México: Un (peligroso) absurdo, el Estado fallido
José María Pérez Gay*
La primera mención de un Estado fallido la hallé en un discurso de Madeleine Albright, secretaria de Estado del presidente Bill Clinton, que, en 1999, habla de estados fallidos y adelanta dos ejemplos conocidos: Somalia y Pakistán, carentes de un poder central y del dominio íntegro de su territorio y, al mismo tiempo, capaces de tolerar la privatización de la violencia. Madeleine Albright añadía “un grupo de estados africanos que nunca aprendieron nada sobre la soberanía en un sentido moderno –el incuestionable control militar sobre sus fronteras, una administración vigente en todo su territorio y la confianza de los ciudadanos en el Estado”.
“además se preocupa siempre por la seguridad de sus miembros, la gobernabilidad de sus instituciones y su crecimiento económico y social”. Así, algunos estados fallan al rendirse a la privatización de la violencia y, por eso, aunque las rebeliones terminan con frecuencia en múltiples ocasiones en baños de sangre, los historiadores rehabilitan a los desheredados y les hacen justicia.
“No podemos darnos el lujo de otro Estado fallido como Afganistán”. De esta manera Annan se refiere al periodo durante el cual ese país era la guarida del terrorismo internacional.
“para proteger a sus ciudadanos de la violencia y quizás incluso la destrucción”y
“se consideran más allá del alcance del derecho nacional o internacional”. Y su grave
“déficit democrático”priva a sus instituciones de auténtica sustancia.
*Escritor, traductor, académico y diplomático mexicano