Libros: «Manhattan Song» en Buenos Aires: una estética de la transgresión

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Susana Szwarc.*

El pasado 24 de noviembre, en el Centro Cultural Recoleta, de la ciudad de Buenos Aires, Ediciones el Fin de la Noche presentó el poemario Manhattan Song. Cinco Poemas Occidentales, del argentino Luis Benítez, una de las voces más destacadas de la actual poesía latinoamericana. El volumen, que puede adquirirse en forma papel o como libro electrónico a través de  <a href=""http://www.amazon.com">Amazon<a/> o ser leído gratuitamente en el: <a href="http://www.elfindelanoche.com.ar>portal de la editorial<a/>.

El volumen fue presentado por las poetas Carla Sagulo y Susana Szwarc. Esta última realizó su intervención combinando sus conclusiones con un reportaje público al autor, que aquí presentamos.

—Manhattan Song. Cinco poemas occidentales, es un libro publicado en 2010, escrito entre 1992 y 1993. Son poemas que se sostuvieron y diría que crecieron en estas dos décadas. ¿Los volviste a trabajar, los corregiste?

—Básicamente el manuscrito es el mismo. Pero hay algo en él que fue una sugerencia de Carolina Sborovsky, la editora, y del Comité Editorial, que me pareció muy atinada. Fue la de convertir el tuteo que habitualmente empleaba en mi poesía anterior, y también en la primera versión de Manhattan Song, en el voseo que usamos en el Río de la Plata. Después de esa sugerencia, me fui a casa y de inmediato me puse a trabajar sobre el manuscrito, comprobando que empleando el voseo adquiría mucha mayor fuerza y contundencia. Entonces quedó así.

—Estabas en Manhattan cuando los escribías (los componías)  y las lenguas se entremezclaban. ¿Los escribiste en castellano o se te aparecía la otra lengua y “traducías”? Uso la palabra “traducir”  y pienso que el poeta es siempre un traductor. Alguien “que escucha”, pero que también usa todos los sentidos (tacto, olfato, vista, gusto) para ampliar el sentido de tal manera que éste se pierde y el lector lo reencuentra en “la otra orilla”.

"Recordé aquí a Marguerite Yourcenar en El denario del sueño. Es en la Roma de Mussolini donde una moneda de diez liras pasa de mano en mano. Allí la moneda rueda en un solo tiempo. Aquí recorre la historia. Porque Luis Benítez nos lleva a través de sus textos, lo llevan a él mismo, a un rodar que de pronto se aquieta y logramos estar en múltiples instantes de la historia. Otro escritor (John Berger) dice algo así como que “El problema del tiempo se parece a la oscuridad del cielo”. Dice que si bien los tiempos se superponen, no coinciden para distintos grupos. Una hambruna trágica es una reunión de acontecimientos, indiferente —no obstante— a la Osa Mayor existiendo, como existe en otro tiempo.

"¿Y en qué tiempo existe Erasmo sino cuando leemos este libro, en este instante? Existe ahora, del mismo modo  que en Garbo’ building en Manhattan. (citados por Dante). Y allí recorre el poeta cada piso (cada círculo) para mostrarnos a sus habitantes en su desolación, o no. Y nosotros somos parte de ellos. No estoy siendo “ordenada” en lo que voy nombrando. Creo que Luis Benítez no los ordenó, a los poemas, del modo en que están por casualidad. Pero el lector tiene “su derecho” de hacer otro montaje. Involuntario montaje, porque sucumbe, por extraña fuerza, esa fuerza de la letra, a ser tocado en distintas partes de sus ojos, de su cuerpo. ¿Cuerpo utópico el de la letra, el del autor, el del lector, el de cada hablante?  ¿O es utopía el cuerpo del alma que está donde no estoy?

"Porque el cuerpo es “el lugar absoluto”, ese pequeño fragmento “en el que cado yo se corporiza”. Y con esa jaula o castillo tendré que ir de aquí para allá. Sólo que los ojos, las ideas, el pensar, viajan por/en /hacia / todas partes (lugares existentes o todavía no). Y Luis Benítez nos hace esta pregunta: “Viven aquí los que creyeron cierto, / con Benny Goodman y todos sus muchachos / Que un alma nace cuando nace un cuerpo.”.

"Y pensé en Gombrowicz, tan preocupado por la forma, no la forma del estructuralista que, como cirujano, corta partes del cuerpo, sino la forma que busca el artista y sus cortes son distintos, digamos prácticos, descubiertos en lo cotidiano y por eso se halla cercado de angustia y pasión (aunque ahora, la pasión está “devaluada”) , ¿tendríamos que decir amor? 

—Lo que podemos decir es que la palabra “amor” es una palabra definitivamente gastada y que una de las tareas de los poetas ha sido siempre devolverle a las palabras parte de la fuerza que tenían. Carlos Ellif, que escribió un ensayo sobre mi obra, me decía en Buenos Aires, un año antes de que yo comenzara la redacción de Manhattan Song, que con el amor se podía hacer cualquier cosa, menos hablar directamente de él. Y esa frase me llevó a pensar cómo la posmodernidad trata al amor.

"O, desde la otra ribera, cómo el amor se las ingenia para existir, todavía, en la posmodernidad, transformando su forma, no su esencia. Un nuevo disfraz, más desencantado, menos lírico, pero sigue siendo el amor, como en otras épocas. Creo que ese es el amor hoy, con sus osos polares, como en mi poema ‘La suerte del amor en la posmodernidad’, una parte de Manhattan Song.

—Osos polares, ballenas, y una frase que me hizo reír (yo me reí mucho con este libro): ‘La alegría es un deber como cualquier otro’. (Y hay constantes de ironía en la escritura de Luis B.). No puedo dejar de compartir un fragmento:

‘Han detectado un nuevo sonido emitido por las grandes azules: / Es como un aullido asqueroso, un chillido de miles de ratones / Encerrados en las bocas de estas bestias, donde pueden / Estacionarse cómodamente algunos automóviles”.

"Y ese sonido se detectó hace 20 años, otra vez la numeración del tiempo y otras veces está allí y nos adentramos sin importarnos la cronología. El tiempo en esos momentos de los poemas, se vuelve puro espacio. Porque no creo que se hable de la Eternidad en este libro, sino de la Inmensidad (no haré pregunta al autor, a veces el lector no quiere “saber”). O como dice Luis Benítez el saber es un producto de la imaginación.

"En los poemas, además de la moneda que va y viene, está el río. El de Heráclito, el río de la mente, el río de aguas dulces y saladas, el poema-río. El significante se hacía escuchar. Y comencé a reír. Río. Y sí, el autor nombra sus poemas-ríos. Lo caudaloso, porque hay en el autor material para ofrecer. Entonces el poema y el río crecen. Y creo escuchar la risa de L.B.  (Había anotado estos “ríos” cuando en los poemas que continué leyendo aparecía la risa nombrada también, caudalosa también).

"Quiero decir que cada lugar me remitía a otros lugares. O bien a otros hechos históricos. Cuando en un piso están los veteranos de Vietnam, yo “veía” también a los veteranos de la guerra de las Malvinas (además veía dónde se reunían, casita, cucha, en la playa de la estación de un tren que ya no pasa). Diría que la literatura se ocupa de todos los discursos, trabaja con el entredicho, devela y conserva. Y ha funcionado como fundación de otros discursos. Meschonnic dice: “el pensamiento del poema nos enseña cosas vitales en lo que concierne al pensamiento de la ética y de lo político”, ¿coincidís L.B. con esta afirmación?

—Creo que coincido en parte, que los discursos en realidad se entrecruzan y a veces una parte del discurso sobre un aspecto te muestra partes de otras. El discurso es fundamentalmente fragmentario. En ese sentido la poesía y particularmente la poesía de nuestro tiempo funciona como linterna, ilumina lugares que antes pertenecían a otros discursos. Vos sabés que en nuestro tiempo se han roto las fronteras entre los géneros y ello hace que ese entramado de los discursos se muestre con mayor claridad.

—Yo creo que la literatura no representa, sino que presenta, porque no trabaja con ninguna mediación sino que patentiza de un modo total (último), lo real.  Y, como la historia lo demostró, sí se ha podido escribir después de Auschwitz. ¿Es la escritura un “viaje sentimental”? Porque encontramos en estos poemas una multiplicidad de “sistemas”, “de campos discursivos”. Siempre poetizados. Creo que en la escritura de Luis Benítez hay un comprender el sistema de las condiciones sociales e históricas y al mismo tiempo “las vibraciones ideológicas”, quiero decir con esto: el valor de la palabra/de la moneda/del trabajo (es decir del trabajo de la forma) y nunca un dogma, nunca una carga sentenciosa. Entonces sí le pregunto: ¿Es la escritura un viaje sentimental? y ¿La escritura es el valor de las ideas?

—La escritura es un viaje sentimental, pero cuyo trayecto no se agota en esos territorios. Es también un periplo por el mundo de las ideas, pero además es un viaje por otras regiones que no tienen que ver con lo sentimental ni con las ideas, regiones que son desconocidas. Cuando leemos un poema nosotros reconocemos enseguida la obra de arte, y no sabemos por qué.

"Estamos seguros de que es una obra de arte, pero cuando nos ponemos a justificar frente a nosotros mismos por qué nos gustó, hacemos toda una elaboración que es posterior, donde se evidencia y se hace consciente que sí, nos llevó en un viaje sentimental, en un viaje a través de las ideas, pero aquello que lo constituye en una obra de arte se apoya sobre la base de que por algunos instantes nos hizo transitar por terreno desconocido. No creo que la potencia del misterio se base en la ignorancia, en que no sabemos nada de él, pero que nos fascina, nos fascina".

—Creo que no le preocupan a Luis Benítez los parentescos literarios “por conveniencia”, los que se consideran o “deben” nombrarse. El construye su familia y podemos recorrer en este libro y en otros a estos parientes, aunque hay otros a los que nombra en reportajes, como a Enrique Molina, a Francisco Madariaga. Puede respetarlos aunque no “tomar” esa forma de escritura, esas figuras. “Entre cada tarde y cada mañana ocurren hechos que es una vergüenza ignorar”, escribió Borges en El libro de arena. Y en Manhattan Song creo que hay una estética de la transgresión, una mirada que incluye lo que sucede entre esos retazos de tiempo, así como un nombrar fuera del sentido del léxico.

"Creo que para Luis B., diría que como para R. Barthes, el lenguaje es lo amado y lo detestado, para nuevamente volver a ser amado. Y hay una operación de la sociedad, del sujeto de la lengua, que, leo en los poemas de L.B, es necesario desenmascarar, aun cuando el que escriba, el mismo poeta, caiga, quede desenmascarado en su propia acción de escribir. A veces puede ser que no se dé cuenta y sea deglutido (pac-man). Y no logra tranquilizarse con su hacer, en una imagen definitiva de sí, sino que hay una ida y vuelta, desplazamientos incesantes, suspensos.

"Creo que también hay en L.B una estética del intelecto. Podríamos hablar de un espíritu distinguido del autor que se vuelca en la escritura. Y donde las falsas evidencias del llamado sentido común quedan a la vista como lo “socialmente banalizado”. Entonces, hay un plus que nos da L.B., que creo tienen que ver con sus predilecciones, y nos regala un sistema de los gustos. Un deleite.

"Quiero decir, para terminar, o para seguir que estando en un pueblo, Manhattan fue la zanja donde pescaba mojarritas en la infancia. También el cruce, el puente construido sobre el río Paraná, que une el Chaco y Corrientes. Dice Un poema: ‘La condición humana es como un pequeño cocodrilo, Erasmo’. Y mientras leía este poema, así como cuando pasa el insecto al ser escrita la palabra insecto, alguien dijo: ‘cocodrilo que se duerme , se vuelve cartera’. Y otra vez no pude evitar la risa. Aunque nos diga Tomás, a través de L.B: ‘el hombre es el único animal que muere por ética/y ése es el más provechoso elogio de su locura’.

"En la contratapa, y mientras desalojaban a los indios, en el Chaco y hoy sucede lo de Formosa, no puedo dejar de leer de la hermosa contratapa escrita por L.B. ¿Quién puede creer que la tierra es algo que se compra o que se vende? Cómo me gustaría saber qué lugares encontrarán los nuevos lectores de este hermoso libro, en qué zonas vibrarán, si coincidiremos con las marcas. Y quiero dejar una frase así, al aire y que está en el tercer contrapunto  para Erasmo de Rotterdam: ‘Hay cosas que se dicen pero nadie hace. / Por ejemplo, Jusús estaba siempre de buen humor.’

"Luis Benítez, gracias por estos cinco poemas occidentales".

* Poeta y narradora.
 

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