La pequeña gigante y su tío Escafandra a la chilena
Nicolás Gomarro.
Marcaron el último fin de semana en la ciudad de Santiago de Chile los largos paseos –y las no menos prolongadas siestas al calor de las tardes– de la Pequeña Gigante y su tío Escafandra cada uno con su corte de liliputienses en rojo al estilo siglo XVIII. "Menos mal", decía la multitud, "que nos hacen descansar de la polìtica". Un repaso general enseña que no fue tan cierto.
La compañía francesa de teatro callejero Royal De Luxe convocó alrededor de tres millones de agobiados santiaguinos a desafiar los sobre 30ª centígrados. Ancianos, madres, padres resignados (primero, luego entusiasmados) y sobre todo niños –que chillarn, se rieron, se asustaron, se perdieron, fueron encontrados y se maravillaron– coparon el centro de la capital chilena.
No era para menos, el señor Escafandra –un buzo de tomo y lomo, como los que se encuentran en los bares antiguos de Valparaíso– buscaba a su sobrina, la Pequeña Gigante, que a su vez a bordo de su barquichuelo iba a su encuentro. Hace dos años el objeto de la búsqueda fue un rinocernte, pero –quizá– como de bestias peligrosas está lleno el país, resultaba menos riesgosa la reunión familiar.
Y ambos personajes navegaron y caminaron por el Santiago viejo; desde el legendario ex Parque Cousiño, hasta el Mercado Central. Nadie se resistió al mega-encanto de las marionetas. La presidenta incluso tomó desayuno con la Pequeña, que durmió bajo el esmog frente a La Moneda.
Fue una fiesta de esas que nadie quiso perderse, una fiesta con música, ternura y sin misterio: todos sabían que el encuentro se iba a producir. Algunos automovilistas utilizaron su mejor lenguaje para protestar por el cierre de calles y avenidas, pero nadie les hizo mucho caso: tres millones de personas caminando y sudando felices sobre el asfalto es mucha gente.
Algunos nostalgiosos sin mayor conciencia pensaron alegóricamente en otro encuentro. El que de verdad esperan… Los pueblos escuchan los cuentos que merecen.
La unica manifestacion humana que le gusta a la Concertacion es la organizada y calculada por ellos mismos: venida de Francia, siutica, condescendiente, con mucho circo y poco contenido, con horario de termino, acordonada por los pacos, con barras de seguridad alejando a la gente de la niña de madera pero con los apernados cara de palo de siempre bien cerquita de la estrella del show.
En en las «otras» manifestaciones populares la unica madera que se ve es el de las lumas de los pacos y la gente participa interactivamente arrancando del guanaco. Un espectaculo gratuito, 100% chileno, que se sigue y se seguira repitiendo sin importar la ideologia del patron(a) de turno.
No comparto ponerle una foto de la bestia y de uno de sus delfines ( el mas oportunista) a los gigantes…. Mientras veia en la calles, como miles de chilenos el desplazamiento de los gigantes, movidos por humanos que sudaban por el tremendo esfuerzo, pensé que por fin el pueblo ocupaba las grandes alamedas como hombres libres, con sus hijos a cuestas, acompañados por esa música embrujadora de los Barrenderos del desierto, que tocaban todo el dia, en pos de una de las manifestaciones mas preclaras de la conciencia humana, el arte y la capacidad de soñar e imaginar. De aqui en adelante deberemos conformarnos con el negro piñera, el huevo fuenzalida el insoportable kike morandé y los "convertidos" ampuero y edwards ( así con minúscula) Ernesto
Ernesto:
No se enoje. Y tiene usté razón, hay nombres que deben ir con minúsculas; no por ganas de ofender, sino por mera gramática.