Las guerras del fentanilo en un mundo multipolar

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Un problema mayor que los Estados Unidos han enfrentado recientemente es el uso del fentanilo por su población joven. El fentanilo es una droga que se clasifica como un opioide sintético.

Opioide es el nombre que se le da a un medicamento que sirve para reducir el dolor. El adjetivo sintético vienen del hecho que el fentanilo proviene de una síntesis, no se obtiene de manera natural como es el caso de otros opioides como la morfina. El fentanilo sin embargo resulta ser 100 veces más fuerte que la morfina. Recientemente, del 2013 al presente, el fentanilo ha causado preocupación en los gobiernos estadounidenses ya que se ha distribuido de manera ilegal en su territorio provocando adicción en una parte considerable de su población.

Al ser el fentanilo una droga muy potente, el uso de esta sustancia genera una adicción incontrolada que lleva a una sobredosis del usuario que le produce la muerte. De esta manera, el fentanilo se ha vuelto ya un asunto de seguridad nacional en los Estados Unidos, ya que ataca a su demografía, siendo la población joven la más vulnerable.

El fentanilo carcomiendo a los Estados Unidos

Muertes en Estados Unidos por sobredosis entre todas las edades, de 1999-2021

Ya en 2022 el republicano Greg Murphy publicó que el fentanilo produjo más muertes en adultos de entre 18-45 años que el Covid-19 (21.335), el Cáncer (17.114), los accidentes automovilísticos (22.442), los suicidios (21.678) en el periodo de Abril 2020 a Abril 2021, siendo el fentanilo responsable de 40.010 muertes [1]. Esto es, las muertes por fentanilo en población joven y en población adulta-joven es un número preocupante y que ya dobla incluso las muertes por accidentes automovilísticos o Covid-19. Sin embargo, esto es mucho más serio, ya que a diferencia del Covid-19, la adicción a una droga del calibre del fentanilo no tiene vacuna, menos una cura, y su real solución comienza por el no ingerirla.

En la Fig. 1 podemos ver una gráfica que denota porque el fentanilo es tan preocupante y se roba los reflectores entre los demás opioides. Desde 2013 en que la droga comenzó a traficarse más ampliamente para su consumo ilegal, podemos ver que rápidamente, en cuestión de un par de años esta alcanzó y desbancó a todas las demás drogas y opioides en términos de muerte anuales. Más aún, podemos ver que la curva de muertes por fentanilo no se ha aplanado sino que continúa creciendo.

Así, este es un mal que debe preocupar en efecto tanto a demócratas como republicanos. Para los republicanos, el fentanilo es un problema clave a resolver. Los republicanos buscan frenar la inmigración ilegal a la vez que buscan el realce de su población base, mayoría de raza blanca, siendo la que más ha sufrido muertes por sobredosis de manera neta, ver por ejemplo la gráfica en [2] y note sin embargo que la población dominante en términos demográficos es de raza blanca. Para los demócratas, la distribución del fentanilo es ya, de hecho, un problema de la administración actual que ya de por sí tiene problemas de índole militar, económico y financiero.

Por otro lado, no es un secreto que la droga mueve grandes cantidades de dinero alrededor del globo. Recordemos que en términos de lavado de dinero, ya han habido tanto arrestos a banqueros [3] (como es el caso de Wells Fargo), además de presuntas acusaciones a gobernadores [4] (caso reciente la Gobernadora de Arizona, K. Hobbs) e incluso entidades [56]. Pese al flujo de dinero que tiene lugar mediante el narcotráfico, el fentanilo no es como cualquier otro opioide o narcótico, es mucho más fuerte y si no se controla puede causar daños difícilmente reversibles a la demografía estadounidense.

Rutas del fentanilo

Las muertes por sobredosis ya superan en 2021 más de 100.000 habitantes [7]. La administración Biden, de hecho, ya propuso un presupuesto para el año fiscal 2023 de 42 mil millones de dólares para combatir la epidemia de sobredosis, según el embajador de los Estados Unidos en México, Ken Salazar [8]. Sin embargo, hay dos maneras de atacar el problema del fentanilo, 1) disminuir la distribución interna del opioide o 2) interceptar el fentanilo que llega del extranjero.

Típicamente en declaraciones del Senado de los Estados Unidos, el primer punto no se vuelve un tema de polémica tan importante como el segundo. Lo mismo ocurre con la prensa estadounidense. Así,  mostramos las “rutas del fentanilo”. Aquí es donde la política de relaciones internacionales “realista” de los Estados Unidos toma relevancia. En los Estados Unidos existe la corriente de pensamiento de que China está efectuando una especie de guerra del opio inversa (en alusión a las famosas guerras del opio del siglo XIX entre británicos y chinos). Esto es, una versión moderna de las antiguas guerras del opio que se vuelven ahora una guerra del fentanilo. Mientras que China es el principal productor de fentanilo y sustancias relacionadas con el fentanilo que llegan a los Estados Unidos según la DEA [9] y declaraciones de algunos congresistas [10], el fentanilo puede llegar directo o ser manufacturado en México o Canadá para luego arrivar a los Estados Unidos. De esta manera, la ruta del fentanilo es básicamente China-Canadá/México-Estados Unidos.

El rol de México en la guerra del fentanilo y la doctrina Monroe.

Tráfico del fentanilo en los Estados Unidos.

Las cantidades de fentanilo provenientes de Canadá son más pequeñas que las llegan desde México. Así, los estadounidenses culpan principalmente a México por el consumo de fentanilo en los Estados Unidos. Sin embargo, curiosamente el fentanilo no se consume ni de cerca por la población mexicana como lo es por la población estadounidense una vez que cruza la frontera (comparar datos anteriores con [11]).

Los gobiernos de Estados Unidos y México mantienen diálogos actualmente en el Marco Bicentenario de Seguridad [12] para combatir, entre otras cosas, el tráfico y distribución de drogas sintéticas. Por otro lado, los republicanos no creen que las estrategias de control del fentanilo sean efectivas y usan esto como punta de lanza tanto contra demócratas como contra el gobierno mexicano.

El pasado 29 de Marzo, el Senador republicano Lindsey Graham, entre otros, propusieron designar a los cárteles de la droga como organizaciones terroristas extranjeras [13]. Esto con el fin de poder, en base a su constitución, tomar medidas ante los cárteles pudiendo ingresar a territorio mexicano para combatirlos. Esto de inmedianto encendió las alarmas en México que respondió mediante el Canciller Marcelo Ebrard (más afín a demócratas que republicanos), que durante una entrevista mostró la gráfica que adjunto en la Fig. 3. Esta gráfica muestra que al menos el 80% del fentanilo que se distribuye en los Estados Unidos es traficado por ciudadanos estadounidenses.

Más aún, el canciller contestó en conferencia de prensa que México no es el problema, sino que es parte principal de la solución del problema e inclusive mencionó la frase “de tú problema” [14]. Incluso, Ebrard llegó a decir que México es el país que más contribuye a combatir el fentanilo [15], lo cuál no podría ser tan descabellado, ya que China lo produce y vende, Estados Unidos la consume, y México la cruza a través del Río Bravo mientras los cárteles de la droga se refuerzan, acarreando problemas.

México parece tener un rol similar al que tuvo la India durante las guerras del opio. Sin embargo, el fentanilo y sustancias relacionadas no se producen en México, sino que vienen exportadas directamente de China. Por consiguiente, el Presidente de México (AMLO) mandó una carta al líder supremo chino Xi Jinping [16]. Mientras que la carta señalaba que México es tanto amigo de Estados Unidos como de China, también acusó a los legisladores injerencistas de cometer “groseros amagos” y recalcó que México se forjó resistiendo invasiones. Sin embargo, el motivo principal de la carta es solicitar datos a China que ayuden a la investigación del tráfico del fentanilo.Drogas y una jeringuilla

Podemos inferir entonces que ante los reclamos republicanos, México optó por ponerse en contacto con China como país neutral, en vez de guardar silencio. Este puede ser un recurso interesante a largo plazo. Mientras que México recalca su soberanía y neutralidad, también se muestra dispuesto a entablar diálogos con China y buscar su cooperación, con el fin de solucionar problemas en materia de seguridad interna en precisamente los Estados Unidos.

En respuesta sin embargo, el ministerio de relaciones exteriores de China negó el tráfico de fentanilo desde China y dijo no estar informado de ninguna encautación de fentanilo proveniente de las tierras del gigante Asiático [17], dejando el debate abierto.

Por otro lado, las frases de Lindsey Graham causaron tanto desdén ya que (y me permito hacer la analogía), de la misma manera que por ejemplo Rusia ve el conflicto en Ucrania como una crisis existencial, México ve cualquier intervención de los Estados Unidos como una potencial crisis soberana. México ya ha sido invadido al menos 7 veces por los Estados Unidos [18], y cualquier declaración que muestre sospechas de intervención encenderán al máximo las alarmas en México. Además, en México existe la tésis de que Estados Unidos tiene un interés geoestratégico en la Cuenca de Burgos, un territorio mexicano que es rico en minerales, recursos naturales y agua.

Esto podría ser podría de interés para Estados Unidos que podría aplicar su técnica del fracking o extraer minerales estratégicos [192021] (recordar que el fracking sin embargo produce sismos [22]). Recordemos que la Cuenca de Burgos es la mayor reserva de Shale Gas en México, del cual México escasea, en comparación al petróleo.

Aunado al fentanilo, México continua teniendo problemas con su vecino del norte, donde los problemas de seguridad son ahora problemas bilaterales al estar ambas naciones tan entrelazadas. Mientras tanto, México tiene que buscar aplicar las leyes y mantener contento al gobierno de turno en los Estados Unidos, a la vez que tiene que lidiar con diversos problemas que podrían violar su soberanía. Por ejemplo, el caso del fentanilo y una intervención debida a los cárteles de la droga (mejor armados por los Estados Unidos en la era Obama) que ya comentamos.

La Operación Rápido y Furioso que armó a los cárteles de la droga en México, inclusive mejor que el propio ejército mexicano con armas provenientes y vendidas por los Estados Unidos [23], la cuál ya podría ser considerada una injerencia sobre territorio nacional en la era Obama y permitida por el gobierno de Felipe Calderón. Las insinuaciones de crisis democrática en México por el Secretario A. Blinken a finales de Febrero, cuando el gobierno mexicano busca reestructurar legalmente sus organismos democráticos [24] (caso INE).

Todos estos son claros ejemplos de la doctrina Monroe de Estados Unidos que considera a México como parte de su territorio comercial y energético (USMCA o TMEC), territorio militar (con el Comando Norte), e ideológico (con el modelo de democracia liberal al estilo estadounidense que México no puede ni debe ni de cerca titubear).

Lindsey Graham, el autor de la última de las declaraciones anti-mexicanas monroistas de Estados Unidos, se considera a sí mismo un admirador de R. Reagan, Presidente número 40 de los Estados Unidos. Recordemos (y como señaló anteriormente A. Jalife [25]) que un republicano de peso en los tiempos de Reagan era su Secretario de Defensa Caspar Weinberger. Caspar Weinberger escribió un libro llamado “La siguiente guerra” (The next war) donde visualizaba ya, de manera bélica siendo él de fondo un “realista” de las relaciones internacionales, una potencial guerra con México debido a un gobierno que él llamaba radical. Así, cualquier forma de oposición mexicana para resguardar su soberanía, debe ser ejercida con la máxima cautela dada la retórica estadounidense hacia México.

Consejos para las naciones de América del Norte en vísperas del mundo multipolar.

En vísperas del nuevo mundo multipolar que está ya en la mesa, y un conflicto que Washington está manteniendo con el eje Pekín-Moscú ya ha tocado todos los niveles, los conflictos internos de Estados Unidos podría ser clave para el desarrollo de los hechos. Recordemos que muchas veces los grandes imperios no necesitan ser derrotados directamente, sino que implosionan o colapsan por dentro.

En el caso de los Estados Unidos, parece ser que ellos estaban sobre-extendidos y ahora sufren (irónicamente) un “rollback”. Los Estados Unidos ya retiraron sus tropas de Afganistán, ya no son partícipes en acuerdos de seguridad en Medio Oriente (Trato Arabia Saudita-Irán [26]), están haciendo regresar sus empresas de China (off-shoring a near-shoring) e inclusive Taiwán (27) y luchan por preservar aliados (Turquía, Brasil, etc).

Pero principalmente, sufren una crisis interna que es más importante que perder el dominio hegemónico unipolar. Así, actualmente Estados Unidos sufre crisis: A nivel ambiental (Tragedia de Ohio), a nivel político (conflicto demócratas-republicanos), a nivel financiero (quiebra de bancos), a nivel sociocultural (tiroteos, control de armas, comunidades en contra), a nivel demográfico (la población en declive por la sobredosis de droga y crisis social).

Así, Estados Unidos debe, mientras aún es posible, lidear exclusivamente con sus problemas internos y regionales y abandonar sus instintos hegemónicos. Una vez que empujó a Rusia a los brazos de China (el principal error de Obama), la situación se volvió crítica y la crisis interna merece más atención. China no tiene problemas de gobernabilidad y crisis social interna como sí los tiene Estados Unidos. Más aún, los tres países poseen armas nucleares y eso no produce ninguna ventaja hacia uno o el otro en la era moderna. Sin embargo, lo que sí produce una ventaja es el dólar, el último bastión de dominio global que Estados Unidos podría estar a punto de perder con el ascenso del Yuan y otras divisas basadas en “commodities”.

Si Estados Unidos pierde el dólar como arma de sanciones (como mencionó recientemente Marco Rubio), el dominio estadounidense será más bien regional, lo cuál suficiente. Por lo tanto, Estados Unidos debe aceptar el sub-rol de potencia hegemónica como uno de los Polos en el mundo multipolar y concertrarse en sus problemas internos y llevar a cabo una serie de reformas radicales. Si, en cambio, insisten en ser hegemónicos en un mundo unipolar, podrían terminar perdiendo más de la cuenta e incluso balcanizarse.

Mientras tanto, México siendo vecino de un gigante en declive, debe buscar reforzar y en una última instancia utópica, afirmar su soberanía total. Por lo tanto, México debe soportar cualquier embate estadounidense y ajustarse a las políticas que vayan surgiendo en Estados Unidos. De igual forma, México debe continuar siendo un socio de los Estados Unidos y tener un rol protagónico en la posible nueva era industrial del Litio y los autos eléctricos, con el triángulo Plan Sonora-Arizona-Bacadéhuachi y Tesla. Al mismo tiempo, México debe continuar su participación en organismos como la CELAC donde los lazos con otras superpotencias extranjeras podrían ser posibles indirectamente.

A su vez, México como principal productor a nivel mundial de Plata, debe recuperar (o mínimamente negociar) y auditar su Plata, que está siendo extraída de sus minas por canadienses y anglosajones. Entonces deberá promover una divisa en común comenzando con algunas naciones fuertes o con commodities importantes de América Latina, como lo es Brasil (miembro del BRICS) y Perú (segundo productor mundial de Plata). Así, podrán incluirse eventualmente otros países al proyecto de divisas y México podría manejar tres divisas: Peso (divisa nacional), Dólar (divisa base de América del Norte) y una divisa común latinoamericana basada en commodities con la que México pueda operar.

De esta manera, México debe moderar su integración con Estados Unidos y América Latina y volverse un puente entre dos civilizaciones (Occidental y Latinoamericana). Mientras que el corazón de la nación añora un sueño bolivariano, el realismo geopolítico demanda una América del Norte. Sin embargo, México como el más cercano (aunque lejos) a ser un Estado-Civilizatorio en América ya que cuenta con una gama de culturas ancestrales, debe asumir el rol de ser el estado transicional entre las dos civilizaciones en el continente de América.

Así, a manera de semblanza a la vieja pirámide del templo mayor en la antigua Tenochtitlán, México deberá ser la cuna civilizacional del continente americano siendo un epicentro que separa dos civilizaciones, la Occidental (la que hace la guerra como Huitzilopochtli) y la Latinoamericana (la que aún busca nacer, esperando las lluvias de Tlaloc)

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