Ley de subcontratación: – ¿LEGALIZACIÓN DEL »TRABAJO BASURA»

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Desde hace varios años, trabajadores y trabajadoras de empresas contratistas, subcontratistas como trabajadores/as suministrados, iniciaron procesos de organización que culminaron en grandes e importantes luchas por mejorar sus condiciones de trabajo y de salarios. Entre estas luchas –no publicadas en la prensa oficializada– están las de los trabajadores y trabajadoras de transportes de la Coca-cola, de contratistas y subcontratistas de las mineras del norte, de suministradoras para los Call Center, portuarios, de contratistas de grandes hipermercados, de las salmoneras, etc., etc.

Su petitorio apuntaba por distintos caminos a mejorar las condiciones de trabajo y de remuneración. En algunos casos los trabajadores/as impulsaban la lucha legal y la lucha directa (la movilización) creyendo que la mejor opción era ser incorporados a la planta o matriz o mandante, confiando en que éste solo acto significaría un cambio en su contrato; es decir, un contrato mejor (igual al contrato de la planta), y por tanto mejoraría el trabajo y el sueldo de estos trabajadores/as.

En otros casos, el desarrollo de la pelea legal y de la pelea directa era contra el contratista y contra el mandante al mismo tiempo, para que mejoraran las condiciones de trabajo y de remuneración, evitando así que se tiraran la pelota uno a otro y alargaran el proceso de negociación hasta que se agotara o se perdiera la paciencia. Estos trabajadores y sus organizaciones entendían que «pasar a la planta» no aseguraba un mejor trabajo. De hecho, venían viendo que los trabajadores/as nuevos que entraban a la planta comenzaban a entrar en condiciones similares a las de los contratistas, por lo que entrar a la planta no era la solución.

Fuera cual fuera la estrategia utilizada por los trabajadores y sus organizaciones, el proceso de luchas legales y de luchas directas (movilizaciones) seguía creciendo y sumando más y más trabajadores y organizaciones. Pero no sólo sumaba a trabajadores/as contratistas y suministrados. También dio origen a que otros trabajadores, con patrones de mandantes, comenzaran a discutir y a darse cuenta que sus condiciones de trabajo y de salario también estaban por el suelo y que cada día se asemejaban mas a las de los contratistas.

Se iniciaba así una incipiente discusión entre los trabajadores contratistas, subcontratistas, suministrados –los llamados «externos»– y los trabajadores de la planta, los supuestamente fijos. En esta discusión se comenzaron a dar cuenta que los problemas que tenían unos y otros eran en muchos casos similares si es que no los mismos:

– sueldo base muy bajo,
– bonos que eran muy malos y que casi nunca se ganaba el máximo,
– jornadas de trabajo muy largas,
– pocos o ningún descanso real,
– puestos de trabajo tóxicos,
– puestos de trabajo con ninguna comodidad,
– ningún reconocimiento al trabajador/a sino mas bien desprecio y falta de respeto hacia él o ella,
– poca o ninguna seguridad
– y mas encima con la inseguridad de que te «cruzaras» con el llamado jefe, «coordinador», «encargado», «lider», «el capataz» del trabajo y te echara de un día para otro y sin ni uno.

Todo este proceso comenzó a ser visto y analizado con preocupación por parte de los empresarios, sus gerentes y el gobierno, pues era una proceso que aunque incipiente se comenzaba a radicalizar: se hablaba del trabajo precario, de lo malo que era la flexibilidad, de que apenas sobrevivíamos con estos trabajos inseguros, de que el sistema económico y social sólo beneficiaba a unos pocos, que la situación era muy injusta y que era necesario modificarla de raíz.

Frente a esta radicalización, los empresarios, sus gerentes y el gobierno respondieron con una de las estrategias que han usado miles de veces: anunciar una ley, hacer como que se discute la ley y los problemas de los trabajadores, dejar pasar un buen tiempo y, en medio de alguna parafernalia, aprobarla.

El proyecto de ley en realidad poco y nada tuvo de nuevo, pues gran parte de las modificaciones que anunció o ya existían en otras leyes o los patrones ya las hacían… ¿o alguien ha vivido o siquiera visto mejorar sueldos y trabajos después de la Ley?…o llegó el patrón y le dijo: «mire hombre (o mujer), salió la ley así que le voy a subir el sueldo y se podrá ir mas temprano, ¿le parece?» Pues de seguro no y eso es porque la ley no hizo mas que legalizar una situación que ya existía en los hechos: legalizar el trabajo basura.

Con el anuncio de la ley y su posterior publicación se frenó por un tiempo no sólo el proceso de luchas legales sino que también las luchas directas: las movilizaciones. Una importante cantidad de trabajadores «confió nuevamente» en las leyes y se desmovilizó, esperando que la inspección del trabajo «aplicará la Ley», olvidando que la inspección a lo mas le va a pasar una multa al patrón.

Este grupo de trabajadores ha apilado un sinnúmero de denuncias en la inspección y su situación no ha cambiado. Tienen casi el mismo sueldo de antes y hacen el trabajo en las mismas condiciones anteriores. A lo mas a algunos/as los pasaron para la planta, pero en el fondo con el mismo contrato y muchas veces renunciando a los años de servicio para mantener el trabajo.

¿Acaso nos sirve a nosotros los trabajadores y trabajadoras que el «enganchador» sea eliminado si el patrón verdadero nos va a pagar lo mismo? ¿Nos sirve acaso que pasemos de la suministradora a la «usuaria» si vamos a trabajar en las mismas condiciones de inseguridad? ¿Nos sirve que disminuya el número de contratistas si el mandante igual nos corta cuando quiere y sin pagar los años de servicios?

¿En que parte la Ley dice «el empleador debe mejorar los sueldos», «el empleador debe contratar en las mismas condiciones a todos los trabajadores y debe asegurar que sea en buenas condiciones»?

En ninguna parte dice eso. Y es porque esta Ley no fue hecha para beneficiar a los trabajadores. Esta Ley fue hecha para desmovilizar, frenar los intentos de coordinación entre distintos trabajadores, fue hecha para tapar la discusión de nuestras condiciones de trabajo y de remuneración y así pelear por mejorarlas, fue hecha para legalizar el trabajo basura.

Nuestro problema no es que el patrón sea contratista, subcontratista o patrón de suministro o de empleo temporal. Nuestro problema es que los patrones, sea cual sea su calificativo, es un patrón que nos paga mal, nos hace trabajar en condiciones inseguras y hace y deshace cuando quiere y que esta situación es avalada (o hacen vista gorda) por el gobierno y por los parlamentarios.

¿Qué hacer entonces? La respuesta es trillada, pero es la única verdad: nuestra única herramienta, lo único que ha permitido a generaciones anteriores –y permitirá a generaciones futuras– mejorar su vida es organizarse y luchar.

Nunca ha sido la Ley la que nos mejora nuestra vida. Ha sido nuestra lucha decidida la que en algunas épocas anteriores originó leyes que nos dieron alguna garantía, algún derecho. Organizarse en sindicatos, organizarse en la población, organizarse en asambleas de estudiantes, trabajadores y pobladores. Luchar contra los dueños del capital y sus administradores los gerentes, luchar por un trabajo mejor, luchar por una vida mejor. Esa es nuestra única solución.

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* Seudónimo.

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