La nueva doctrina Obama: un Bush-lite con el G-20

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Alfredo Jalife-Rahme*
En medio de tantas turbulencias globales y focales que reflejan la desglobalización y el inicio de múltiples balcanizaciones –que van desde Bélgica, con el ascenso del separatismo flamenco, hasta Kirguizia, donde colisionan las etnias centroasiáticas que pueden incendiar ominosamente las periferias del RIC (Rusia, India y China)– pasó prácticamente desapercibida la "doctrina Obama", que opta por un nuevo orden mundial multipolar fincado en la diplomacia.

La nueva doctrina Obama fue primero esbozada en la graduación de la célebre Academia Militar de West Point (NYT, 22/5/10 y The Washington Post, 23/5/10), donde no entusiasmó mucho que se diga a los cadetes, todavía intoxicados con el bushismo súper bélico y su desfalleciente unipolaridad, y quienes, quizá, no estén actualizados sobre las catástrofes de sus superiores en Irak y Afganistán –donde curiosamente Debka (13/6/10), presunto portal del MOSSAD, acaba de anunciar la derrota de EU y la OTAN, quizá para encubrir un ataque unilateral de Israel contra Irán.

Publicada el 27 de mayo y condensada en 52 páginas, la doctrina Obama es técnicamente conocida como Estrategia de Seguridad Nacional (NSS, por sus siglas en inglés), parece optar por la diplomacia multilateral (los geoestrategas de EU tienen pavor al término "multipolar") en conjunción del mando global con el G-20.

Según el portal galo Réseau Voltaire (2/6/10) sólo el manejo de "la comunicación ha cambiado", mientras el fondo bélico del bushismo no ha variado desde el 11/9. Para Dmitry Kosyrev, comentarista político de la agencia rusa (RIA, Novosti, 28/5/10), el documento es "decepcionante" y solamente comporta algunos "interesantes (sic) matices" diferenciales con la doctrina militar de su antecesor y mediante los cuales Obama admite la influencia del BRIC (Brasil, Rusia, India y China), además de Sudáfrica e Indonesia.

El problema no es el documento en sí, que ha sido relativamente bien recibido por China, sino las prácticas bélicas que aún ejerce EU en varios teatros de guerra, –legados por el dogmatismo militar de la guerra preventiva de su antecesor, en medio de un mundo en plena descomposición integral a consecuencia de la decadencia de la otrora superpotencia unipolar.

Resalta en la nueva doctrina el cuidado de las relaciones bilaterales con el surgimiento de la influencia de China y cuyos estrategas acaban de escudriñar el documento en forma favorable (People’s Daily Online, 2/6/10): “comparado con los conceptos estratégicos de la administración de Bush como ‘unilateralismo’, la guerra contra el terror’ y los ‘golpes preventivos’, este reporte fue muy (sic) diferente y parece (sic) que la administración de Obama empieza frescamente”.

Los analistas chinos consideran que las "cambiantes circunstancias" orillaron a Obama a girar de rumbo cuando la anterior "doctrina Bush" se encuentra "empantanada" en Irak y Afganistán.

Debido a la crisis financiera global que dio inició en 2008, "la debilidad (sic) económica estadunidense fue exhibida totalmente (sic)" por lo que la nueva NSS "debe enfrentar esta nueva realidad". A juicio de los analistas chinos, la doctrina Obama está "más arraigada en la realidad" (sic) al "reconocer que se encuentra sobrecargada". (Nota: los puristas hubiéramos escrito "sobrextendida", en la línea de pensamiento del historiador británico Paul Kennedy.)

De acuerdo con la cosmogonía de Obama "los rivales de EU están felices (sic) de ver que EU nunca (sic) recuperará su poder debido a su excesiva expansión de poder" por lo que "el peso de siglo XXI no debe caer sólo en los hombros de los estadunidenses".

El Congreso de Obama no lo dejó ser un Roosevelt, pero ¿será un impotente presidente de la transición de la unipolaridad de EU al nuevo orden multipolar? La desgracia es que los mandatarios de y en transición no suelen acabar muy bien que se diga, como le sucedió a Mijail Gorbachov (tesis pregonada por el portal estratégico europeo De Defensa).

Los estrategas chinos aducen que "los hechos han probado que la habilidad de EU de depender en la fuerza militar para resolver la política regional y los asuntos culturales (sic) es limitada (¡súper sic!) y no se puede comparar el imperio colonial de Gran Bretaña". (Nota: sobre el que China sabe demasiado con las dos guerras del opio que le propinó humillantemente la pérfida Albión.)

Los chinos consideran que el declive de EU orilló a Obama a "creer en la cooperación global y en las alianzas" como “base para configurar un nuevo orden mundial, por lo que "algunos (sic) desafíos globales" –proliferación y seguridad nucleares, cambio climático y crecimiento económico global– "deberán ser tratados mediante el nuevo orden" (inescapablemente multipolar): "en comparación con las políticas foráneas unilaterales y vanidosas (sic) de la administración Bush, Obama adoptó políticas multilaterales (sic) foráneas, relativamente modestas, que encarnan los ideales internacionales".

La "seguridad" de Obama es más amplia que el reduccionismo bushiano al incorporar el crecimiento de la economía estadunidense y la reversión del caos financiero, además de la reducción del colosal déficit fiscal (ya no se diga la impagable deuda), al concepto de seguridad interna, de lo que en su conjunto depende integralmente la influencia global de EU.

El documento no soslaya el "extremismo violento en EU" (nota: basta aver la ley Arizona a punto de ser imitada por 18 estados, mientras Calderón se fue al futbol a Sudáfrica a ver jugar a sus ratoncitos), que forma parte de su "cultura religiosa" (léase: los mexicanófobos WASP, por sus siglas en inglés: blanco-protestante-anglosajón): "un problema social y un azaroso potencial de seguridad".

¿Implosionará EU como el imperio romano? A juicio de los analistas chinos, la adopción del G-20 constituye "un reconocimiento de la evolución del patrón internacional" para configurar el nuevo orden mundial en el que los países emergentes tendrán mayores responsabilidades. En forma sabia consideran que habrá "un periodo de ajuste en las políticas domésticas de EU para llevar a cabo" la nueva doctrina Obama, criticada ferozmente en el interior por los nostálgicos del "excepcionalismo" unipolar y la musculatura militar.

Conclusión: se asienta así nuestro axioma propuesto hace 10 años: se balcaniza lo que no se globaliza. A lo que pudiéramos aportar un corolario inédito: lo que se globaliza artificialmente acaba por balcanizarse aceleradamente. Pero más conforme a la nueva realidad multipolar es que el mundo de los gigantes hexapolares (EU, la Unión Europea, con sus bemoles monetarios, y el BRIC –motivo de reflexión de nuestro próximo libro El híbrido mundo multipolar, editorial Jorale; 2010), tiende más bien a la regionalización en seis esferas de influencia en el planeta entero y es muy probable que la nueva doctrina Obama se haya atrevido a esbozar su ajuste geoestratégico al respecto. Su pecado capital es que representa una doctrina de y en transición.

 

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