El Ejecutivo peruano es pródigo en conceder asilo polìtico. Primero fue el venezolano ex gobernador del estado Zulia, luego un ex ministro boliviano; el primero indagado por los tribunales de Venezuela: enriquecimiento indebido; el otro por su participación en una masacre de campesinos e indígenas en 2003.
Alán García sostiene que está llano a reciubir a otros ex funcionarios de Bolivia; Evo Morales se atemoriza. Perú, dice, no debe se un "centro de delincuentes". Lima reaccionó en forma airada. Esta historia continuará.
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