Michael Jackson, un hombre atrapado tras una máscara

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Yuri Prasad*

La letra de la canción de Nina Simone, Joven, agraciado y negro, podría haber sido escrita expresamente para los Jackson Five. Cuando el primer single del grupo, I Want You Back, irrumpió en la cima del mapa pop en 1969, los hermanos significaban, para algunos, el compendio del deseo de orgullo negro que emergió del movimiento de los derechos civiles.
Los Jackson combinaban la credibilidad de la calle –una especie de chic ghetto derivado de sus orígenes de clase trabajadora de Indiana- con una total respetabilidad. Se vestían de manera astuta, pero no tanto como para no poder ser copiados y el grupo lucía peinados estilo Afro “natural”.
La cuidadosa coreografía de sus movimientos de baile estaba pensada para apuntalar su atractivo tipo el chico-de-al-lado, más bien que su sexualidad. Ya desde el principio la estrella del espectáculo era Michael, de diez años de edad.
A los dos años los Jackson tenían su propio espectáculo de dibujos animados, una serie de revistas para adolescentes dedicadas a ellos, y cada disco que sacaban se vendía por millones.
Se trataba de una “operación familiar” que interpelaba a millones de personas que deseaban ver a la gente de color dirigiendo cosas, teniendo éxito y también ganado dinero.
Fenómeno
Una década más tarde Michael estaba en la cima de su carrera. Su Thriller de 1982 es el álbum más vendido de todos los tiempos. Transformó la música popular y especialmente la música de vídeo.
En todas partes los muchachos se lanzaron a imitar su estilo – su renovada popularidad traspasó fronteras raciales que ni siquiera los Jackson Five habían logrado cruzar.
Pero aunque la nueva encarnación de Michael era con frecuencia teatralmente más oscura que la antigua, su asociación popular con el “orgullo negro” sufrió una transformación.
Cuando los logros del movimiento de derechos civiles estaban más amenazados – y el slogan de “lo negro es hermoso” estaba en retirada – los repetidos injertos de piel y cirugía plástica parecían la representación de un hombre desesperado por volverse blanco.
Algunos comentaristas atribuyeron esta auto-mutilación a su personalidad distorsionada. Según ellos, la fama temprana le hizo renuente a la reflexión y le impulsó a la búsqueda de una belleza imposible.
 
La cubierta típica de un álbum mostraba a grupos de chicos con camisetas sencillas y vistiendo trajes, mientras que las mujeres llevaban vestidos elegantes y el pelo suelto al “estilo europeo”
Gordy organizó incluso lecciones de elocuencia para los actos principales para garantizar que cualquier reminiscencia de acento de ghetto se transformara en una pronunciación más aceptable para las televisiones dirigidas por blancos.
En resumen, Motown quería que sus artistas fueran negros, pero no de una forma que asustara a los blancos. Para Gordy, el racismo en la industria musical lo hacía necesario, y para combatirlo había que empezar por soslayarlo.
Gordy se dio cuenta de que había encontrado oro cuando contrató a los hermanos Jackson para Motown, y rápidamente se dedicó a crear una estrategia de marketing para ellos.
Circuló la historia de que Diana Ross, la artista “para negros y blancos” con más éxito de la marca, había descubierto a los muchachos y estaba decidida a hacerlos prosperar.
Con el movimiento para el poder negro en ebullición y la oposición a la guerra del Vietnam en su cénit, muchos en Motown estaban ansiosos de libertad y pedían que se les permitiera grabar canciones que reflejaran el sentimiento popular. Algunos, como Marvin Gaye, lo consiguieron.
Pero con los Jackson Five el siempre conservador Gordy vio una oportunidad para algo mucho más seguro. Los hermanos podían venderse como descarados, pero respetables; podían representar el “espíritu bubble-gum”.
De acuerdo con la época se les permitía ser “negros”, pero solo dentro de estrechos confines. Una de las tragedias de esta historia es que después de dejar  Motown a mediados de los 70 – la época en que tenía el mayor control de su carrera y de su imagen – el movimiento que lideró el orgullo negro estaba en declive terminal.
Vemos pues que el racismo y las respuestas aparentemente contradictorias al mismo rodearon a Michael desde sus comienzos. ¿Es realmente tan sorprendente que llegaran a reflejarse en su propio ser?

*Analista de temas culturales de socialistworker.com.uk

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