La nueva era de la desglobalización
La columnista financiera turco-iraní-estadounidense Rana Faroohar, del Financial Times (FT), supremo portavoz del globalismo neoliberal, opera las exequias rituales de la globalización financierista en el reciente Foro Económico Mundial (FEM): Davos y la nueva era de la desglobalización. Nada nuevo. Aquí lo expresé hace 15 años, y en fechas recientes la desglobalización ha sido puntualmente expuesta por el principal banco europeo Deutsche Bank y BlackRock, de Estados Unidos.
FT no puede ocultar el ánimo sombrío e incierto que se abatió en Davos: desde los asuntos foráneos a las crisis alimentarias, la mayoría de los líderes empresariales se ha vuelto pesimista debido a la incertidumbre global. Jane Fraser, mandamás de Citigroup, externó su triple temor a Rusia, la recesión en ciernes y el alza de las tasas de interés.
Los reporteros del FT citan la opinión del globalista George Soros, quien juzgó el reciente confinamiento de China en Shanghái –para aplicar su exitosa política de cero Covid– como el peor error (sic) del presidente Xi Jinping, lo cual afectará la economía global (sic) cuando la “interrupción de la cadena de suministros, la inflación global son susceptibles de convertirse en depresión (sic) global”. Por cierto, seis días después de las aburridas jeremiadas del jázaro-húngaro-angloestadounidense Soros, China levantó el confinamiento de Shanghái.
Aun los fogosos globalistas fueron presa de la idea de retracción en el templo de la globalización en Davos, cuando existe un inminente peligro de desglobalización acelerada, según C. Vijayakumar, ejecutivo de HCL Technologies.
El obsesivo mantra del cambio climático pasó a segundo término en Davos debido al nuevo enfoque de la seguridad energética estimulada por la guerra que descarrilaría la transición a una energía más limpia (que en realidad encubría, a mi juicio, una guerra subrepticia contra Rusia por el control energético global, cuando los sucedáneos occidentales del gas y el átomo no tienen nada de limpios).
Cabe señalar que entre las varias guerras que se condensaron en forma singular en Ucrania también se despliegan una guerra energética y otra alimentaria, como parte de la guerra híbrida global.
Contrario a la costumbre cacofónica de los globalistas, la fauna de Davos impulsó silenciosamente en la ONU el pasado 22 de mayo una nueva propuesta –después de todas las fallidas, tipo GAVI con el fin de que los países valetudinarios entreguen su soberanía médica a la OMS.
En estricto rigor demográfico, la santa alianza de EU-OTAN y la mayoría de la Unión Europea (que representan alrededor de 15 por ciento de la población mundial) intenta imponer su cosmogonía globalista al restante mayoritario del mundo, en medio de las incoercibles carencias alimentarias y energéticas, que han golpeado en forma inconcebible hasta a los alimentos para bebés en Estados Unidos.
El esquema del Gran Reset propuesto por el zelote globalista alemán Klaus Schwab (KS) (economía verde, desindustrialización, pasaportes salubres digitálicos, divisas digitálicas de los bancos centrales) se ha descarrilado cuando el inexorable tiempo ha impuesto la realidad del Gran Desacoplamiento (Great Decoupling).
El infatuado, patológico e inveterado globalista alemán KS, gran aliado del megaespeculador George Soros, lanzó una temible amenaza al género humano: “También seamos claros, el futuro (sic) no está sucediendo. El futuro lo construimos nosotros, una comunidad poderosa (sic): ustedes aquí en esta sala. Tenemos los medios para imponer este estado (del futuro) al mundo”.
Los globalistas no se van a rendir a la nueva realidad geoestratégica-geoeconómica sin antes haber estimulado varias guerras al borde del precipicio nuclear. El Ícaro de Davos fundió sus alas de cera al acercarse al sol.