Mejorsur

2.026

Federico Bernal*
Esta semana se produjo un nuevo encuentro de ministros de Argentina y Brasil para consolidar la relación bilateral, en el marco del Mercosur. Analizar la performance del país desvinculada de su espacio político, geopolítico, cultural, económico y comercial de pertenencia, el Mercosur y la Unasur, conducirá a errores de interpretación y a soluciones y caminos equivocados.

Más allá de las consideraciones histórico-políticas de por qué el destino nacional es indisoluble del destino sudamericano, con el sentido común alcanza: sólo en bloque la Argentina podrá modernizar, desarrollar y diversificar su aparato productivo, otorgando mayor valor agregado a su industria y mayor empleo. El Mercosur afrontó diversos contratiempos, pero es oportuno indagar sobre cuál ha sido y cuál viene siendo su desempeño, cuáles son los mayores conflictos, los avances y las perspectivas.

A contramano de lo difundido por la gran prensa toda vez que se detiene en analizar los conflictos internos del Mercosur –prácticamente por lo único que aparece–, el BID opina que: “Teniendo en cuenta cómo el alcance de la crisis internacional ha afectado el volumen del comercio mundial, el número y la magnitud de los conflictos hacia el interior del bloque durante el último año parecen relativamente modestos y en línea con lo sucedido en anteriores episodios de su historia”.

Entre las debilidades del bloque, se advierten: ausencia de reglas, la dificultad para encauzar los conflictos institucionalmente (por ejemplo, la no puesta en funcionamiento del Mecanismo de Adaptación Competitiva, mecanismo activado en 2006), la recurrencia de determinados conflictos por sectores productivos y la continuidad de una alta dosis de unilateralismo y discrecionalidad. No obstante, el BID vuelve a concluir que: “Ciertas lecciones han sido aprendidas: el cuidado para no generar desvíos de comercio, un mayor acuerdo entre los sectores privados para enfrentar la creciente competencia de las importaciones extrazona y, a nivel de los gobiernos, la comprensión de que el desarrollo productivo del Mercosur debiera ser un factor de mayor homogeneización al interior del bloque”.

Entre los logros verificados en el último año se pueden mencionar: la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio Mercosur-Israel; la primera Reunión del Comité Conjunto del Acuerdo Comercial del Mercosur y la India; la primera Reunión Trilateral a nivel ministerial Mercosur-India; la segunda Ronda de las Negociaciones con Egipto, SACU, la IV Reunión del Comité Automotor del Acuerdo de Complementación Económica Mercosur-México. Asimismo, caben subrayar como de sumamente importantes e inéditos los siguientes logros: el sistema de pagos en moneda local, los swaps de monedas, los pedidos de modificación del Arancel Externo Común para ciertos productos sensibles, la reglamentación del Fondo de Agricultura Familiar del Mercosur y la profundización en nuevos proyectos y normativas vinculadas con el Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (Focem) y al Programa de Integración Productiva (donde destaca la creación del Fondo Mercosur de Garantías a Micro, Pequeñas y Medianas Empresas), ambos últimos destinados a la administración y reducción de las asimetrías intrabloque.

Finalmente, no puede dejar de señalarse el notable crecimiento del flujo comercial (exportaciones e importaciones) del Mercosur con la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y Venezuela (el país extrabloque de América latina que más creció como destino de las exportaciones del Mercosur), ratificando por cierto una tendencia ininterrumpida entre 2003 y 2008.

El estrechamiento de lazos comerciales con los restantes países de América del Sur y, fundamentalmente, Venezuela –a un paso de ingresar al bloque—, no sólo contribuyen al equilibrio interno productivo y comercial del Mercosur (en 2008, las exportaciones de Brasil al Mercosur representaron el 52,3 por ciento del total y sus importaciones desde el bloque fueron un 34,9 por ciento del total), sino también al aceleramiento de las iniciativas continentales como son el Banco del Sur, Petrosur y el Consejo de Defensa Sudamericano.

Si bien la crisis internacional así como los conflictos en el seno del bloque lejos están de solucionarse, se vislumbra por delante un gran año para el Mercosur. Prueba de ello son las prontas y rápidas recuperaciones verificadas en la Argentina y Brasil, el más activo rol del primero en diversos foros internacionales, los avances Mercosur-India y Mercosur-Unión Aduanera de Africa del Sur, la creciente participación de China como destino de las exportaciones extrazona, el “factor China” como elemento de amenaza potencial común que ahonda los lazos de solidaridad de los miembros del bloque en un número creciente de rubros, el exitoso sistema de pagos en moneda local, los avances del Focem y del Programa de Integración Productiva, todos sumados a la casi segura incorporación de Venezuela al bloque y a la flamante presidencia pro tempore de la Argentina en 2010.

En orden de importancia, el BID destaca como los principales generadores de conflictividad interna entre los socios: los efectos desestabilizadores de la crisis global; la fuerte política proteccionista argentina en relación con Brasil y Uruguay; las políticas de preservación tomadas por Brasil en relación con su sector agroindustrial, y la reanudación de acuerdos voluntarios entre privados para la administración del comercio entre Argentina y Brasil.

En 2008, las ventas del Mercosur al resto del mundo alcanzaron los 248.022 millones de dólares y las importaciones, 236.700. Como resultado, el saldo comercial del bloque con la extrazona continuó siendo superavitario en 2008, con excepción de Asia, donde el déficit creció 78,2 por ciento. Sin embargo, este último se convirtió en superavitario en el primer semestre de 2009, producto del diferencial entre las exportaciones (subieron 8,0 por ciento) y las importaciones provenientes de dicha zona (bajaron 31,0 por ciento).

Recién en la primera mitad de 2009 se advirtieron los efectos de la crisis sobre el desempeño comercial del bloque: las ventas totales extra Mercosur cayeron 20,2 por ciento (reducciones hacia todos los destinos, a excepción de Asia), mientras que el comercio intrabloque sufrió una contracción interanual de 29,9 por ciento. El ingreso de capital externo sufrió un freno abrupto en igual período, con una caída del 34,6 por ciento (15.700 millones de dólares total) en relación con el primer semestre del año anterior. Los países más perjudicados fueron la Argentina y Uruguay
 

*Periodista. Página12, Argentina
 

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