El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ratificó durante una movilización por el Día Internacional de los Trabajadores su compromiso de rescatar “sana y salva” a Maikelys Antonella Espinoza Bernal, una niña venezolana de dos años separada de su madre en Estados Unidos.
Durante el acto en Petare, en el este de Caracas, Maduro denunció la “criminalización” de los migrantes venezolanos y responsabilizó a personajes de la oposición de ultraderecha. Dijo que Leopoldo López, Julio Borges y María Corina Machado, de ser los autores de una “narrativa hostil” contra Venezuela.
“Migrar no es un delito”, afirmó el mandatario, quien aseguró que su Gobierno ha rescatado a “miles” de connacionales, incluida la madre de la menor, Yorelis Bernal, deportada a Venezuela el 25 de abril. Yorelis acompañó toda la marcha y a Maduro en el escenario. Luego, en declaraciones a medios, rechazó la acusación de las autoridades estadounidenses de que ella y su esposo (secuestrado en El Salvador) forman parte del Tren de Aragua. “Es mentira, lo dicen para separarme más de mi hija”, denunció.
El caso de Maikelys ha conmovido a Venezuela. Según el Departamento de Seguridad Nacional de EU, la niña permanece en un centro de acogida en territorio estadounidense, mientras su padre fue enviado a la CECOT de Bukele en El Salvador. Maduro vinculó esta situación con las políticas de Trump, quien busca revertir una medida de protección migratoria para unos 600.000 venezolanos.

Críticas a la ONU y acciones legales
El presidente venezolano cuestionó la “incapacidad” de las Naciones Unidas para frenar lo que llamó una “violación masiva” de los derechos humanos de los migrantes, en referencia a las deportaciones masivas y separaciones familiares ejecutadas por Washington.
Juristas internacionales han subrayado la urgencia de aplicar mecanismos multilaterales para proteger a menores en contextos migratorios, mientras la Fiscalía venezolana designó a dos fiscales especializados en protección infantil para seguir el caso.
Maduro también mencionó a los 253 migrantes venezolanos que están secuestrados en El Salvador desde marzo. Desde el retorno de Trump a la Casa Blanca en enero de 2025, su administración ha impulsado medidas como el envío de deportados a centros de detención en Guantánamo (Cuba) y El Salvador, prácticas denunciadas como violatorias del derecho internacional.
Un drama migratorio en aumento
El drama de Maikelys refleja el creciente impacto de las políticas estadounidenses en familias migrantes. Dos días antes de su discurso, Maduro había calificado la separación de la niña como “un crimen”, exigiendo justicia. Defensores de derechos humanos en EU están trabajando en el caso, según el mandatario, quien aseguró: “Más temprano que tarde la traeremos de vuelta”.
Mientras tanto, organizaciones civiles alertan sobre el riesgo de que estos hechos se repitan. “La deportación de padres y la retención de menores son prácticas inhumanas”, señaló Ana Rodríguez, abogada de la ONG Centro por la Justicia Global.
El Gobierno venezolano, por su parte, insiste en que seguirá denunciando internacionalmente lo que considera un trato “xenofóbico” hacia sus ciudadanos, en un contexto donde miles huyen de la crisis económica y política del país. La promesa de Maduro de rescatar a Maikelys se convierte así en un símbolo de una batalla más amplia: la lucha por los derechos de los migrantes en medio de un escenario geopolítico marcado por la acción de una ultraderecha que no conoce límites legales.
* Periodista venezolana, analista de temas de Centroamérica y el Caribe, asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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