Los secretos que fueron de Marilyn Monroe

Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Sigue siendo un mito erótico, generación tras generación… inlcuida la nuestra. Un mito del que afloran secreatos de diván cada poco. El fiscal John Miner, que investigó la muerte de Marilyn Monroe en 1962, fue el único que accedió a las grabaciones hechas por la actriz para su psiquiatra Ralph Greenson. Cuatro décadas más tarde, Miner ha decidido revelar el contenido de esas cintas confidenciales y sacar a la luz, con más desvergüenza que otra cosa, la intimidad del mito. Lo cuenta con pelos y señales Ivonne L ’Estrange en el diario argentino Clarín.

Una cama revuelta y con sábanas de seda, como debe ser. Encima, Marilyn semidesnuda. Apenas un corpiño. De repente toma un grabador, pone un casete y empieza a hablar. Sola. O no tan sola. Su interlocutor, la persona a quien dirige sus palabras, no está ahí, pero existe. Es su psiquiatra, el doctor Ralph Greenson, el mismo que la ha ayudado a elegir su casa sobre Fifth Helena Drive y le ha recomendado a su mucama.

“Usted es la única persona que conocerá los pensamientos más privados y más secretos de Marilyn Monroe”, le dirá a poco de comenzar la grabación. “Tengo la absoluta confianza de que usted jamás dará a conocer a ningún ser vivo lo que yo le cuento.”

SIN SECRETOS

Años más tarde, la confianza de Marilyn/Norma Jeane será traicionada en grado sumo: el mundo entero conocerá esos pensamientos pero no a través del doctor Greenson, que murió en 1979 sin dejar rastro de las cintas como había prometido. Bueno, casi.

Porque Marilyn va a morir de una sobredosis de barbitúricos dos meses después de terminar la grabación, exactamente el 5 de agosto de 1962. A los pocos días un fiscal de distrito llamado John Miner llegará hasta el consultorio del doctor Greenson para entrevistarlo. Será durante ese breve encuentro que el psiquiatra le hará escuchar la voz de Marilyn. Miner, que tampoco cree en la hipótesis del suicidio, tomará notas casi textuales.

Pasarán cuarenta y tres años antes de que el fiscal decida romper su promesa al psiquiatra y permita que el diario Los Angeles Times publique en forma completa la transcripción de las cintas que ahora Marilyn está a punto de grabar.
fotoEn los días previos Greenson le ha dado a leer el monólogo de Molly Bloom y la ha introducido al concepto de asociación libre, eso de lo que Marilyn se va a burlar. Pero no es lo único que le ha enseñado, como la mujer más deseada del planeta se encargará de contar.

Mientras, Marilyn comienza su ejercicio como un juego: “Aprieto play y digo cualquier cosa que esté pensando, como lo hago ahora. Es realmente fácil. Estoy recostada sobre mi cama vistiendo sólo un corpiño. Si quiero ir a la heladera o al baño, aprieto el botón de stop y empiezo de nuevo cuando quiero. Y sólo tengo que asociar libremente. No hay problema”.

A lo mejor Marilyn está desnuda porque es junio –verano en los Estados Unidos– y hace calor. El primero de mes cumplió 36 años. El paso del tiempo la perturba. Se ha examinado concienzudamente frente el espejo y ahora, mientras retoza sobre su cama, le cuenta a su médico lo que vio.

“Ayer me planté desnuda frente a mis espejos por un buen rato. Estaba maquillada y me había peinado el cabello. Qué fue lo que vi. Mis tetas están empezando a caerse un poco… Mi cintura no está mal. Mi culo es lo que debe ser, el mejor de todos. Piernas, rodillas y tobillos, todavía en forma. Y mis pies no son demasiado grandes. OK Marilyn, lo tienes todo ahí. Es tiempo de decisiones.”
O está desnuda simplemente porque no le gusta usar ropa interior. Dice que el cuerpo tiene que respirar libremente.

Hasta hace poco estaba filmando Something ’s Got to Give (nunca se estrenará) para la 20th Century Fox, pero los directivos de la compañía le rescindieron el contrato por sus eternas llegadas tardes y su problema con las drogas.

Un mes antes, en mayo, mientras todavía estaba filmando, se escapó durante siete días a Nueva York para cantarle, con toda la sensualidad de la que es capaz, el “Feliz cumpleaños” a John Fitzgerald Kennedy, el Presidente de los Estados Unidos.

LOS KENNEDY

Desde entonces, los rumores arrecian. Desde que están teniendo un affaire hasta que estuvo tan sensual que él se enojó y a partir de entonces no responde sus llamadas. Su visión sobre el hombre que muchos van a señalar como el causante de su muerte –por su repentina decisión de abandonarla, por los celos del clan Kennedy– es totalmente naif. Idealizada. Como la de una chica enamorada. Esto es lo que graba en el casete sobre JFK:

“Marilyn Monroe es un soldado. Su comandante en jefe es el hombre más grande y poderoso del mundo. Este hombre va a cambiar el país. Ningún niño pasará hambre. Nadie dormirá en la calle ni comerá de la basura. La gente que hoy no puede pagarlo tendrá seguro médico. Nuestra industria será la mejor del mundo. Transformará la América de hoy como FDR (Franklin Delano Roosevelt) hizo en los años 30.(…) Yo nunca lo avergonzaría. Mientras tenga memoria, siempre tendré a John Fitzgerald Kennedy”.

Pero lo que nadie sabe es que Marilyn, la chica tonta, tiene entonces un romance con el hermano de JFK, con Bobby Kennedy. Y que no sabe cómo hacer para terminar.

“Pero no sé qué hacer con Bobby, doctor. Como usted ve no hay lugar en mi vida para él. Supongo que no tengo el coraje suficiente para enfrentarme a la situación y lastimarlo. Quiero que sea otra persona la que le diga que lo nuestro terminó. Intenté que fuera el Presidente, pero no pude encontrarlo. Ahora me alegro. Es demasiado importante como para pedirle algo así. Usted sabe cuando le canté Feliz cumpleaños … A lo mejor debería dejar de ser una cobarde y decírselo yo. Pero como sé cuánto le va a doler no tengo el valor para hacerlo.”

Marilyn ha pensado mucho sobre el asunto y tiene una teoría sobre los sentimientos del menor de los Kennedy.

“Pienso que lo que pasó con Bobby fue que dejó de tener buen sexo con su esposa por un tiempo… Bueno, cuando empieza a tener sexo con el cuerpo que todos los hombres quieren, su moral católica tiene que encontrar una manera de justificar el engaño a su mujer. Entonces el amor se convierte en su excusa. Y si amas lo suficiente no lo puedes evitar y no puedes ser culpable de nada. Muy bien doctor, ese es el análisis de Marilyn Monroe sobre el amor de Bobby por mí.”

UNA MUJER OPTIMISTA

A pesar del despido de la Fox, Marilyn es optimista. Planea hacer Shakespeare y ganarse un Oscar con su actuación. Además ha aprendido a gozar como Dios y el doctor Greenson mandan.

“Lo que le dije cuando comencé a ser su paciente es verdad: nunca había tenido un orgasmo. Me acuerdo bien de que usted me dijo que eso sucede en la mente, no en los genitales, y que había un obstáculo en mi mente que me impedía tener uno, que era por algo que me pasó cuando era muy joven (existen rumores de que Marilyn fue violada por un tío), algo de lo que me sentía tan culpable que no me permitía disfrutar del mayor placer que existe.

“Después dijo que íbamos a probar un acercamiento diferente, que me iba a enseñar a estimularme yo sola, que cuando hiciera exactamente lo que usted me decía iba a tener uno y que después de que lo hiciera sola, iba a tenerlos con mis amantes. (…)Dios lo bendiga, doctor. Lo que usted dice es palabra santa para mí. Hasta ahora tuve un montón de orgasmos. No sólo uno, sino dos o tres con hombres que se toman su tiempo. (…) Nunca lloré tan fuerte como lo hice después de mi primer orgasmo. Fue por los años en los que nunca había tenido uno. Qué años perdidos”.

ASUNTOS PRIVADOS

En otro pasaje de las charlas que mantuvo con su psiquiatra Marilyn hace una mención casi escatológica sobre las enemas. Un tema que la averguenza y que prefería mantener en secreto. Y en ese asunto vincula a Mae West. También con alusiones escatológicas. Pero aprovecha la ocasión para desearle a la mítica actriz que viva hasta los 100 años porque se trataba de una mujer encantadora.

“Y eso lo digo pese a que rechazó hacer una película conmigo. Algo que muestra, sin duda, lo inteligente que es”.

Marilyn despertó pasiones no sólo entre los hombres. Y se lo contó a su psiquiatra. Recordó un encuentro íntimo con Joan Crawford en una habitación decorada al estilo mexicano: “Oh sí, Crawford … Fuimos a la habitación de Joan…Ella estaba muy apasionada y gritaba como una maníaca. La próxima vez que la vi, ella quería seguirla.

“Le dije en la cara que no me gustaba hacerlo con mujeres. Después de que la desplanté, se volvió odiosa conmigo”.

fotoAntes de que termine el año Crawford va a estrenar ¿Qué pasó con Baby Jane?, ese magnífico duelo actoral (con Bety Davis) que la eternizará en el firmamento de las grandes actrices, un lugar al que Marilyn ha hecho cualquier cosa por entrar. Para empezar, casarse con (el escritor) Arthur Miller (der.).

“Casarme con él fue mi error, no el suyo. No pudo darme la atención, el calor y el afecto que yo necesitaba. No está en su naturaleza. Arthur nunca creyó que yo fuera demasiado inteligente. No pudo compartir su vida intelectual conmigo. En la cama éramos más o menos. El no estaba muy interesado, y yo hacía unas actuaciones excepcionales para hacer que él se interesara. Pero sabe doctor, creo que el padre de Arthur sentía por mí un amor más auténtico que el propio Arthur.”

Al principio las cosas no fueron tan mal. Miller incluso la acompañó a Inglaterra, donde ella estaba filmando El príncipe y la corista, con Lawrence Olivier.
En su desesperado intento por hundir a la rubia superficial sobre la que había edificado su carrera, Marilyn se aguantaba hasta los mohínes del actor inglés.

“Olivier vino a mi camarín enojado por arruinar la escena. Lo calmé diciéndole que su Hamlet era la mejor película jamás hecha. Usted sabe que ganó un Oscar por ella. Pero el príncipe real era … Era superficial, no, esa no es la palabra, era altanero, arrogante, un esnob, un consentido y quizá ligeramente antisemita, pero el condenado, qué gran actor era”-

fotoLA RUINA DE UN SUEÑO

Cuando regresaron de Inglaterra Marilyn se enteró de que estaba embarazada. Pero el embarazo era ectópico y tuvo que abortar. Para consolarla después de la pérdida, Miller le regaló el guión deLos inadaptados, la película que iba a poner a Marilyn en otro lugar. Sin embargo, cuando llegaron al set de filmación las cosas fueron distintas. Habían pasado cuatro años desde su casamiento en 1956.

Marilyn había perdido otro bebé y su gran adicción a los tranquilizantes no le permitía llegar al set a horario. Incluso a veces tenían que maquillarla acostada, mientras trataban de despertarla. Clark Gable, su coprotagonista, habituado a llegar puntual y con los diálogos aprendidos, se exasperaba:

“Clark era muy bueno conmigo y yo no me lo merecía. (En ese momento) estaba teniendo problemas con Arthur, me sentía mal y a causa de ello retrasaba mucho el rodaje. Clark me protegió de (John) Houston (el director), que insistía en hacérmelo pasar mal. En las escenas con beso, lo besaba con cariño verdadero. No me quería acostar con él pero deseaba que supiera lo mucho que me gustaba y lo que lo apreciaba.

“Cuando volví al rodaje después de un día de descanso, me dio una palmada en la cola y me dijo que si no me comportaba, me daría una buena paliza. Lo miré a los ojos y le dije: ‘No me tientes’. El se rió tan fuerte que tenía lágrimas en los ojos.(…) Entonces quería que fuera mi padre. No me hubiera importado que me pegara siempre y cuando después me pidiera perdón abrazándome y diciéndome que era la nena de papá y que me quería. (…) Cuando murió (al día siguiente de terminar de grabar), lloré durante dos días seguidos. No podía pegar un ojo ni comer”.

Desde que Marilyn se divorció de Miller, Joe DiMaggio (ídolo del bésibol) ha estado muy cerca suyo. Algunos dicen que hasta planea pedirle que se vuelva a casar con él. Cuando Marilyn muera será él quien reclame su cuerpo y lo haga enterrar en una ceremonia íntima en el Westwood Memorial Park de Los Angeles.
Allí le llegarán las rosas rojas que por veinte años Di Maggio le enviará tres veces por semana.

“Joe D ama a Marilyn Monroe y siempre lo hará. Yo lo amo y siempre lo haré. Pero Joe no pudo permanecer casado con Marilyn Monroe, la famosa estrella de cine. Joe tiene en su terca cabeza la imagen de una tradicional esposa italiana. Una esposa fiel, que hace lo que él le pide y se dedica entera a él. Doctor, usted sabe que esa no soy yo”.

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* En: www.blogs.periodistadigital.com/eldorado.php

Editado por Javier Dorado.

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