Marc Stanley, ¿virrey o nuevo embajador de EU en Argentina?
Arrogante, provocador, despectivo, más parecido a un “virrey”. Así califica la prensa argentina al texano Marc Stanley, el designado nuevo embajador de Estados Unidos, en Argentina, activista político y líder de la comunidad judía en su país, un hombre poco preocupado por disimular sus intenciones de injerencia en asuntos internos.
Stanley es un abogado demócrata, que mostró en su comparecencia ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense un perfil cercano al del expresidente republicano Donald Trump, aunque fueran designado en agosto por Joe Biden para estar al frente de la Embajada de EU en Buenos Aires.
Stanley es líder de muchas organizaciones caritativas y políticas judías y se desempeñó durante seis años como presidente del Consejo Nacional Judío Democrático. En Dallas, también es expresidente de The Legacy Senior Communities, Inc., una organización benéfica sin fines de lucro patrocinada por la comunidad judía. Su militancia dentro de la comunidad empresaria judía en Estados Unidos, lo acerca más a la imagen de un lobista de intereses de grandes empresarios que a la de un diplomático de carrera.
Pero supo hacer buena letras ante el comité del Senado, demostrando ser un halcón. Prometió ingresar de lleno, y desde el primer momento, en la puja por alcanzar un acuerdo con el FMI, pero claramente del lado de una definición de la política macroeconómica que garantice, antes que nada, el repago de la deuda.
El futuro embajador describió a la Argentina como «hermoso autobús turístico al que no le andan las ruedas». Cuestionó la falta de alineamiento del gobierno argentino de Alberto Fernández con la lucha de Washington contra los gobiernos de Venezuela, Cuba y Nicaragua –“el eje del mal”- bajo el escudo de la defensa de los derechos humanos, una vieja cruzada rechazada por Latinoamérica, por considerarlo intentos de injerencia en asuntos internos de sus países.
Es más, le reclamó al gobierno argentino «un plan macro que aún no tiene» para poder acordar el pago de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), además del alineamiento con su país para aislar a Venezuela y a Cuba.
“Lamentablemente, Argentina está experimentando importantes desafíos económicos, incluida una enorme deuda con el FMI y una prolongada recesión. Si se confirma mi nominación, trabajaré para apoyar los esfuerzos de Argentina para abordar esos desafíos”, dijo.
Oscar Parrilli, senador nacional del Frente de Todos -y de extrema confianza de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner- le reclamó este jueves 28 de octubre a Stanley que se abstenga de «entrometerse en los asuntos internos de otro país», y le advirtió que el gobierno no va a «admitir una actitud de este tipo». Planteó una cuestión de privilegio durante la sesión en el Senado para expresar su intención de que «el señor Stanley revea esta postura de entrometerse en los asuntos internos de otro país. Y si desea hacerlo tiene a la bancada de Cambiemos -en referencia al bloque neoliberal- con ellos puede trabajar tranquilamente, lo hicieron antes», acotó.
Parrilli comparó la actitud de Stanley con la que en su momento tuvo Spruille Braden cuando enfrentó sin éxito a Juan Domingo Perón a mediados de los años 40. «Solo hay que recordar que ya hubo un Braden que fue a elecciones apoyando a la oposición, y al cual, igual que a Mauricio Macri en 2019, le ganamos», desafió. Sobre la metáfora que Stanley utilizó para describir al país como un «autobús turístico al que no le andan las ruedas», Parrilli remarcó que «si hoy este colectivo no funciona correctamente en gran parte se debe a la responsabilidad del gobierno anterior de Estados Unidos, y al gobierno anterior que estuvo en la Argentina hasta el 10 de diciembre de 2019».
“La deuda con el FMI, de 45 mil millones de dólares, es enorme. El problema, sin embargo, es que es responsabilidad de los líderes argentinos elaborar un plan macro para devolverlos, y aún no lo han hecho. Dicen que ya pronto viene uno”, dijo Stanley en el Congreso en tono irónico, casi burlón, señala el analista Raúl Dellatorre.
Stanley destacó las reuniones que mantuvo con algunos funcionarios argentinos en Washington, como Gustavo Béliz, secretario de Asuntos Estratégicos, y también estadounidenses, como el asesor de Seguridad Nacional de Biden, Jake Sullivan, con el fin de mostrar un compromiso para “encontrar formas constructivas de ayudar”.
El senador Ben Cardin preguntó específicamente por los casos de lavado de dinero en la triple frontera con Paraguay y Brasil, imaginario colectivo impuesto por Washington alegando la posibilidad de que allí se financien y se instalen grupos terroristas. Desde hace décadas EU ha puesto la mira en la Triple Frontera, en pleno Acuífero Guaraní. Cardin indagó sobre cómo podría colaborar EU en la lucha contra la corrupción.
Siguiendo el mismo libreto, Stanley dijo que “Está claro que la corrupción tiene lugar en el área fronteriza de la que está hablando entre Paraguay, Brasil y Argentina. EU está totalmente comprometido en tratar de luchar contra lo que sucede allí. Vamos a trabajar con nuestras agencias de Defensa y de Inteligencia. Estamos haciendo muchos intercambios”.
“Estamos entrenando, entregando una gran cantidad de equipos de lucha contra el crimen, por lo que estoy muy orgulloso de lo que está sucediendo, pero creo que está destacando un tema muy, muy importante”, añadió. Un tema que debieran aclarar los gobiernos de los tres países sudamerianos.
Y anunció que planea «dialogar con líderes de todos los niveles del país para lograr que en el hemisferio se honren nuestros ideales». Para alegría de los congresistas estadounidenses y sus negocios, prometió injerencia en los asuntos internos argentinos.
Los periodistas argentinos recuerdan que Edward del Prado un ex embajador yanqui en Argentina que antes asumir declaró que venía a colaborar con la justicia argentina: en su estancia como jefe de la diplomacia estadounidense en Buenos Aires se desplegó con toda virulencia el Lawfare. Si sirve como antecedente preparémonos…
En otro momento de su presentación, Marc Stanley, con escasa información o falseando intencionalmente la realidad, describió que «el comercio bilateral se redujo y algunas empresas de nuestro país están abandonando la Argentina debido a las barreras regulatorias», reiterando consignas de la oposición de la extrema derecha argentina, carente de fundamentos.
Y no se quedó allí, ya que anunció su propósito de interferir en las relaciones económicas entre Argentina y China, poniendo especial énfasis en evitar que Argentina acceda a los últimos avances chinos en la tecnología de la comunicación.
“A medida que Estados Unidos ve una mayor competencia con la República Popular China en la Argentina y en otros lugares, haré que sea una prioridad mantener los pies en el fuego, sobre todo cuando productos como la tecnología 5G están ingresando al mercado regional, y permitiendo que China acceda a todos los datos e información de la población argentina”, alarmó Stanley a los senadores.
Con respecto a las inversiones, en caso de que el Senado argentino finalmente apruebe su pliego, el futuro embajador señaló que también buscará fomentar el comercio y las inversiones de Estados Unidos en industrias como la minería, ciberseguridad, farmacia y tecnología.
* Periodista y politólogo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)