Los migrantes en EU ¿mantienen la economía mexicana con sus remesas?
Gerardo Villagrán del Corral - CLAE
En 2021 el monto de las remesas enviadas por los migrantes mexicanos, en especial desde Estados Unidos, superó cuatro veces la cantidad que sacaron del país inversionistas extranjeros. Por cada dólar que personajes y empresas extranjeros se llevaron a otra nación, los migrantes mexicanos mandaron cuatro.
Las remesas se han posicionado como la principal entrada de divisas al país, únicamente por debajo de las exportaciones totales, superando a sectores que históricamente habían sido más importantes, como la venta de petróleo crudo o los ingresos que dejan los turistas internacionales.
La gran diferencia registrada entre salida de capitales foráneos y remesas no es algo menor, pues ha contribuido a mantener estable el tipo de cambio, ya que de lo contrario, al haber existido menos dólares en circulación, se hubiera registrado una mayor depreciación del peso.
Entradas y salidas
Datos del Banco de México indican que en 2021 tenedores extranjeros vendieron deuda mexicana por un total de 257 mil 601 millones de pesos, con lo que se concretó la salida de capital más alta desde que hay registros, superando la de 2020, cuando en medio del primer año de la emergencia sanitaria se esfumaron 257 mil 239 millones.
En contraste, datos del Banco Central muestran que de enero a noviembre de 2021 las remesas ascendieron a 46 mil 800 millones de dólares; sin embargo, estimaciones de distintas instituciones financieras indican que éstas cerraron el año por arriba de 50 mil millones, que a un tipo de cambio promedio de 20,5 pesos por dólar equivalen a poco más de un billón de pesos.
Las remesas han tenido un buen desempeño desde que comenzó la pandemia, lo que ha ayudado a las familias, pero además de ese beneficio, también se trata de un importante ingreso de dólares, los cuales sirven para que haya una mayor oferta de la moneda estadunidense, lo que ayuda a que el peso siga estable, favorece a la economía, y en cierta medida a la inflación, apuntan analistas locales.
Con la salida de capitales extranjeros en 2021, México sumó su segundo año consecutivo con números negativos, lo que nunca antes había sucedido, a causa de la emergencia sanitaria, el alza de tasas en países desarrollados, el bajo crecimiento económico, y la incertidumbre por ciertas políticas gubernamentales locales.
En tanto, las remesas cerraron 2020 en un nivel récord, el cual fue superado desde noviembre pasado, por lo cual terminaron 2021 en un nuevo nivel sin precedente, ingresos que no están asociados a que la economía de México esté teniendo un mejor desempeño, sino de transferencias directas a sus familias de personas que tuvieron que salir en búsqueda de una oportunidad laboral que no encontraron en su lugar de origen.
A lo largo de los dos años que ha durado la pandemia han sido pieza fundamental para incentivar el consumo del país, pues se han convertido en ingresos para las familias más vulnerables, lo que contribuyó a impulsar la recuperación de la economía en plena pandemia. Si bien se ha politizado un poco el tema, sin duda son ingresos bienvenidos.
Pros y contras
Es bien conocida la importancia de las remesas de los mexicanos migrantes para el sostenimiento y sobrevida de millones de familias mexicanas y como impulsoras e posibilitadoras del consumo en las zonas de la nación con mayor dependencia de estos recursos.
Los analistas reconocen que en los dos últimos años, cuando las actividades se ralentizaron por la pandemia, la masiva afluencia de los dólares enviados por los familiares desde el exterior, mantuvo vivo el comercio y tuvo un efecto inapreciable en la resiliencia de las comunidades en este periodo de adversidad.
Sin embargo, los datos dejan ver que la relevancia de las remesas trasciende al ámbito de la microeconomía y se deja sentir a escala macroeconómica, con alcances que es necesario dilucidar, reconoce un editorial del diario La Jornada. Añade que la realidad obliga a valorar más que nunca el enorme aporte de quienes se vieron orillados a buscar oportunidades de vida y trabajo al otro lado de la frontera norte.
Pero más allá de ello el balance de las remesas y las salidas de capitales debe invitar a la reflexión en torno a la lógica de atraer a cualquier costo (elevar la tasa de interés de referencia para que sea mayor al de otros países, con lo cual aumenta el costo del financiamiento para empresas y familias) una inversión extranjera altamente volátil y siempre presta a mudarse en coyunturas difíciles.
Es evidente que de estos capitales nómadas no puede esperarse ninguna lealtad, sin importar la cuantía de las ganancias recogidas por ellos en los años de bonanza. Y que la economía de un país no puede basarse en alentar la salida de ciudadanos por la frontera norte para que puedan financiar la vida de sus familias en México.
* Antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)