Las uber-suciedades

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Una filtración que recopila archivos confidenciales de la aplicación de transporte Uber evidencia tácticas éticamente cuestionables y también ilegales, que la compañía usó para propulsar su frenética expansión global hace casi una década.  “Los archivos de Uber”, es una investigación periodística realizada entre docenas de medios que revela que representantes de la compañía sacaron provecho de la reacción a veces violenta del gremio de los taxis para obtener respaldo político y evadir a las autoridades regulatorias, a medida que buscaba conquistar nuevos mercados.

Aunque Uber se publicitó como líder de la revolución digital, los archivos muestran que, para impulsar su agenda, adoptó prácticas de la vieja escuela: inyectó millones de dólares en su maquinaria de influencia global para ganarse los favores de políticos, reguladores y otros líderes, algunos de ellos deseosos de “ayudarlos”.

La experiencia de Marsella

Hace siete años, los taxistas estaban provocando un caos en Marsella, la segunda ciudad de Francia. Dieron vuelta autos, quemaron llantas y cerraron los accesos al aeropuerto y a la estación de tren en protesta contra Uber, a la  que acusaban de violar las leyes y la consideraban como una amenaza a su forma de vida.

El 20 de octubre de 2015, después de varios enfrentamientos, la Procuraduría Regional finalmente suspendió el servicio en algunas partes clave de la ciudad. Necesitada de aliviar la situación con el gobierno, Uber buscó la ayuda de un exbanquero de inversión, que también era una estrella creciente en el mundo político francés: Emmanuel Macron, entonces ministro de Economía.

“Lo veré personalmente”, escribió Macron por mensaje de texto al lobista jefe de Uber en Europa en la madrugada del 22 de octubre. “Mantengamos la calma hasta entonces”, agregó. Esa misma tarde la Procuraduría Regional de Marsella revirtió su orden, una medida que Uber celebró como un triunfo. “Buena cooperación”, escribió el lobbista Mark MacGann a Macron. “Gracias por su apoyo”.

Este mensaje forma parte de más de una docena de comunicaciones inéditas, filtraciones de nuevos archivos internos, que incluye al menos cuatro reuniones entre representantes de Uber y Macron, todas realizadas mientras la empresa enfrentaba investigaciones sobre sus operaciones en Francia y buscaba mantener su presencia allí.Neelie Kroes

Los agresivos métodos de Uber para hacer negocios eran conocidos ampliamente, pero, por primera vez, estos documentos dan una visión única e íntima de los extremos a los que llegó para alcanzar sus metas. Muestran cómo la ex comisionada Neelie Kroes, una de las principales representantes en Bruselas, estuvo en conversaciones con Uber antes de que finalizara su período oficial, y que luego hizo cabildeo de manera secreta para la firma en una violación a las reglas éticas de la Unión Europea.

La Comisión Europea (CE, órgano ejecutivo de la UE) ha pedido a la que fuera responsable para asuntos digitales de la Unión Europea, Neelie Kroes, más información sobre su supuesta implicación en actividades de presión para la empresa estadounidense.

Miles y miles de documentos comprometedores

En total, son 124.000 documentos de entre 2013 y 2017, inicialmente obtenidos por el diario británico The Guardian y que luego compartió con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación. En uno de los mails revelados, el cofundador y antiguo presidente Travis Kalanick le escribió a otro líder de la empresa: “La violencia garantiza el éxito”. Lo dijo mientras impulsaba una contraprotesta en medio de las manifestaciones de París en 2016 contra la llegada de Uber.

Los archivos muestran que ejecutivos de Uber se reunieron con Macron, con el entonces primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, la entonces primera ministra irlandesa Enda Kenny y el entonces presidente estoniano Toomas Hendrik Ilves, entre otros jefes de Estado.

Los ejecutivos de Uber cortejaban a oligarcas vinculados con el presidente ruso Vladimir Putin a través de exfuncionarios de Estados Unidos y el Reino Unido, y pactaron acuerdos especiales con ellos. Estos oligarcas han sido sancionados posteriormente por gobiernos occidentales, en el marco de la invasión de Ucrania.Un carro volteado por manifestantes

Uber también buscó aprovechar a exfuncionarios como Jim Messina, quien fuera jefe de oficina del entonces presidente estadounidense Barack Obama, que tomó a Uber como cliente, desarrollando papeles duales.

Preguntó, por ejemplo, a un lobbista de Uber si debía hablar de los problemas regulatorios de la empresa en España con el entonces primer ministro Mariano Rajoy, de quien llevaba al mismo tiempo la campaña política. Messina también fue clave en Argentina. Por la buena sintonía entre Obama y Mauricio Macri, el estadounidense habría entrado en contacto con ministros nacionales.

En 2014, Uber ya dominaba el mercado de servicios de viajes en Estados Unidos y aspiraba a conquistar el resto del mundo. Tan solo ese año, repleta de efectivo de inversionistas como Jeff Bezos y Goldman Sachs, la empresa de apenas cinco años penetró en 31 países. Y provocó crisis regulatorias en cada uno de ellos.

En lugar de pasar por el proceso tradicional que consiste en conseguir permisos o en buscar cambios legales y regulatorios en el servicio de taxi, Uber se impuso a la fuerza, destrozando a sus rivales mediante ofertas de viaje con descuentos excesivos, como ocurrió en Buenos Aires, la ciudad que más resistió el desembarco de la plataforma de viajes en la región.

Uber también reclutó a un batallón de ex funcionarios, incluyendo a varios exasesores de Obama: apelaron a funcionarios para cerrar carpetas de investigación, modificar cláusulas de derechos laborales, diseñar nuevas leyes sobre taxis, y alivianar la supervisión de antecedentes de los conductores.

Travis Kalanick, el creador de UberJoe Biden, entonces vicepresidente de Estados Unidos, tuvo una reunión con el mandamás de Uber, Kalanick, en el Foro Económico Mundial en Davos en 2016. Kalanick se puso impaciente en una ocasión, cuando Biden llegó tarde. “Le dije a mi gente que le hiciera saber que cada minuto tarde será un minuto menos que tendrá conmigo”, dijo el empresario de 39 años a un colega en un mensaje de texto.

Apenas una semana después de la reunión de Kalanick con Biden, mientras los taxistas franceses planeaban sus protestas contra los conductores de Uber, el Kalanick envió un mensaje de texto a sus colegas declarando el posible lado positivo del desorden: “La violencia garantiza el éxito”.

Los escándalos de Uber en Estados Unidos, entre ellos el espionaje a funcionarios públicos, y la filtración de los malos comportamientos de sus ejecutivos, ya dieron material para libros, series de televisión e investigaciones periodísticas. Los Uber Files revelan ahora la historia desde adentro que muestra cómo sus ejecutivos operaron su lobby para transformar a Uber de una empresa emergente de Silicon Valley a un gigante global.

“Hasta el momento se ven como agresivos”, dijo el primer ministro holandés, Mark Rutte, al fundador de Uber, Travis Kalanick, en 2016. “Cambien la forma en que la gente ve la empresa” insistiendo en sus lados positivos, aconsejó Rutte. “Esto les hará parecer tiernos”, sugirió.

Esta agresividad, que consiste en penetrar en mercados nuevos sin la aprobación de gobiernos, expuso a sus conductores a la ira de los taxistas, quienes veían su fuente de ingresos amenazada por competidores que no estaban obligados a jugar bajo las mismas reglas. Tanto en Europa y Asia como en Sudamérica, los taxistas protestaron, acosaron a los clientes e incendiaron coches de conductores de Uber. AFP 162

Los archivos incluyen detalles sobre intercambios y encuentros: un embajador dialogando con un inversionista de Uber en una sauna en Finlandia; un oligarca ruso entreteniendo ejecutivos de la empresa con una banda cosaca, o un abogado de la empresa difundiendo un “manual de inspecciones sorpresas” que indicaba a los empleados los pasos a seguir en el caso de un allanamiento en las oficinas de Uber.

Los Uber Files también muestran que la empresa utilizó tecnologías sigilosas para frustrar investigaciones gubernamentales de manera mucho más extensa que la previamente reportada. Ejecutivos de la compañía activaron un llamado “interruptor de emergencia” para cortar el acceso a los servidores de la empresa y evitar que las autoridades encuentren evidencias durante los allanamientos a las oficinas de Uber en por lo menos siete países, según los documentos filtrados y fuentes públicas.

Kalanick renunció bajo presión en 2017, cuando los inversionistas expresaron sus preocupaciones sobre la cultura laboral en Uber, incluyendo las alegaciones de hostigamiento sexual, discriminación racial y bullying. Permaneció como director hasta finales de 2019.

*Periodista y politólogo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

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