Libros, plataformas, derechos – NEGOCIO Y CIRCULACIÓN DE IDEAS

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Si la internet –en rigor el intercambio básicamente música editada para adolescentes– significa una importante disminución de utilidades para las compañías discográficas y distribuidoras, y comienza a morder la distribución de material fílmico comercial, ello no se aprecia del mismo modo en el campo editorial. Al contrario, en Estados Unidos el bibliotecario de la Universidad de Iowa, Gary Frost, tiene una visión optimista: la lectura en pantalla y la revolución digital –dice– en realidad serán causa del renacimiento del material impreso».

Señala que la producción de libros se realiza digitalmente, lo que ahorra ingentes cantidades a las editoriales, permitiendo la difusión de más libros; en su opinión la menor cantidad de volúmenes impresos no es algo que deba quitar el sueño a los bibliófilos. Desaparecen los itinerarios impresos de ferrocarril y líneas aéras, pero florece, en cambio, la edición de novelas, ensayos y poesía.

Sólo en EEUU el número de títulos publicados entre 1993 y 2004 –precisamente los años en que la internet se consolida y crece– creció todos los años; disminuyó en 2005, pero aumentó ese mismo año en el Reino Unido, que imprimió mas de 200.000 títulos en inglés. dejando atrás a Estados Unidos y sus 174.000 obras.

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Según personeros del Tecnológico de Massachusetts, sucede que los lectores buscan lo que quieren cuando lo quieren y si para encontrarlo se saltan alguna ley, pues lo hacen. Y si los editores no tiuenen la agilidad suficiente para brindar esos contenidos, las personas lo piratearán. La paradoja es que es la demanda de los lectores, si no es satisfecha por la editoriales en cierto modo es la causa de la piratería. En las sociedades de mercado con un buen grado de desarrollo, esto plantea un seria duda en el campo editor.

Las casas ediroras, en efecto, se hayan divididas entre las «prohibicionistas» y las –relativamente– «colaboracionistas» respecto del laizes faire ante la violación de los derechos de propiedad editoriales. Los primeros son partidarios de reforzar los aspectos penales, en tanto los segundos convienen en que hacer la vista gorda en ciertos casos significará mantener las ganancias en el largo plazo.

El campo de batalla es, no podía ser de otra laya, el universo de la publicaciòn de libros digitales, los llamados e-books. Adobe, fabricante de software, puso en el mercado en octubre de 2006 un programa multiplataforma para la publicación de libros electrónicos que unifica los sistemas de las diferebtes editoriales; se supone que Digital Edition –tal su nombre– impide la copia de los textos «saltándose» del consabidos derechos de propiedad sobre la edición.

Siempre en EEUU los expertos de la Universidad de California del Sur afirman que la tecnología no es la solución a un problema que envuelve consideraciones legales y políticas; mientras más extienden las leyes la duración de los derechos de «propiedad» intelectual, menos ideas nuevas se deslizan al área del dominio público. Esto, que puede satisfacer al mundo empresario, resulta en un perjuicio para el mundo de la cultura, en particular para críticos, historiadores y artistas, al poner un cerrojo sobre la producción y diseminación de las ideas.

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* Basado en el artículo Stop Worrying About Copyrights de Jonathan Enfield, de la Universidad de Chicago, publicado en la revista Forbes, diciembre de 2006,

El artículo se puede leer, en la mencionada revista, en inglés, aquí

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