“¿Es tu primera vez en el Salón Oval?”, le preguntó Trump. “En la Casa Blanca, no. Aquí sí”, le respondió Macri. El presidente de Estados Unidos entonces lo presentó a los cronistas que rodeaban los sillones claros en los que también estaban ubicadas –tiesas– las primeras damas Melania y Juliana, como el debut en el famoso salón de quien definió como su “amigo”. “Nos conocemos desde hace mucho tiempo, desde antes de estar en política. Y quién hubiera dicho que iba a suceder esto”, dijo Trump. “Nadie”, metió bocadillo Macri, en su única intervención. Y la sorpresa de ambos es también la de buena parte del mundo.

El Grupo Macri intentó hacer un negocio inmobiliario en los ‘80 en Nueva York asociándose con The Trump Organization. Las infinitas trabas para el proyecto minaron la salud de Franco Macri que terminó delegando las gestiones en el joven Mauricio. A duras penas consiguieron que Trump les pagara para quedarse con la totalidad del proyecto para levantar una faraónica torre en Lincoln West. Los Macri no consiguieron asociarse con Trump, pero hoy los dos protagonistas de aquel embrollado negocio son presidentes de sus respectivos países.

Macri había apuntado buena parte de su estrategia exterior a generar un buen vínculo con Barack Obama que continuaría con su sucesora Clinton. El inesperado triunfo de Trump lo obligó a recalcular el objetivo y ayer se lo veía feliz de hacer conseguido sentarse en la Casa Blanca. Le preguntaron a Trump qué podía esperarse de la relación bilateral. “Vamos a ser grandes amigos, mejor que nunca antes. Y tenemos un maravilloso comienzo porque conozco a Mauricio desde hace muchos años. Es una gran persona y un gran líder. Hará un gran trabajo por Argentina y me siento muy cómodo respaldándolo”, insistió.

Allí fue donde tiró la frase que unió los limones argentinos –que desde hace años pujan por volver a ingresar a Estados Unidos– con la amenaza nuclear de Corea del Norte. “Estoy al tanto de los limones. Y lo crean o no, el negocio de los limones es un gran, gran negocio”, dijo Trump. Sin ganas de profundizar, el presidente norteamericano dijo que Venezuela era “un lío” y que la situación lo tenía “triste”. Los periodistas acreditados en la Casa Blanca estaban más preocupados en preguntarle por la continuidad del NAFTA, el acuerdo comercial que los une a México y Canadá.

Después del contacto con la prensa, ambos presidentes mantuvieron un encuentro a solas de 15 minutos. A eso le siguió un almuerzo al que se sumó el resto de la comitiva argentina, junto al secretario de Estado, Rex Tillerson, el secretario de Comercio, Wilbur Ross, y el yerno y asesor Jared Kushner, entre otros.

Según aseguraron miembros de la comitiva argentina, Ross  prometió  que levantarían las restricciones a los limones. Hasta anoche, en Tucumán, la provincia afectada por la medida, no tenían novedades al respecto. Curiosamente, el plato principal del almuerzo entre Trump y Macri  eran agnolottis de ricota con salsa de… limón. La otra curiosidad del menú fue que incluía chorizo, el embutido más denostado por el macrismo.

Los gobiernos emitieron una declaración conjunta repleta de las acostumbradas expresiones de deseos sobre el incremento de la relación bilateral y la creación de un grupo de trabajo sobre cuestiones cibernéticas. Expresaron su “preocupación por la deteriorada situación de Venezuela” y Trump dio su apoyo a Argentina para la organización de la reunión del G-20 el año que viene, sin terminar de confirmar si eso significaba que viajaría a Buenos Aires.

Donald Trump y Mauricio Macri destacaron en varios momentos que se conocían desde hacía muchos años.Dos puntos que el gobierno argentino exhibió como triunfos: el ingreso al Programa Global Entry para facilitar el ingreso de argentinos a Estados Unidos  y la desclasificación de documentos relacionados con la última dictadura militar. Antes de irse, Macri le hizo una broma a Trump recordando los partidos de golf que jugaban en sus años de empresarios.

Macri pasó luego por el Capitolio para reunirse con legisladores y cerró con un discurso en inglés ante unos 500 empresarios convocados por la Cámara de Comercio en el Hotel Four Seasons, en Washington. “Vengan a invertir en la Argentina que, además de buena carne y turismo, la ventaja que ahora tenemos es estar lejos del centro del mundo. Están en el momento justo en el lugar acertado”, ofreció Macri el país. Fue la última actividad antes de emprender el regreso a Buenos Aires.

Macri recibe tercer paquete de documentos de la Operación Cóndor

David Brooks| La Operación Cóndor, colaboración entre las dictaduras del Cono Sur para reprimir a todo opositor, contempló abrir oficinas de campo en Estados Unidos y Europa y, de hecho, los regímenes de Argentina, Uruguay y Chile realizaron operativos en Europa occidental, según un informe desclasificado del Departamento de Estado difundido este jueves por el National Security Archive, organización independiente de investigación.

Este informe caracterizó a la Operación Cóndor como un esfuerzo multinacional de los servicios secretos de los gobiernos del Cono Sur para rastrear y liquidar a disidentes de sus regímenes en la década de los 70. “Un grado de cooperación clandestina fue formalizado a mediados de 1976 con el nombre en código de Operación Cóndor”, explica el informe secreto.

El archivo es uno de 931 documentos secretos del gobierno de Estados Unidos que fueron revelados y entregados este jueves por el gobierno de Donald Trump al jefe del gobierno argentino, Mauricio Macri, quien se encuentra de visita oficial en Washington. Es el tercer paquete de documentos secretos oficiales estadunidenses entregados a Argentina como parte del compromiso del presidente Barack Obama en su viaje al país sudamericano en marzo de 2016 (quien entregó los primeros dos paquetes) de divulgar información de inteligencia sobre abusos de derechos humanos durante la dictadura argentina.

Carlos Osorio, director del proyecto de documentación sobre el Cono Sur del National Security Archive (NSA), declaró que esta entrega es otro acto positivo de diplomacia que inició con Obama y continúa con el gobierno de Trump.

El nuevo paquete incluye información sobre disputas dentro del gobierno de Jimmy Carter sobre cómo se manejó al dictador Rafael Videla e incluso se le apoyó contra figuras aún más extremistas que él en las fuerzas armadas, así como el esfuerzo de un funcionario en la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires para romper con la censura de sus superiores de sus informes a Washington sobre derechos humanos, y también las pugnas de la entonces secretaria asistente de Estado encargada de derechos humanos Patricia Derian, de incluir más información sobre tortura y otras violaciones en los países sudamericanos en los informes públicos de esa dependencia.

Los documentos en este paquete también incluyen información sobre desaparecidos durante ese periodo, incluida la del dirigente de Montoneros, Rubén de Gregorio, quien fue detenido e interrogado en Montevideo antes de ser entregado a las fuerzas de seguridad de Argentina y encarcelado en el centro de detención secreto de la Escuela de Mecánica de la Armada.

El NSA seleccionó este jueves documentos de este tercer paquete presentado al gobierno de Argentina que se pueden revisar en su sitio web, donde también se puede consultar el archivo de cientos de documentos de los primeros dos paquetes: http://nsarchive.gwu.edu/NSAEBB
*Corresponsal de La Jornada de M;éxico en EEUU.

La mano del amo

El 23 de julio de 2003, Néstor Kirchner logró la foto que buscaba: tomó de la rodilla al entonces presidente de Estados Unidos, George Bush, y sonrió pícaramente buscando la complicidad del fotógrafo presidencial, Víctor Bugge. La escena había sido conscientemente buscada por el ex presidente. Así lo contó Bugge: “Fue un gesto calculado, una respuesta a otra foto que yo había sacado el 11 de noviembre del 2001, en la que Bush apoyaba su mano en la rodilla de Fernando de la Rúa”. Kirchner interpretaba ese gesto como una suerte de ejercicio de sometimiento de los mandatarios norteamericanos sobre sus colegas extranjeros. Dos años después, en 2005, hizo quedar en ridículo a Bush en medio de su visita a la Argentina con motivo de la Cumbre de las Américas,  que culminó con el histórico “No al ALCA”, el tratado de libre comercio que EEUU deseaba imponer al resto del continente.

La secuencia se invirtió el jueves durante la visita de Mauricio Macri a su par estadounidense, Donald Trump, en la Casa Blanca. Luego de un intercambio de elogios entre “dos viejos amigos”, como se definieron los dos empresarios que solían hacer negocios entre champagne y golf durante la década del 90, Trump repitió el gesto de Bush a de la Rúa y delante de las cámaras que registraban el comienzo de su reunión en el Salón Oval puso su mano derecha sobre un sonriente Macri.


Trámite para ingresar a EEUU
Pese a que quitó toda restricción para el ingreso de ciudadanos norteamericanos al país, Argentina avanza a pasos de bebé en conseguir eliminar la visa para el ingreso de ciudadanos argentinos a Estados Unidos. Argentina ingresará a partir del lunes próximo al Programa Global Entry de Pasajeros Confiables de Estados Unidos, lo que facilitará la entrada de viajeros argentinos considerados “de bajo riesgo”, aunque de todas formas deberán pasar por una “verificación de seguridad previa”.

Apoyo para ingresar a la OCDE
Macri aseguró que recibió un fuerte apoyo de su par de Estados Unidos, Donald Trump, para ingresar a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). “Se comprometió a apoyar a Argentina y esto nos permitirá ser un país más previsible y confiable para los inversores”, dijo el Presidente en un encuentro con la prensa respecto del ente que agrupa a los 35 estados que producen un 80 por ciento del PBI mundial. La Argentina se encuentra desde hace meses en proceso para ingresar en este organismo internacional, para lo que requiere cumplir con ciertos requisitos.

Una cumbre con fondo verde oliva

Martin Granovsky-Página 12| Así como la Flotus es la Flotus y desde Jackie Kennedy su estilo importa, el Potus es el Potus y sus palabras siempre deben ser estudiadas. Flotus es la sigla que usa la jerga oficial para designar a la First Lady of the United States, la primera dama de los Estados Unidos. Potus es por President of the United States.

Ante el rojo de Juliana Awada, Flotus Melania Trump vistió un conjunto color verde seco con chaqueta estilo militar. Potus no necesita símbolos. Es el comandante en jefe del país más poderoso del mundo. Pero además antes de empezar su reunión con Mauricio Macri en el Salón Oval dejó una frase para analizar.

Los periodistas le preguntaron si dejará entrar los limones argentinos al mercado norteamericano. Dijo Trump: “Estoy al tanto de los limones. Y lo crean o no, el negocio de los limones es un gran, gran negocio”. Un periodista le pidió entre risas generales: “¡Solo diga que sí!”. Transcripción textual de Trump según la versión de la Casa Blanca: “Pero vamos a tomar esto en consideración, muy seriamente. Una de las razones por las que él está aquí son los limones (risas) y yo le hablaré acerca de Corea del Norte y él me hablará de los limones. Y creo que vamos a estar muy bien dispuestos. Vamos a estar hablando”.

Potus dijo también que “Venezuela es un lío”, que “está en una situación muy triste” y que él mismo se siente así. “Estoy muy triste por Venezuela”, afirmó. Una interpretación de tono crítico hacia Macri podría decir que Potus lo ninguneó al hablar con tanta ligereza de los limones frente a una crisis nuclear como la de Corea del Norte. Un meme no se le niega a nadie. Pero hablando en serio sería una interpretación liviana por estos cinco motivos:

Trump recibió a Macri en la Casa Blanca solo tres meses y siete días después de asumir.
Macri fue el segundo latinoamericano recibido por Potus después del peruano Pedro Pablo Kuczynski.  La Argentina no tiene la magnitud de Brasil pero a diferencia de Michel Temer, que accedió al Planalto por un golpe y solo tiene un 7 por ciento de popularidad, el derechista Macri llegó a la Casa Rosada por elecciones.

La postura antivenezolana de Macri y su insistencia en el tema le ahorran a Potus un esfuerzo de agitación que de otro modo debería desplegar solo. A pesar de que el tono es más suave que el utilizado usualmente por Macri, resulta significativo que la declaración conjunta solo mencione un tercer país, Venezuela: “Ambos presidentes señalaron su fuerte preocupación por la deteriorada situación en Venezuela y ambos líderes acordaron trabajar estrechamente para preservar las instituciones democráticas en ese país”. Por lo menos 27 financistas ocupan cargos en el gobierno argentino. La mayoría trabajó en Wall Street, por ejemplo en JP Morgan, Morgan Stanley, Citi, Barclays, Merrill Lynch, Goldman Sachs y Chase. Aun con la baja de Alfonso Prat-Gay es probable que un año después la cifra sea todavía mayor.

Parece prematuro afirmar que, en la lógica trumpeana de “síganme los buenos”, Macri se comprometió a una Argentina metida de lleno como socia de los Estados Unidos en crisis globales que le quedan grandes. La Argentina no tiene interés directo ni capacidad para ser parte en el conflicto de Corea. Tampoco en el del Mar Meridional de la China. O en la escalada entre Washington y Teherán, la guerra en Siria y los vericuetos que se esconden por debajo de ISIS. Sin embargo, ningún diplomático avispado dejaría de registrar que en público y delante de Macri Trump habló de Corea. O sea, de un tema estratégico-militar. Es un estilo: ordenó bombardear Siria mientras comía torta de chocolate con el presidente chino Xi Jingping.

El verde militar de Flotus impregnó dos párrafos de la declaración conjunta. Uno reza: “Reconociendo los beneficios y riesgos de nuestra creciente dependencia de información incorporada a las redes informáticas, ambos líderes identificaron la creciente importancia de la cooperación en política cibernética”. El otro párrafo informa sobre el lanzamiento de un grupo de trabajo bilateral “sobre cuestiones cibernéticas, el cual protegerá los intereses de seguridad y económicos de nuestros respectivos países, empresas y usuarios de internet”.

Las ciberguerras son uno de los temas preferidos del influyente consejero de Seguridad Nacional, el general de tres estrellas Herbert McMaster, que hasta ahora pesa más en la política internacional que el propio secretario de Estado, el ex Exxon Rex Tilerson. Trump tiene en el gabinete un terceto de generales. Los otros dos son el secretario de Defensa, Jim Mattis, y el de seguridad Interior, John Kelly. Los Estados Unidos no solo quieren protegerse de los ciberataques y combatir filtraciones como la de Julian Assange, que confirmó para el mundo entero el profundo nivel de involucramiento norteamericano en todos los países.

The New York Times informó sobre intentos de montar ciberataques contra los programas nucleares de Corea del Norte e Irán. Se trata de un área discreta de la política internacional. James Lewis, un experto del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales, donde disertó Macri ayer, suele sostener que ni siquiera cuando vencen los agresores triunfantes quieren hacerlo público. La clave es no generar mecanismos de prevención en otros blancos posibles.

La Argentina desarrolló mecanismos de cooperación con Brasil en defensa contra ataques cibernéticos. En 2013 visitó Buenos Aires el entonces ministro de Defensa de Dilma Rousseff, el ex canciller de Lula Celso Amorim, para firmar acuerdos con su colega Agustín Rossi. El diplomático brasileño explicó a Página 12 que un ataque cibernético que comprometiera el sistema eléctrico o el control de aeropuertos “podría generar el efecto de un arma de destrucción masiva”. Antes del golpe de 2016 Rousseff sufrió hackeo de sus correos por parte de la Agencia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos. Por eso llegó a suspender una visita de Estado concertada con Barack Obama.

La complementación entre Brasil y la Argentina se produjo en el marco del Consejo de Defensa Sudamericano, una iniciativa binacional que desembarcó en Unasur y está en el freezer con Temer y Macri. Proteger la infraestructura propia virtual y física también es el objetivo de Rob Joyce, el coordinador de ciberseguridad de la Casa Blanca designado por Potus.

Por si alguien tuviera dudas de que para Trump el poderío militar es básico, no bien despidió a Macri y Awada el presidente norteamericano ordenó revitalizar la industria del aluminio. Entre 2012 y 2015 las importaciones de aluminio semifabricado de China crecieron el 183 por ciento. En 2016 la producción estadounidense cayó un 47 por ciento.

“El aluminio es un material crítico para la defensa nacional, para los vehículos militares terrestres y para los buques de guerra”, informó la Casa Blanca sin el glamour de Flotus pero con su mismo color verde oliva. Para Macri fue un día especial. “Maravilloso”, describió. Para Potus, otro día dedicado a poner la máquina en forma.