Los culos sucios y la impunidad

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Entre los habitantes, algunos se definen como anarquistas, otros fascistas y recuerdan con añoranza al Duce; otros se asemejan a Don Camilo, ese cura del pueblo, y a Don Pepone, el alcalde comunista, que terminan siendo amigos y cómplices y a la vez cada uno carga a su pequeño mundo como puede.

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Los vecinos se reúnen en la sociedad de fomento para tratar los temas comunes del pueblo, limpieza, luminarias; centro de salud, actos, corte del pasto y relación con el municipio; muchas veces las discusiones y peleas son fantásticas y poco entendibles, ya que hablan sus dialectos a gran velocidad y emotividad cuando suben la presión del debate y se hace difícil poder seguirlos en la discusión.

En una de esas reuniones acaloradas y tensas se sacan los «trapitos al sol», acusaciones, insultos y otras yerbas, sobre el dinero destinado a obras y utilizados vaya a saber Dios en dónde quedaron pegados.

«Ma…¡¡Son unos corruptos,…porca madonna!!….» gritaba uno. «Tienen el culo sucio!!», gritaba otro… «¡¡Más culo sucio es el suyo!!…, y la tensión iba subiendo minuto a minuto, con amenazas y acusaciones mutuas que podía desembocar en una pelea.

Hasta que esa respetable anciana, silenciosa y atenta a las discusiones, se subió a una silla y les dijo: «Basta de tantas porquerías… Aquí hay muchos que tienen el culo sucio y huelen a mierda; yo llevo muchos años aquí y conozco a cada uno de ustedes y tengo el culo limpio».

Sin más tramite se bajo la bombacha y mostró su trasero omnipotente.

El asombro fue tremendo, todos quedaron atónitos y abrieron sus ojos mirando, ese culo limpio y comenzaron a aplaudir a rabiar… «¡Bravo!,… ¡¡¡bravo… grandioso…!!!»

Semejante espectáculo era inédito y asombroso. La respetable señora se levantó la bombacha y los miró con desprecio, a pesar de los aplausos a su ilustre trasero.

Hasta aquí la historia en un pequeño pueblito que trata de encontrar soluciones a sus pequeños y grandes problemas.

Impunidad …mundial

Otra situación es la del país con sus grandes problemas y la situación de impunidad y convivencia con las mafias de los culos sucios. Hay algo que huele mal y está podrido.

Los diputados y senadores que los argentinos elegimos para que nos gobiernen; entre gallos y media noche, una vez más -salvo honrosas excepciones que debemos consignar para que el pueblo argentino conozca quienes tienen el trasero limpio y quienes no- en una sesión aprobaron 19 proyectos de ley, burlando a la opinión pública; entre ellas sin objeciones la Ley No. 25.990, que modifica el Código Penal en lo que se refiere a los plazos de prescripción de delitos.

Algunos camaristas alzaron su voz y preocupación sobre esa decisión, sancionada por el Senado y la Cámara de Diputados el 16 de Diciembre del 2004 y promulgada en el Boletín Oficial el 11 de Enero del 2005, que reemplazó dos párrafos del Art. 67 del Código Penal.

Los culos sucios felices porque es un camino a la impunidad. Algo huele mal en el país, los tribunales y las Cámaras de Diputados y Senadores -dónde los olores son distintos de acuerdo a las jerarquías-.

Por otra parte dicen que los jueces dejan dormir o congelan las causas y entonces en el tiempo hay que buscar una solución al problema. Que no es posible seguir indefinidamente y entonces hay que buscar como resolver la situación de las causas.

Otros gritan que esa reforma no genera impunidad; que permite la transparencia.

Algunos niegan que una «mano negra» se haya colado para limpiar los culos sucios. Algo huele mal. Mientras, el ex-de-Anillaco ve como zafar de sus causas pendientes de acuerdo a las nuevas reformas penales.

Las cosas van como anillaco al dedo

Los diputados y senadores nacionales, en su decidida y pletórica premura por reformar la ley, tratan de justificar que las causas no pueden seguir indefinidamente, aún aquellas que son malversación de fondos del país. La impunidad y las mafias agradecidas a tanta gentileza.

Debemos tener memoria de algunas cosas que van más lentas que Manuelita, la famosa tortuga que en lugar de ir a su pueblo se asentó en el Parlamento y el Palacio de Justicia. Desde la reforma Constitucional en 1994, hasta la fecha, han pasado más de 10 años los legisladores no han terminado de poner en funcionamiento los plebiscitos y las consultas populares. Esto tiene una sola explicación: le tienen miedo al pueblo.

No tienen el coraje de realizar una auditoria e investigar las consecuencias y responsabilidades de la deuda externa; hace ya casi cuatro años el Juez Ballestero envió al parlamento la resolución judicial reclamando que se investigue la grave situación provocada por la deuda externa. Los diputados y senadores miran hacia otro lado. El Poder Ejecutivo ignora la resolución judicial y sigue su suicida política de la deuda.

Los atentados contra la AMIA y la embajada de Israel, la voladura del arsenal de Río Tercero. La causa IBM y Banco Nación y muchas otras perlas de impunidad. Manuelita es rápida comparada con nuestros legisladores y jueces. Algo huele mal en el país. Lo han saqueado sin piedad, las mafias continúan sueltas y los responsables gozan de los culos sucios y de sus aromas. Las mafias provinciales con sus políticas de aprovechamiento de los recursos y negociados con empresas extranjeras continúan su negocios y saqueos.

Los camaristas federales Eduardo Freiler y Gabriel Cavallo repudiaron la modificación establecida al Código Penal que se refiere a los plazos de prescripción de los delitos y califican que esa medida llevará a que caigan más de la mitad de las causas judiciales.

No se consultó a los jueces acerca de la nueva ley. Les están haciendo tragar sapos.

Algo huele mal en el país, no se puede actuar al margen del pueblo y emprender aventuras para salvar los culos sucios. Todo eso tiene consecuencias y el pueblo ya está cansado de soportarlos. Reclama el derecho a la Verdad a la Justicia que deben ser transparentes y que les dicen no a la impunidad.

Los culos sucios deben tener claro que los pueblos son protagonistas y constructores de su propias vidas y de sus historias, y tienen limites a tanta impunidad.

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* Arquitecto y escritor. Premio Nóbel de la Paz.

Distribuida por ALTERCOM

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