La pobreza sigue teniendo rostro de mujer

Antifeminismo al acecho 

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Sergio Ferrari

Señales en diversos lugares del planeta indican retrocesos y amenazas contra conquistas feministas. La inquietud crece y las estadísticas denuncian.

Las motivaciones de esta ofensiva antifeminista son variadas. Entre otras, la disputa de poder por parte de sectores machistas y patriarcales; competencia ante nuevos roles jerárquicos asumidos por mujeres; sentimientos sociológicos de una nueva “marginación” vividos por hombres jóvenes que creen que los avances en igualdad de género son un ataque a sus derechos y privilegios.

La ofensiva antifeminista trata de restarle fuerza, además, a la denuncia de que la pobreza extrema en cualquier situación social tiene rostro de mujer:  aproximadamente un 10%, porcentaje que no ha mejorado desde 2020. De no modificarse sustancialmente esta tendencia, en 2030 unos 351 millones de mujeres y niñas sufrirán el flagelo de la pobreza y una de cada tres en edad de procrear podría padecer anemia, enfermedad “social” que disminuye la energía y atenta contra la salud integral. (https://www.unwomen.org/es/noticias/comunicado-de-prensa/2024/03/1-de-cada-10-mujeres-en-el-mundo-vive-en-pobreza-extrema).

La pobreza en México, tiene rostro de mujer: Patricia Olamendi Torres ...En 2024, la probabilidad de que las mujeres pasaran hambre fue mayor que la de los hombres: 26,1% versus 14,2%. En términos de seguridad alimentaria, esta diferencia significó 64 millones de personas. Las mujeres también padecen casi tres años más de vida de mala salud que los varones. Estos datos se agravan debido a la realidad cotidiana de las mujeres, quienes habitualmente asumen una mayor carga de trabajo de cuidados no remunerados que los varones y además quedan excluidas de la propiedad de la tierra, las finanzas y los empleos decentes.

Es decir, se les niegan las herramientas necesarias para prosperar. Según ONU Mujer, en 2024, dos mil millones de mujeres y niñas carecieron de acceso a toda forma de protección social, sin duda una brecha de género que se profundiza cada vez más en el mundo entero (https://news.un.org/es/story/2024/10/1533551).

Antifeminismo, movimiento reaccionario

Alix Heiniger – Festival Histoire et Cité
Alix Heiniger


En un artículo del 19 de octubre en el cotidiano progresista suizo Le Courrier, la periodista Dominique Hartmann, redactora de la sección Igualdad, sostiene que “El antifeminismo ya no es un fenómeno difuso, sino un auténtico contramovimiento social”, y a continuación entrevista a la historiadora Alix Heiniger, miembro del consejo editorial de la revista Nouvelles Questions Féministes (NQF).

Para Heiniger, uno de los elementos de esta ofensiva antifeminista consiste en la dilución de las cuestiones de género en la gobernanza global, fundamentalmente mediante la eliminación de palabras claves. Términos como “derechos reproductivos y sexuales”, por ejemplo, están desapareciendo gradualmente de los textos políticos y legales con el argumento de que los mismo solo sirven a una agenda LGBTQI+ “radical”. “Las armas del antifeminismo son múltiples”, enfatiza Heiniger, de allí la necesidad urgente de “armarnos intelectual y colectivamente” para hacerle frente.

Cuando llega el momento de describir el antifeminismo, Heineger propone “hablar de antifeminismos, en plural”, pues en realidad se trata de la convergencia de numerosos grupos de diferentes edades y motivaciones y con objetivos específicos: masculinistas, movimientos por los derechos de los padres, incels (varones que culpan a las mujeres feministas por su celibato), entre otros. Sin embargo, comparten la visión de que la igualdad entre los diversos grupos sociales de género ya existe, y que lo que está en juego ahora es la recuperación del “equilibrio”. “

En realidad, alega Heineger, “sabemos muy bien que [la igualdad] no es un hecho, ni para las mujeres ni para las personas LGBTIQ+”. Y que la búsqueda de este mentado “equilibrio” es, en realidad, la manera como el antifeminismo “opera a través de un contra discurso reaccionario” para impedir o revertir la igualdad entre géneros. 

¿Por qué? Sencillamente, porque su objetivo primordial consiste en “preservar el poder del grupo social masculino sobre el femenino”, y esto se logra haciendo “retroceder los logros del feminismo”. Esta es la razón por la que, desde principios de la década de los 90, el masculinismo haya funcionado como un movimiento de oposición al feminismo. A partir del año 2000, el Internet le aseguró un relieve notable al posibilitar que muchas personas expresen desde el anonimato opiniones teóricamente punibles con total impunidad debido a leyes muy difíciles de aplicar. Para Heineger, el saldo negativo es innegable debido a que el lenguaje y los actos de violencia en la WEB tienen repercusiones directas en el ámbito social y político.

Como señala Heineger, los partidos conservadores de derecha han sacado provecho de este contra discurso. Concretamente, se apoyan en él para denunciar “la igualdad de género como perjudicial para la familia, pero también para la nación”. Se trata de una ofensiva, fundamentalmente, contra los derechos de la mujer en el ámbito de la sexualidad humana, como el derecho a consentir y a decidir en cuestiones de procreación.

Desde la elección de Donald Trump, por ejemplo, esta ofensiva gradual ha estado impactando las mismas políticas de salud pública en el Sur Global, donde las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) deben abstenerse de hablar abiertamente, entre otros temas, del aborto, cuando tratan de obtener financiamiento.

¿Cómo se puede combatir el antifeminismo?”, se pregunta Heineger. Su respuesta: mediante la investigación y el conocimiento. En otras palabras, “una feminista informada vale por dos”. “Debemos armarnos de conocimiento”, insiste, “para comprender estos mecanismos que generan violencia y malestar, y así comprender mejor el mundo que nos rodea, sobre todo porque constantemente surgen nuevas estrategias” contra el feminismo.

Blindar el aborto como derecho constitucional

La-Marcha-Mundial-de-Mujeres-apuesta-al-feminismo-como-fuerza-transformadora-del-mundo.-Foto-Natalia-Blanco

El mismo día que Le Courrier circuló esta entrevista, el cotidiano español El País publicó a doble página un análisis con el título “La Revolución antifeminista avanza tras décadas de mejoras en igualdad”. Y un subtítulo: “España intenta blindar el aborto en la Constitución como ya ha hecho Francia”.

“La historia jamás avanza en línea recta”, afirma el análisis del periódico español. “Tampoco la del feminismo”. Desde hace más de una década y al calor de la ola reaccionaria que recorre el mundo, se multiplican los recortes a los derechos de la mujer también en el Sur Global y tras años de avances hacia la igualdad. “Ocurre en regímenes políticos y culturales alejados [geográficamente] que están actuando contra la diversidad”, argumenta el análisis, “de los EE UU de Trump, a la Argentina de Milei, la India de Modi o las más cercanas Italia, Hungría o Polonia”. Pero naciones como Francia o España están oponiendo resistencia a esta ofensiva y justifican, por ejemplo, la inclusión del aborto en sus constituciones “como antídoto a este fenómeno impulsado por el auge de la ultraderecha”.

Las-mujeres-organizadas-con-su-movilizacion-en-las-calles-siguen-defendiendo-sus-derechos-y-conquistas-y-confrontan-las-nuevas-tendencias-antifeministas.-Foto-Marcha-Mundial-de-Mujeres-Brasil

“En la mayoría de los países, el movimiento de extrema derecha va acompañado de políticas, entre comillas, de promoción de la familia, con un modelo que no tiene nada que ver con las familias diversas e igualitarias”, reflexiona Cristina Gallach, exsecretaria general adjunta de Naciones Unidas y exsecretaria de Estado de Asuntos Exteriores de España. “También está vinculado”, agrega Gallach, “con un retorno a los valores tradicionales más religiosos y con cortar el acceso de la mujer al mercado laboral” además de negar los derechos sexuales reproductivos. Desde la perspectiva de esos países, “El lugar de la mujer es la casa con los hijos”.

Aunque este proceso empezó hace diez o quince años, afirma el análisis del periódico español, el regreso en enero pasado de Donald Trump a la Casa Blanca constituye un símbolo de la fortaleza de este movimiento. Una de sus primeras decisiones consistió en firmar un decreto para retirar de los organismos del Gobierno de Estados Unidos cualquier declaración, regulación o mensaje que “promueva o inculque la ideología de género”. En la actualidad, sostiene el artículo, partidos nacional-populistas afines a Trump alcanzan una posición muy alta en las encuestas en los principales países de Europa occidental: Francia, Alemania y Reino Unido.

Y en Italia gobierna Giorgia Meloni, una primera ministra heredera del posfascismo. La paradoja, concluye el artículo, es que, en muchos casos, estos movimientos considerados como punta de lanza de la contrarrevolución antifeminista, son liderados por personalidades políticas como Marine Le Pen en Francia o Alice Weidel en Alemania, es decir, mujeres que se ha impuesto en partidos muy masculinos.

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En los países de la Unión Europea (UE), cerca del 30% de las mujeres ha vivido situaciones de violencia física, amenazas y/o violencia sexual a lo largo de su vida. Un 13% sufrió violencia física o amenazas sin violencia sexual; un 17%, violencia sexual. Se trata de constataciones de la última encuesta gestionada por Eurostat, la agencia de los Derechos Fundamentales de la UE, y el Instituto Europeo de Igualdad de Género. Publicada el segundo semestre de 2024, la misma entrevistó a 114.013 mujeres de 18 a 74 años de edad (https://eige.europa.eu/publications-resources/publications/eu-gender-based-violence-survey-key-results).

Según esta encuesta, violencia de género refiere a cualquier forma de violencia dirigida contra una persona por razón de su género. Puede manifestarse de distintas maneras: física (como el feminicidio), sexual (como la violación o el acoso sexual), psicológica o económica, y producirse tanto en el ámbito público como en el privado. Un ejemplo es la violencia doméstica, que ocurre dentro del entorno familiar o entre cónyuges o parejas actuales o anteriores. A menudo, este tipo de violencia la ejercen familiares cercanos o parejas íntimas.

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Los términos “violencia de género” y “violencia contra las mujeres” suelen utilizarse indistintamente, ya que, generalmente, los actos de violencia de género los cometen los varones contra las mujeres. En síntesis, esta forma de violencia se vincula con desequilibrios de poder entre los géneros y es un fenómeno complejo influido por estructuras sociales y culturales, así como por normas y valores arraigados. Prácticas como la mutilación genital femenina, el matrimonio forzado o la difusión no consentida de contenidos sexuales íntimos, se consideran formas de explotación sexual. Además, los ciberdelitos, como el ciberacoso, el acecho en línea o la incitación a la violencia o al odio a través de Internet, también se clasifican como formas de violencia de género.

Los países de la UE con los índices más altos de violencia de género son Finlandia, Suecia y Hungría. En Finlandia, el 57% de las mujeres encuestadas afirmó haber sufrido violencia de género; un 37%, haber sido víctima de violencia sexual. En Suecia, más de la mitad de las mujeres (52%) reconoció haber padecido algún tipo de violencia de género; un 41%, violencia sexual. En Hungría, el 49% de las participantes se identificó como víctimas de violencia de género (17%, sexual; 31%, física). Sin embargo, señala la encuesta, las comparaciones entre países deben hacerse con cautela porque la percepción de conducta perjudicial o inaceptable, así como del grado de conciencia y reconocimiento de los distintos tipos de violencia, puede variar entre los Estados miembros.

Los esfuerzos institucionales de la Unión Europea por confrontar este flagelo, si bien permanentes, de todos modos, parecen insuficientes. La tercera semana de octubre, el Parlamento Europeo (poder legislativo de la UE) resolvió analizar las medidas y los avances en el combate contra la violencia de mujeres y niñas, con especial atención a la explotación de la maternidad. “La violencia contra mujeres y niñas”, afirmo el Parlamento, “persiste como una de las más graves violaciones de derechos humanos en Europa”. Mediante una resolución del 9 de octubreel Parlamento reiteró su compromiso con los derechos de la mujer y la igualdad de género, celebró la hoja de ruta de la Comisión sobre derechos de la mujer y respaldó la declaración de principios para una sociedad igualitaria (https://www.europarl.europa.eu/news/es/agenda/briefing/2025-10-20/8/lucha-contra-la-violencia-contra-la-mujer).La mala situación económica de los jóvenes podría estar alimentando el ...

En 2024, el Parlamento había aprobado la primera normativa contra la violencia de género, con medidas para la prevención de violaciones y una mayor concientización del consentimiento. Además, la confirmación de la criminalización del matrimonio forzado y de la mutilación genital femenina en la UE, así como la prohibición de información privada en Internet sin consentimiento por considerársela “exhibicionismo cibernético” (https://www.europarl.europa.eu/news/es/press-room/20240419IPR20588/el-parlamento-aprueba-la-primera-normativa-europea-contra-la-violencia-de-genero).

A pesar de los esfuerzos institucionales y parlamentarios en uno y otro rincón del planeta, los antifeminismos en sus diversas modalidades continúan promoviendo una ofensiva de peso. Siempre de la mano de propuestas políticas ideológicamente conservadoras y negacionistas que pretenden dictar las leyes universales de la existencia humana. En particular, en un Occidente donde, gracias a su innegable poder económico y su conservadurismo religioso, también insisten en dictar los mandamientos de una nueva moral y las reglas de la “familia perfecta”.

*Periodista argentino residenciado en Suiza, colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

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