Macron cede ante las protestas y la cólera de los franceses: policías se niegan a reprimir
Tras semanas de violentas protestas en París y otras ciudades, protagonizadas por los conocidos como chalecos amarillos, el gobierno francés anunció que va a aplazar por seis meses la subida de los impuestos a los carburantes, prevista para el primero de enero, y congelará los precios de la luz y el gas durante el invierno para calmar las protestas.
«Ningún impuesto merece poner en peligro la unidad de la Nación», dijo el primer ministro Edouard Philippe al anunciar estas medidas en un discurso retransmitido por televisión. «Hay que estar sordos» para «no escuchar la cólera» de los franceses, agregó.
El gobierno francés está bajo presión desde el 17 de noviembre, cuando estalló un movimiento de protesta en todo el país, pero especialment en la capital, contra el incremento del precio del combustible. Las protestas, convocadas por un colectivo autodenominado «chalecos amarillos» desembocó el sábado en violentas manifestaciones con incendios de automóviles, saqueos de comercios y vitrinas rotas.
La principal demanda de los manifestantes era la supresión de esta tasa a los carburantes, pero sus reivindicaciones se han ampliado y ahora piden un aumento del salario mínimo, una reducción general de los impuestos, una subida de las pensiones y la restauración de un impuesto al patrimonio de los más ricos, entre otros.
Varios representantes de los «chalecos amarillos» no tardaron en calificar la medida de «insuficiente». «Los franceses no quieren migajas», dijo Benjamin Cauchy, una de las figuras de este colectivo que nació en las redes sociales.
Philippe se había reunido con los líderes de los partidos con representación parlamentaria para abordar la crisis. Todos ellos, con la excepción de las formaciones ecologistas, se mostraron a favor de una moratoria.
La crisis de los chalecos amarillos ha tenido un fuerte impacto en la popularidad del presidente francés, Emmanuel Macron, y en la de Philipe, según el sondeo de Ifop-Fiducial publicado este martes por Paris Match y Sud Radio. Así, la popularidad del presidente cayó al 23 por ciento, seis puntos menos que hace un mes, y el primer ministro cedió diez puntos hasta el 26 por ciento.
Pero esta semana siguieron las protestas. Desde hace varias semanas se registran violentas concentraciones en París contra el Gobierno de Emmanuel Macron, quien recientemente visitó la Argentina por la cumbre de líderes del G20. Como consecuencia de las protestas de los «chalecos amarillos» contra la suba del precio del combustible en Francia, hubo 133 personas heridas y 412 detenidas.
Paramédicos y estudiantes se sumaron este lunes a las protestas de los chalecos amarillos
contra el gobierno francés por el aumento al precio de los combustibles y en rechazo a la política fiscal y social de Macron, al tiempo que el primer ministro Édouard Philippe se reunió con dirigentes opositores para tratar de distender la situación. La mayoría de los dirigentes piden una prórroga al alza del precio de los combustibles que está prevista para el primero de enero.
El pasado sábado 136 mil personas participaron en la tercera jornada de protestas nacionales convocadas por este colectivo, que culminaron en disturbios, sobre todo en París, donde se reportaron saqueos e incendios. Los hechos en París fueron de una gravedad sin precedentes
, dijo el domingo el prefecto de policía Michel Delpuech, quien lamentó la violencia extrema e inédita
contra las fuerzas del orden.
Este lunes volvieron los inconformes a las calles en París, donde decenas de ambulancias bloquearon un puente que conduce a la Asamblea Nacional y filas de policías antimotines se interpusieron para evitar que se acercaran demasiado al edificio. Los paramédicos se quejan de los cambios aplicados en sus condiciones laborales. Estudiantes interrumpieron clases y bloquearon cerca de 100 escuelas para condenar la reforma educativa y apoyar al movimiento de los chalecos amarillos
.
No disparan contra el pueblo
Los manifestantes con chalecos amarillos avanzan por las calles de París y de pronto quedan enfrentados a una hilera de policías. Cuando el choque parece inevitable uno de los uniformados baja el escudo y se quita el casco. Lo sigue otro y luego otro y otro más hasta que los policías quedan a cara descubierta. La respuesta de los manifestantes es inmediata: todos saludan la negativa a seguir reprimiendo cantando La Marsellesa. Una imagen que recorrió el mundo.
No obstante, en medio de ese contexto de extrema tensión, un grupo de policías de París se negó a reprimir a los manifestantes. En un video se observa cómo una decena de agentes de las fuerzas de seguridad quedan cara a cara con los manifestantes, pero en lugar de avanzar contra ellos, se quintan los cascos. La grabación rápidamente se hizo viral.
*Economista-jefe del Observatorio de Estudios Macroeconómicos (Nueva York), Analista de temas de EU y Europa, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)