Max Marambio: malos tiempos

Rivera Westerberg.*

Que le tiene mucho cariño, dijo Marco Enríquez-Ominami sobre Max Marambio; con las infundadas acusaciones que le formulan tiene poco tiempo —deslizó a propósito de la renuncia de Marambio a una de las vicepresidencias del Partido Progresista—. La tormenta que viene de Cuba no da reposo al empresario y político, ya un habitué en los titulares de las noticias de agencias informativas y diarios del continente.

Lo cierto es que —según las informaciones— Marambio tiene tiempo hasta el 23 de este mes de agosto para presentarse antelas autoridades isleñas que investigan, dicen las mismas noticias, "delitos de cohecho, actos en perjuicio de la actividad económica o de la contratación, malversación, falsificación de documentos bancarios y de comercio y estafa" en los que estaría involucrado.

Ex oficial del cuerpo de elite de tropas especiales cubano devenido hombre de empresas, Marambio habría hecho caso omiso a una primera citación de la agencia de Seguridad de Cuba el 29 de julio ppddo. Semanas antes de vencerse ese plazo el abogado en Chile del empresario emitió una circular en la proclamaba tanto la inocencia de su cliente como su disposición a colaborar con las investigaciones en Cuba.

Esta semana el Ministerio del Interior del país caribeño señaló que si Max Marambio no se presenta antes del 23 de agosto será declarado en rebeldía y se emitirá orden de captura internacional en su contra, informó por medio de su corresponsal en la isla el periódico mexicano La Jornada en su edición del cinco de agosto.

No existe tratado de extradición entre Chile y Cuba; los delitos por lo que se acusa a Marambio podrían signjficarle —de ser probados por los investigadores a la orden del jefe de la investigación Francisco Estrada— hasta 20 años de prisión.

El núcleo de la investigación se encuentra en Alimentos Río Zaza, propiedad del "holding" cubano Corporación Alimentaria y del International Network Group, consorcio chileno del que Marambio es su titular. ING controla además una agencia de viajes y turismo —que administra un hermano— y su socia principal era la cónyuge del general Acevedo, que oficiaba como gerenta comercial de las empresas de Marambio en Cuba. El general y su mujer no han sido sometidos a proceso, se encuentran en libertad, aunque la investigación no ha concluido

Alimentos Río Zaza facturaba decenas de millones de dólares anuales, exportaba alimentos envasados y vendía en el mercado local —en el que se compra con divisas—. Los productos fabricados por la empresa comenzaron a escasear y terminaron por desaparecer en abril, se dice que porque Marambio ordenó cerrar las plantas de trabajo.

Complicó la situación del imputado la muerte del gerente chileno en Cuba, Roberto Baudrand Valdés, testigo que se consideraba clave, que fue encontrado muerto en su domicilio el 13 abril, según la autopsia por una mezcla de alcohol y tranquilizantes.

Pero Río Zaza —que fue por alrededor de 20 años un virtual monopolio de jugos de fruta envasados en la isla— no es el único dolor de cabeza para el empresario y político chileno de 63 años. Su nombre fue vinculado a un caso de contrabando de mercancías y tráfico de personas que afectó a Cubana de Aviación y costó la caída del director de Aeronáutica, general Rogelio Acevedo. Según versiones, los aparatos de Cubana de Aviación eran utilizados bajo distintas coberturas ilegales para transportar bienes y personas fuera del control de Aduana y servicio de migraciones cubanos, generando a los corruptos varios millones de dólares.

En Chile las opiniones ante el escándalo se entrecruzan; para algunos Marambio es una suerte de Arlequino, el personaje de la comedia dieciochesca de Goldoni, que no pudo seguir "estirando la cuerda" y servir a dos patrones: la ideología socialista y la voracidad capitalista, terminando por volcarse de lleno a tareas empresariales dignas de lo peor del capitalismo, aprovechando para ello sus contactos en las altas esferas cubanas.

Otros, en cambio, piensan que se trata de una farsa montada en su perjuicio y como castigo por haber apoyado intelectual y financieramente a Enríquez-Ominami cuando su candidatura presidencial y posteriormente en la creación de un referente político.

Lo cierto, en cualquier caso, es que los mejores del empresario y político y sus llegadas en helicóptero a sus oficinas en el distrito más caro y exclusivo de la capital chilena parecen abandonarlo.
 

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