Lecciones en Chile… la lucha da lo que la ley niega

Andrés Figueroa Cornejo.*

Una significativa victoria lograron los trabajadores de la construcción que edifican el nuevo hospital de Rancagua. Luego de un mes de diálogo infructuoso con la empresa compuesta por las constructoras Echeverría Izquierdo, Comsa (capitales hispanos) y Oas (transnacional brasileña), los obreros votaron la huelga el 30 de abril y la hicieron efectiva el 3 de mayo. Una semana duró la paralización de faenas y los 400 trabajadores en lucha obtuvieron importantes demandas.

El mega proyecto hospitalario de la VI Región tiene un valor total de 67.000 millones de pesos. Como las labores llevan tres meses, para no aceptar el convenio con los obreros, la patronal esgrimió el artículo 308 del Código del Trabajo que afirma que los trabajadores no pueden negociar colectivamente si no tienen menos de un año de permanencia en la obra. Asimismo, los empleadores arguyeron que no era legal negociar con un sindicato interempresa, ni con asalariados por faena. Sin embargo, la organización y movilización dieron lo que la ley quita.

Lo ganado

Las reivindicaciones laborales estaban asociadas a mejoras en materia de seguridad e higiene. Los obreros corrían riesgo de vida. Los pilares enfierrados que pesan toneladas eran sujetos apenas por sogas de nylon o pita, en vez de cable acerado; y el ángulo de talud era tan pronunciado que facilitaba peligrosos accidentes. Además los sueldos de los obreros eran de miseria.

El Presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Construcción  Montaje y Afines (SINTEC), el joven dirigente Jorge Hernández, de 24 años, señala que “gran parte de los jornaleros estaba ganando el mínimo, mientras los carpinteros y albañiles llegaban apenas a $ 240.000 pesos mensuales, muy por debajo de los sueldos del propio mercado, esa palabrita con la que hacen gárgaras los empresarios”.

Finalmente, por la fuerza de los hechos y la convicción de los trabajadores se obtuvo “que los jornaleros reciban hoy $ 220 mil pesos como piso, más los bonos y el pago de las horas extraordinarias; y que los carpinteros ganen $ 340.000 pesos al mes, como piso. También se consiguieron aguinaldos, bonos de término de conflicto (entre $ 130 .000y $ 150.000 pesos); y que las capacitaciones Sence sean administradas por los propios obreros. La huelga resultó legítima y efectiva”.

Negociar por actividad económica

El dirigente del SINTEC informa que la situación de los trabajadores de la construcción en el país es precaria y que se ha agravado con la crisis económica en curso, el gobierno de la derecha tradicional y los efectos del terremoto-maremoto.”El empresariado está manteniendo y aumentando sus tasas de ganancia, metiendo la mano al bolsillo de los trabajadores”, dice Jorge Hernández.

Para el dirigente sindical, “nuestro objetivo es construir un sindicalismo por rama de producción o servicio, en vez de por empresa. Así tenemos más fuerza.”En el último tiempo, el SINTEC ya ha negociado con éxito en la empresa Atrio —fabricante de baldosas— y en la obra del edificio Gabriela Mistral, ex Diego Portales y ex UNCTAD (sede de la Tercera Conferencia Mundial de Desarrollo y Comercio de las Naciones Unidas en 1972). Allí Salvador Allende hizo una promesa a los trabajadores en orden a mejorar sus condiciones de trabajo y salario —explica Hernández— y ahora hay obreros en la construcción del Gabriela Mistral que también participaron en la edificación de la UNCTAD.”

Las condiciones en que se trabaja

Según Jorge Hernández, los 600.000 trabajadores de la construcción que hay en el país “salen a ganarse el pan, no más. No tienen vacaciones. Las tasas de accidentabilidad hablan de que cada tres semanas muere un obrero en la pega. No tienen seguridad social. Lo acumulado en las AFP’s no alcanza para una jubilación digna: por eso hay viejos de 70 años todavía en las obras.

"Muchos son desempleados de otros rubros (es típico que cuando cae la industria manufacturera, la gente parte a la construcción). Son pobladores, trabajadores pobres, y en la zona centro-sur son parte de los pueblos originarios.”

—¿Cómo ve la sociedad chilena al obrero de la construcción?

—Por un lado, con una simpatía casi folclórica. Y por otro, muy mal: como si fuera el peor empleo posible.

La fuerza patronal y la estrategia obrera

“Con el tema de la reconstrucción por el terremoto hay más puestos de trabajo, efectivamente. El problema son las condiciones de ese trabajo —señala Hernández—. Nosotros estimamos que las políticas actuales del gobierno sólo están beneficiando a los empresarios. Debería aplicarse un impuesto importante al cobre en vez de que el país siga endeudado.

”La contraparte de los trabajadores del sector es poderosa. La Cámara Chilena de la Construcción tiene la AFP Habitat, la Caja de Compensación Los Andes, la Mutual de Seguridad, las isapres Consalud y Megasalud, la Corporación Médica de los Trabajadores. Todo eso también lo han hecho con el trabajo nuestro.

"Sin embargo, no tenemos ningún beneficio social”. El dirigente dice que “las armas del empresariado son la fragmentación de los trabajadores. Por eso hay que fusionarse con otras organizaciones”.-

—¿Y cuál es la agenda que están llevando adelante?

—Estamos planteando una negociación con el Ministerio de Obras Públicas, y creemos, incluso, que debería hacerse con todos los departamentos de arquitectura de los ministerios. Nuestro horizonte está en el Convenio Nacional de Trabajadores de la Construcción de 1972: tarifado, sueldos piso que funcionaban en todo Chile.

"Hoy, por ser un oficio de alto riesgo según los estándares internacionales, el pago no debería estar por debajo de los tres ingresos o salarios mínimos; es decir: $ 495.000 pesos mensuales para un jornalero.

Sobre las centrales sindicales existentes, Hernández opina que “no son representativas de los trabajadores. La CUT está levantando demandas que mantuvo calladas durante los 20 años de la Concertación. Ahora bien, si no nos organizamos por actividad económica, estamos perdidos. Además, el sueldo mínimo no puede ser inferior a $ 400 mil peso, y la indemnización por años de servicio deber ser sin tope”.

El SINTEC publica el periódico El Andamio (que honra la memoria de la Unión de Resistencia de Estucadores), y para tomar contacto con el sindicato hay que escribir al correo electrónico sintec.construccion@gmail.com, o ir directamente a la calle San Francisco 51, a metros de la Alameda , en Santiago de Chile.

* En
www.elciudadano.cl — las imágenes del archivo de esa publicación.

 

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