
Por su parte, Theodorikaku considera que los nuevos sin techo son fácilmente reintegrables en la sociedad, puesto que son personas calificadas y en edad productiva. “Si pasan más de un año en la calle, se acostumbran a ello y piensan que no hay ninguna salida. Entonces las posibilidades de que puedan volver a una situación normal son muy escasas”, alerta.
Ya no se trata de gente con problemas de adicción o mentales. Ahora apareció una nueva generación de sin techo, como advierte Athensia Tourkou, de la ONG Klimaka: “El perfil está cambiando. Ahora vemos a gente con un alto nivel de educación, que hasta hace unos meses tenía casa, un trabajo normal, vivía con su familia… y que ahora está en la calle”.
Estos nuevos sin techo tienen de 45 a 60 años y estaban empleados o tenían sus propias empresas.
Estos nuevos sin techo tienen de 45 a 60 años y estaban empleados o tenían sus propias empresas.
Los comentarios están cerrados.