Se entiende el poder como una microfísica, elemento constitutivo de todas las relaciones humanas. No se trata de esbozar una teoría general del poder, sino de poner en marcha –con el análisis de las relaciones de poder– el análisis global de la sociedad.

¿Qué ha cambiado, entonces, para que surjan estas técnicas y estrategias de poder “renovadas”?, ¿Qué cosa, cuál fenómeno o qué tipo de conductas pueden ser considerados amenazas internas de una población en un contexto global?, ¿Cómo funcionan las sociedades en este régimen de seguridad y qué conexiones operativas establecen para su funcionamiento y defensa?

Primero, recordar que desde el siglo XVIII “los rasgos biológicos fundamentales constituyen una política, una estrategia general de poder” (Foucault. 1978); es decir, se organizan los dispositivos de poder en relación a ciertas características físicas, fenotípicas, cuestiones de raza o enfermedades, etc., que afectan ahora a las poblaciones. Al hombre como especie en detrimento del individuo que había gozado de protagonismo, y que de a poco se pierde en la bruma del ambiente inmediato que lo soporta: vivir para protegerse de algo que se desconoce; comprar una alarma para el auto; idear métodos de control permanente para manejar las enfermedades; actualizar antivirus urgentemente; levantar muros para contener a los extranjeros indeseables; ponerse bloqueador solar antes de salir a la calle; tomar anticonceptivos; y mucho más.

Las tecnologías de seguridad se ejercen, como ya hemos dicho, sobre una población y para aquello es preciso intervenir lo que comúnmente se conoce como medioambiente (natural, social, sanitario, etc.). No se orientan hacia/sobre el cuerpo de los condenados (para usar una expresión foucaultiana), como en la Edad Clásica, cuando dominaban los dispositivos de poder jurídico-legales; no se organizan, como en las sociedades disciplinarias (siglo XVII y XVIII), a modo de un dispositivo panóptico que sugiere vigilancia permanente sobre un sistema social, agregado al castigo efectivo sobre los cuerpos.

En las sociedades de seguridad se reactivan y transforman las técnicas jurídico-legales, las técnicas disciplinarias que precedieron históricamente como dominantes se multiplican; de hecho existe una “inflación” de estrategias y políticas disciplinarias justificadas por el “enemigo interno”, que para su caso no abole de ninguna manera las técnicas empleadas anteriormente, pues los elementos no se suceden unos a otros… “No hay era de lo legal, era de lo disciplinario, era de la seguridad…”, sino más bien una serie de cambios en la organización correlacional de las tecnologías de poder, movilidad y sofisticación en el funcionamiento de los mecanismos dominantes.

Existen, además, cambios en la relación del soberano con respecto al espacio, porque el territorio ya no importa tanto, importa más “lo global”, que es una sensación (no pasa de ser una sensación) que domina las relaciones biopolíticas y produce una reacción de necesidad de información y conexión que se precisa para garantizar la seguridad: se precisa información actualizada. Los países preferirán estar en conocimiento de sus riegos para prevenir y mantener las amenazas a raya. Conviene, por ejemplo, estudiar en el tiempo las mutaciones de un virus cualquiera, como el A/H1N1 (o influenza humana).

Tenemos el caso de México, el país más afectado por el reciente brote de terror, donde se han contabilizado 45 víctimas fatales, más dos en EEUU y una en Canadá, que juntas hacen un total 48 personas fallecidas. Cosa que en realidad no es mucho, no es proporcional al daño que sufrió México en términos de “imagen”; no es proporcional al impacto en su economía, no es proporcional por muchos otros aspectos, por ejemplo: ¿cómo pudo el gobierno de México prever lo que ocurriría? ¿Cómo se enfrenta una enfermedad supuestamente letal y que no tiene cura? ¿Cómo controlar las magnitudes de una amenaza que parece ficcional y que, cuando se releva, no es tan significativo en los números como se temía?

Lo que importa, dirá Foucault, es que los gobiernos manejen la peligrosidad potencial “dentro de límites que sean social y económicamente aceptables, y alrededor de una media que se considere, por decirlo de algún modo, óptimo para un funcionamiento social dado”. Se trata –por sobre todo– de controlar la relación económica que existe entre el peligro inminente y los costos del plan de seguridad.

Sucede también que en el imaginario global, un organismo internacional como la OMS adquiere figuración de un momento a otro, aún cuando habitualmente no desarrolla una función estrictamente política. La OMS satisface eventualmente la necesidad de monitoreo que los estados nacionales requieren y no pueden desempeñar, debido a que sus propios planes de seguridad surgen insuficientes y restringidos, entre otras razones, por la especificidad jurídico-administrativa que los caracteriza, o porque simplemente las tecnologías de poder no están ajustadas para funcionar sobre un agente concreto, específico o perfectamente controlable. “Lo que caracteriza en esencia al mecanismo de seguridad es la gestión de esas series abiertas y que, por consiguiente, solo pueden controlarse mediante un cálculo de probabilidades”.

Finalmente, un comentario ilustrativo:

La OMS hizo varias declaraciones desde que se desató la influencia porcina, en un principio, por lo que un vistazo somero a esos informes dejará ver características muy sugerentes respecto de la naturaleza de los códigos y los registros enunciativos de la tecnología de poder dominante: informe compacto, muestral y periódico, escrito en inglés con un lenguaje técnico especializado, políticamente inocuo al parecer, de carácter descriptivo, texto que intenta exponer las magnitudes de “un caso X” (influenza humana) que se designa con un código: A/H1N1; y que corresponde a una gran amenaza viral, un riesgo mundial repentino que desata –escondiendo cuestiones importantes– el show mundial de la paranoia y las reacciones desmedidas.

Como en cuento de ciencia ficción (inédito) de Fernando Robles que usaré en la próxima entrega para describir algunas maquinaciones que caracterizan a esta ficción de la seguridad.

* Sociólogo, periodista.

Addenda

Influenza A(H1N1) – update 23
9 May 2009 — As of 06:00 GMT, 9 May 2009, 29 countries have officially reported 3440 cases of influenza A(H1N1) infection.

Mexico has reported 1364 laboratory confirmed human cases of infection, including 45 deaths. The United States has reported 1639 laboratory confirmed human cases, including two deaths. Canada has reported 242 laboratory confirmed human cases, including one death.

The following countries have reported laboratory confirmed cases with no deaths – Argentina (1), Australia (1), Austria (1), Brazil (6), China, Hong Kong Special Administrative Region (1), Colombia (1), Costa Rica (1), Denmark (1), El Salvador (2), France (12), Germany (11), Guatemala (1), Ireland (1), Israel (7), Italy (6), Japan (3), Netherlands (3), New Zealand (5), Panama (2), Poland (1), Portugal (1), Republic of Korea (3), Spain (88), Sweden (1), Switzerland (1) and the United Kingdom (34).

WHO is not recommending travel restrictions related to the outbreak of the influenza A(H1N1) virus.

Individuals who are ill should delay travel plans and returning travelers who fall ill should seek appropriate medical care. These recommendations are prudent measures which can limit the spread of many communicable diseases, including influenza.

Further information on the situation will be available on the WHO website on a regular basis.

Disponible en sitio web de la OMS: aquí.

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