Mineria contaminante a cielo abierto en Colombia

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GT
El terremoto, el maremoto, las informaciones, la desinformación, las contradicciones, en fin —y desde luego el temor— se hicieron urgentes a propósito de la central nuclear de Fukushima. La urgencia no siempre, en realidad casi nunca, es buena consejera. El apuro puede ser un velo que cubre otras realidades. La de la minería a tajo abierto, por ejemplo. Tres minutos y 22 segundos y un piano triste, por fortuna, bastan para recordarlo.

En Argentina, Chile, Costa Rica, Ecuador, Perú —por mencionar algunos países— crece el número de organizaciones sociales, y de personas afiliadas a ellas, que alzan voces y puños en defensa de la vida y contra la minería en sus territorios; no son oídos por sus gobiernos. Los gobiernos se ocupan —prefieren ocuparse— de asuntos más importantes que la voluntad popular, las fuentes de agua sin veneno o la supervivencia de la flora y la fauna regionales. Los gobiernos hablan de economía y progreso.

Quizá ignoren que esas entelequias caras a los discursos tan vacíos como pomposos de los políticos, economía y progreso, son vana retórica allí donde nada crece o crece mal debido a la contaminación. Quizá, aunque más probable sea que no les importa. Al fin y al cabo la palabra pueblo significa muy poca cosa al lado del término utilidades —eufemismo para designar a las ganancias a cualquier precio (de las que suele ocurrir que aquí y allá ciertos políticos "recortan" lo justo y necesario para sus gastos—electorales y otros).

La minería dejó sin agua a los pueblos del altiplano suramericano, la minería contaminó y asesinó en la Amazonia de Brasil, Colombia, Venezuela; la minería en forma petrolera es causante del desastre ecológico en Ecuador; la minería deja vacíos de vida los cerros andinos en la Argentina.

 Las minería es el enemigo de la vida. Ninguno de los habitantes previos a la llegada de la mineríaa su habitat dirá que sus nietos fueron de verdad beneficiados por ella.

Inthesubject (en castellano: en el asunto) logra expresar no pocas cosas sobre la minería —sobre el daño irreparable de las actividades mineras— en Colombia.

Todo comienza y acaba con un fondo negro, algunos rostros, algunas voces, algunas imágenes. Y muchas apretadas realidades. De esas que los gobiernos no escuchan.

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