El experto señala las contradicciones de este proceso. “El nuevo sistema no va a encontrar remanentes del viejo régimen que marquen una agenda muy distinta a la que plantean los jóvenes revolucionarios. Habiendo dicho esto, digo también que en el Consejo Nacional de Transición hay ex colaboradores de Khadafi que se dieron vuelta. Y esto crea tensión y abre un interrogante sobre su verdadera intención democratizadora. La posibilidad de la involución siempre está latente.”
Gutiérrez de Terán anticipa que el camino será sinuoso. “El Consejo Nacional de Transición está dividido entre un sector que es más político y cuenta con el respaldo de Estados Unidos y de Europa y otro sector más islamista, que recibe el apoyo popular y que dirigió las operaciones militares. Va a ser difícil lograr un consenso entre ambos, y sobre todo, que se ponga en marcha un proceso democrático que implique una reforma constitucional y la conformación de partidos.”
El experto destaca el papel que tendrá en el futuro la Hermandad Musulmana, forzada a la clandestinidad durante las cuatro décadas de régimen. “Los Hermanos Musulmanes, dentro del sector islamista, serán quienes desempeñen un rol clave. En 2005 uno de los hijos de Khadafi, Saif al Islam, intentó un tibio acercamiento con reuniones, intermediarios y liberación de presos. El asunto no prosperó, pero hizo que los Hermanos Musulmanes conocieran más de cerca al régimen.”
Así las cosas, Santiago Alba acerca una lectura crítica sobre el deceso de Khadafi. “Se lo privó de un juicio justo y también de poder contar todo lo que sabía de la complicidad de Occidente con su régimen.” De lo que no hay dudas, señala Gutiérrez de Terán, es de que la muerte del líder libio supone que efectivamente comience una transición. Un proceso que se avecina largo y con final abierto.
*Periodista argentina. Publicado en Página 12
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