MAPUCHES: ÚLTIMOS TIEMPOS DE LIBERTAD (1881-1885)

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

El siguiente trabajo se detiene en los hechos anteriores a las rendiciones del futra lonko Sayweke y otros ñizol (principales) más o menos célebres, como Foyel o Inakayal, al frente de sus respectivas parcialidades. Destaca que los escenarios que albergaron los últimos conatos de resistencia armada mapuche corresponden al centro y al oeste de las actuales provincias de Chubut y Río Negro, en ocasiones en coincidencia con las tierras que hoy ocupa la Compañía de Tierras Sud Argentina (Grupo Benetton).

También establece que la presencia mapuche en esas áreas es muy anterior a la Conquista del Desierto y que las relaciones entre mapuche y tewelche conocieron prolongados lapsos de fluidez e intercambio pacífico. Asimismo, pretende despejar equívocos sobre las identidades de ambos pueblos y sobre la conducta que adoptaron algunas de sus autoridades originarias ante el avance de las tropas.

Por último, esboza un intento de introducir nuevas perspectivas en la etnohistoria al reformular el significado de ciertos términos del mapuzugun que hasta el momento se han traducido, por lo menos, en forma no del todo exacta.

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Inchiñ pewenchegeiñ apeimafiñ tufachi pu winka
(Los que somos pewenche acabaremos con el extranjero

Fue en el centro y oeste de las actuales provincias argentinas de Chubut y Río Negro donde se desarrollaron los últimos intentos significativos de resistencia armada mapuche. La observación puede constatarse cuando se reconstruye el itinerario de las campañas que comandó el teniente coronel Lino Oris de Roa desde la segunda mitad de 1883. A partir de sus crónicas se advierte que las diversas comunidades que tenían como lonko a Sayweke, Foyel e Inakayal, entre otros, todavía permanecían en libertad en esas zonas cuatro años después de perpetrada la Campaña al Desierto propiamente dicha, que había liderado el general Julio Roca.

No está de más recordar que a pesar de las consideraciones oficiales y los comentarios periodísticos, no le alcanzó a los efectivos militares arribar a la confluencia de los ríos Limay y Neuquén para terminar con la oposición de las diversas parcialidades mapuche. Después de 1879 hicieron falta varias expediciones más para que la resistencia se agotara, entre ellas la que penetró por segunda vez en el actual territorio neuquino y la que condujo Conrado Villegas hasta el lago Nahuel Huapi.

En rigor, las comunidades pewenche que reconocían la guía de las autoridades originarias que se mencionaron, encontraron al sur del Limay momentáneo refugio ante el avance del ejército argentino porque para ellas esos campos no resultaban extraños, como se desprende del testimonio que dejó el viajero inglés George Musters, quien transitó por la región al acompañar partidas tewelche entre 1869 y 1870.

En su periplo, el extranjero anotó la presencia de grupos a los que denominó araucanos, desde Esquel hacia el norte. En consecuencia, parece insólito que se afirme que el pueblo mapuche recién se instaló al interior de Patagonia con posterioridad a las incursiones militares de 1879.

Quizá sea necesario detenerse en la manera en que los mapuche se piensan a sí mismos. Sobre el antiguo territorio ancestral o Wallmapu se distribuían diversas parcialidades o identidades territoriales. Antes de la incorporación a la soberanía argentina, vivían en libertad no sólo los pewenche, sino también los mamülche, rankülche, williche y chaziche. Además, en los momentos previos a la Pacificación de la Araucanía todavía mantenían su independencia los wenteche, nagche, también los williche, los lafkenche y los mismos pewenche.

Parece central tener en cuenta esta caracterización porque como bien se afirmó, «el tratar a las colectividades mapuches de ambos lados de la Cordillera como etnías diferentes no es el camino correcto en la búsqueda del conocimiento sobre su pasado. Es el manejo del concepto de identidad territorial, como instancia intermedia entre la comunidad y la nación originaria, lo que permitirá analizar debidamente las particularidades de cada unidad local y las de la cultura mapuche en su generalidad».

Las alternativas de las campañas que llevó a cabo Oris de Roa «al interior del territorio patagónico» fueron rescatadas por Emilio Bidondo en ocasión del Congreso Nacional de Historia sobre la Conquista del Desierto, que se llevó a cabo en General Roca (Fiske Menuko) en coincidencia con el centenario de la incursión militar. Para su trabajo, se basó en los escritos que dejó el propio jefe. Antes de partir el oficial suponía que Sayweke y su gente se encontraban «a unos seis días de marcha (40/45 leguas) al norte del río Chubut, a partir desde el punto en que el Senger desemboca en ese río (sic)». Con relación a las órdenes que tenía, las tolderías del lonko «manzanero» se ubicaban al frente de la columna argentina, mientras que las parcialidades de Foyel e Inakayal quedarían a su izquierda, siempre según los informes anteriores al inicio de la marcha, que partió desde el remoto asentamiento de Puerto Deseado.

fotoEl 8 de agosto de 1883 el diminuto contingente –no superaba los 30 efectivos– alcanzó el Senguer en más o menos la mitad de su curso 16 días después de abandonar la costa marítima. Durante las tareas de reconocimiento, los soldados consiguieron apresar a 32 «indios de lanza», según la caracterización de la época, junto a cinco mujeres. Para Oris de Roa pertenecían a los grupos de Inakayal y Foyel, entre otros. También había «manzaneros», es decir, gente de Sayweke. Nótese la magnitud de la diáspora mapuche.

Luego de recorrer durante 10 días la margen derecha del Senguer, los uniformados se toparon con la gente de un cacique de nombre Chacamatra, que no tuvo mayores inconvenientes en someterse porque ya había parlamentado con Vintter. Con posterioridad a este suceso, el teniente coronel se retiró hacia Rawson, distante sólo 18 leguas del punto más occidental que había tocado. Allí su superior le ordenó dirigirse al valle de Valcheta, en la actual jurisdicción de Río Negro.

Hacia el 21 de octubre del mismo año, sus hombres se encontraron explorando los alrededores de Sierra Colorada, donde sólo hallaron rastros de «indios», quienes según las estimaciones de los baquianos, habían pasado por allí un mes atrás aproximadamente. Reinició la marcha a fines de noviembre de 1883, ahora con claro rumbo oeste y con refuerzos que le permitieron incrementar su contingente a 140 hombres, entre ellos «indios» auxiliares. Pero como parte del camino ya había sido explorado, torció hacia el sudoeste para batir los grandes paraderos de los indios, denominados Tromenieyo, Maquinchao, campos inmediatos y Yalalababat, en algunos de los cuales esperaba hallar a la tribu de Saihueque.

Después de una travesía sin mayores alternativas, las tropas argentinas alcanzaron la margen izquierda del río Chubut el 7 de diciembre y acamparon para recuperarse del intenso calor. El expedicionario situó su vivac «en el paraje que se denomina Paso de la Concepción, distante 105 leguas de la desembocadura del río Chubut en el océano», según Bidondo, 45 leguas al sudeste del Nahuel Huapi. Desde el sitio que actualmente se conoce como Paso de los Indios, iniciaron las columnas varias exploraciones que tuvieron como resultado la captura de varios prisioneros «procedentes de las tribus de Huichaimilla, Huenchunecul e Inacayal».

Después de los interrogatorios, Oris de Roa concluyó que a pocas jornadas de marcha y sobre las primeras estribaciones de la cordillera, situaba sus toldos el lonko que menciona en segundo término. Unas 20 leguas más al norte permanecía la gente de Kumilao, probablemente en campos que hoy pertenecen a la Compañía de Tierras Sud Argentina. Se preocupó el teniente coronel, porque sus cautivos confesaron que los mapuche que se situaban al sur de Kumilao «se habían invitado recíprocamente con Saihueque que estaba en el norte para unirse y pelear a las tropas hasta morir. Que la vigilancia que se tenía de los toldos era grande, y que de ellos nos se separaban los hombres más que en reducido número y por pocas horas para bolear, teniendo al propio tiempo el encargo de bombear campo y cortar rastros en todo rumbo».

El oficial dispuso que se atacara a Kumilao y Wenchunekul, pero advertidos los mapuche se escabulleron y sólo dejaron en el campo unos pocos prisioneros.

Subordinados de Oris de Roa encontraron un lago hasta entonces desconocido para los argentinos, al que rápidamente rebautizaron con el nombre del jefe: Vintter. Ese espejo de agua está varios kilómetros al sur de la actual localidad de Corcovado. Fue uno de aquellos cautivos el que legó un valioso testimonio, según el cual «hacía como un mes que en Schuniqueparia había tenido lugar un gran parlamento, al que concurrieron Inacayal, Foyel, Chagallo, Salvutia, Rayel, Nahuel, Pichi-Curuhuinca, Cumilao, Huichaimilla, Huenchunecul, Huicaleo y otros caciquillos en representación de sus tribus y Saihueque con todos sus capitanejos… Que en el parlamento se arribó a la conclusión de no entregarse ninguno a las fuerzas del Gobierno y de pelear hasta morir, debiendo prestarse recíproco apoyo las tribus entre sí… Que los tehuelches, cuyo número alcanzaría a unos 400 hombres, se hallan recostados, unos en el Alto Deseado y otros hacia el río Santa Cruz y que ninguno de los caciques había concurrido al parlamento».

La aseveración anterior echa por tierra la suposición que hizo corriente determinada corriente de la investigación, según la cual los lonko mapuche Inakayal y Sayweke eran tewelche. Que entre sus mayores figurara –supuestamente– ascendencia günuna kuna es un ingrediente que no alcanza para soslayar su pertenencia al pueblo mapuche, en particular a la parcialidad pewenche, como se verá más adelante. El prisionero le transmitió con justeza a Oris de Roa que los tewelche no habían participado del trawün (parlamento). En ese aspecto no tenía por qué mentir y además, no podía avizorar las discusiones posteriores que con pretensiones académicas, les adjudicaron origen «argentino» a los tewelche y «chileno» a los mapuche.

Finalmente, el único entrevero tuvo lugar el primer día de enero a media tarde, sobre el río Senguer, a donde la columna había llegado bajo las presunciones del oficial. Según el militar, una fracción de sus subordinados enfrentó a un grupo de 300 hombres, 100 de los cuales portaban armas de fuego. Otra también fue atacada por un grupo de 60 weichafe. Oris de Roa informa que fueron los mapuche quienes se retiraron.

Llama la atención que pese a ese retroceso, fueran los efectivos del ejército quienes consideraran conveniente replegarse hacia el río Genoa primero, para luego continuar su marcha hacia la costa atlántica, en forma paralela al río Chubut. Allí finalizaron las incursiones «al interior del territorio patagónico».

Como puede advertirse, lejos estuvo la campaña de finalizar con las hostilidades. En definitiva ni Sayweke, ni Inakayal ni Foyel habían capitulado, entonces Vintter consideró oportuno levantar un fortín con el ánimo de proteger a las colonias galesas de la costa atlántica.

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Varios meses después -octubre de 1884- los weichafe y kona que quedaban bajo la orientación de los dos inan lonko se hicieron presentes ante las empalizadas de la fortificación, pero dudaron ante la presencia de efectivos que consideraron numerosos. Finalmente, el combate tuvo lugar el 18 de ese mes en cercanías del río Genoa y según fuentes militares, terminó con el desbande de los mapuche, quienes dejaron en el campo 30 caídos.

Para capturar al líder «manzanero» se pusieron en marcha otras tres columnas argentinas, las que para su alivio no tuvieron necesidad de entrar en nuevos combates. El futra lonko se presentó el 1º de enero de 1885 en Junín de los Andes, por entonces un fuerte. Lo acompañaban 700 hombres en condiciones de guerrear, además de 2.500 mujeres, niños y ancianos. Pertenecían a las comunidades de Inakayal, Wenchunekul, Nawel, Pichi Kurruwinka, Kumilao y Foyel, entre otros. Su rendición es considerada como el fin de la resistencia armada del pueblo mapuche.

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* Texto parcial de la ponencia presentada en el Sexto Congreso de Historia Social y Política de la Patagonia Argentino-Chilena. «Identidad e Imagen. Historia, investigación e investigadores en Patagonia. Trevelin, Chubut. 13, 14, 15 y 16 de octubre de 2005.
El autor es licenciado en Ciencias Políticas, especialización en Relaciones Internacionales. Periodista.
Ensayo completo y notas en el periódico
Azkintuwe, de lectura gratuita: (www.nodo50.org/azkintuwe/nov16_1.htm).

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