Los políticos, esos tramposos del habla
El helenista y miembro de la RAE Francisco Rodríguez Adrados obtuvo el premio González-Ruano de Periodismo por su Tercera titulada “Palabras como chicles”, publicada el 24 de noviembre de 2004. Se trata de un artículo en el que este colaborador de ABC critica el forcejeo de los políticos para cambiar el sentido de algunas palabras con la esperanza de influir en la realidad.
Un artículo nada teórico, lleno de ejemplos como «talante», “matrimonio gay”, “género” o “nacionalidad”, términos todos de plena actualidad en el debate partidario.
Los políticos inciden en el lenguaje casi siempre “con trampa, con intención propagandística”, afirma el académico, muy satisfecho con el premio. Si se lo pedimos, encuentra precedentes históricos en estos cambios semánticos, pero reconoce que su uso hoy en día resulta masivo.
“El lenguaje sirve para comunicarnos y para incomunicarnos –explicaba Adrados–, pero a veces los políticos tratan de influir en la realidad o de imponer como general una realidad que sólo un mínimo acepta”.
El académico no duda que, en ocasiones, las expresiones arraigan, pero advierte de que, en la mayoría de casos, el lenguaje se venga: “Mire ‘Tercer Mundo’, un término nacido con optimismo para separar a los no alineados, pero que luego dio lugar al término tercermundista”.
La vida pública es el reino del eufemismo y en ese disimulo semántico es donde Adrados encontró la veta para su artículo, “porque ahora es masivo el mal uso de algunas palabras con fines políticos, para dar satisfacción a algunos colectivos”.
El académico se refirió con ironía a determinados “lobbies” que pretenden que la Academia cambie acepciones de palabras, como los amigos del asno, “que argumentan que es un animal muy listo y que el diccionario debe eliminar la acepción “persona ruda y de muy poco entendimiento”, pero es que la Academia recoge el uso habitual”.
Ahí no acaba la cosa. A nuestro Gobierno lo ve “con talante a ratos y con talento… en eso habría mucho que hablar”. Y pone como ejemplo el anteproyecto de ley de Educación, “que no tiene ninguno de los dos”.
El jurado que concedió el galardón estuvo formado por Manuel Alcántara, Juan Fernández-Layos (presidente), Antonio Gala, Marcial Loncán (secretario), Antonio Mingote, Rafael de Penagos, Vicente Verdú, Alfonso Ussía, Fernando Savater y Antonio Muñoz Molina. El premio está dotado con 15.000 euros y una escultura original de Venancio Blanco.
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* Por J. G. C. editado por Elena de Regoyos en: