Nación mapuche rechaza acuerdo Microsoft-gobierno
Quienes se han opuesto públicamente al rechazo de la creación del sofware en mapudungun argumentan el legítimo derecho que tiene el pueblo mapuche a defender su lengua, y que ésto no atenta contra el progreso ni con el uso de internet. El acceso del mapudugun al lenguaje computacional puede dar un gran realce social y lingüístico a la lengua, lo que los mapuche no pueden permitir es la violación de sus derechos lingüísticos, ni la usurpación de un patrimonio cultural. El futuro mapuche pasa por salvaguardar su identidad, en donde la lengua juega un rol fundamental.
A continuación se exponen elementos que fundamentan la oposición al proyecto de la multinacional Microsoft, algunos ya han sido señalados en los periódicos y en internet por los defensores del mapudungun.
1. El proyecto no respeta los derechos lingüísticos del pueblo mapuche, no reconoce a los hablantes ni a la comunidad colectiva que la habla; se decidió entre el empresario de la multinacional Microsoft, Bill Gate, el Gobierno y sus instituciones (MINEDUC, CONADI); la UFRO, que por cierto no representan la voz del pueblo mapuche.
En Chile no hay una Política lingüística de promoción de las lenguas indígenas, en los últimos años ha habido acciones de rescate lingüístico desde el Estado como lo es la educación intercultural bilingüe, pero los pueblos indígenas han sido excluidos de las decisiones. Las políticas estatales desde la época colonial han apoyado la tendencia a ignorar o aniquilar a las lenguas indígenas, el multilingüismo se consideró un estorbo y se homogenizó al país bajo una sola lengua el castellano y una cultura, la europea occidental.
La pérdida de autonomía cultural y política a raíz de la ocupación militar tuvo claras implicancias idiomáticas, las lenguas indígenas se transformaron en lenguas dominadas con los mismos problemas que afectan al los pueblos que las hablan, entre ellos la negación, discriminación, aminoramiento, falta de prestigio.
Los mapuche hoy vivimos en una sociedad diglósica en donde las lenguas están jerarquizadas: el castellano ocupa el lugar privilegiado, y el mapudungun está en situación minorizada; la relación desequilibrada entre las lenguas no es un hecho lingüístico, sino social y político; por ello el problema que abordamos admite una defensa política jurídica además de lingüística; aún cuando en Chile no existen instrumentos jurídicos, los pueblos afectados deben demandarlos para cambiar la historia de dominación cultural.
Los derechos lingüísticos establecen que los pueblos tienen derecho de disfrutar, desarrollar y transmitir su propia cultura e idioma como a determinar su destino cultural y político; así como también tienen derecho al uso de una lengua nacional o lengua franca para comunicarse con los otros pueblos. Los pueblos tienen autonomía lingüística y hay una estrecha relación entre lengua y comunidad, ellos perpetúa su idioma y éste hace posible la existencia objetiva y subjetiva del grupo y su cultura. El derecho a tener un tratamiento jurídico y administrativo que salvaguarde las funciones de la lengua en los distintos espacios de comunicación y uso del idioma. El derecho a una educación en lengua materna, no a una educación etnocida y colonizante; entre otros.
Estos derechos no fueron respetados en el acuerdo Bill Gates- Ricardo Lagos. Tal como lo ha denunciado Aucán Huilcaman, el gobierno tomó una decisión al margen de la voluntad del pueblo mapuche, atropellando los derechos colectivos e individuales y el derecho a la autodeterminación.
2. Se está vendiendo un patrimonio cultural del pueblo mapuche a una multinacional.
Con la creación del sofware en mapudungun se da paso a la comercialización de una parte del patrimonio cultural mapuche, disfrazado de una iniciativa de apoyo a la cultura y para acercamiento de los hablantes a la brecha computacional.
Lo cierto que el sofware no será de los mapuche, para servirnos del producto tendremos que contar con una licencia de uso, sin derechos sobre él aunque se trate de nuestra lengua. La gravedad del problema radica en las restricciones de uso destinadas a proteger la propiedad intelectual de su dueño: los mapuche no podrán modificar del producto, hacer correcciones, ni adaptaciones. El hecho representa una gran perdida para el futuro lingüístico mapuche.
El sistema también puede violar la privacidad de los usuarios, el dueño del sofware será libre de introducir ingresos ocultos al sistema, o dar el paso para que algún otro interesado pueda entrar y manejar las computadoras, puede ser un organismo de seguridad, quién sabe; lo cierto que los mapuche perderemos parte del control de nuestra lengua.
Tal vez este negocio al magnate Bill Gates no le reporte ganancias económicas directas, pero representa su interés por controlar el mercado para combatir el surgimiento de sofware libres y alternativos por lo que luchan muchos. Los pueblos indígenas somos de interés para este mercado; no por casualidad existe un proyecto similar de Microsoft para la lengua quechua; el objetivo es mantener el monopolio de la multinacional.
Al haber mayor sensibilidad lingüística, el gobierno en vez de invertir en la multinacional hubiera optado por apoyar planes de revitalización lingüística de los usuarios, incentivado la creación de sofware para implementar el desarrollo de la lengua en la sociedad civil, programas de enseñanza, de desarrollo lingüístico, uso de la lengua en las instituciones, organizaciones, publicación de estudios, formación de profesores de mapudungun; un sin número de iniciativas que ayudaría al empoderamiento de los hablantes en la sociedad, pero optó por otros intereses.
Los que opinan a favor del proyecto señalan que Microsoft con la iniciativa ayudará a revitalizar la lingüística mapuche, junto con incluirla dentro de la cultura digital global, lo que beneficia el desarrollo indígena. Esta opinión no tiene fundamento en los derechos del pueblo mapuche.
3. El proyecto impone un alfabeto desde la jerarquía institucional. Con la oficialización del alfabeto se ha forzado una decisión que daña la unidad lingüística, el alfabeto no cuenta con la legitimidad en las comunidades, éste representa la opción política gubernamental y no la voluntad de los hablantes. Una decisión de esta naturaleza no puede ser impuesta por decreto oficial, sino ser el resultado de un proceso sano y de libre participación.
La responsabilidad de los políticos lingüistas es acompañar al pueblo en la toma de sus decisiones, no suplantarlo, ni de imponer sus intereses. El Azünchefe como alfabeto tiene limitaciones lingüísticas que dificultan su uso y desvirtúan rasgos naturales de la lengua, entre ellas no representa la realidad sonora del idioma; traslada argumentos del español para la escritura del mapudungun; no considera los aportes de otras propuestas de alfabeto como son las de Ragileo y del llamado alfabeto unificado.
4. El mapudungun como todas las lenguas conforman sistemas estructurados, orientados por reglas universales que caracterizan el lenguaje humano y por realizaciones particulares que describen la lengua particular. Por falta de estudios las propiedades de la lengua mapuche aún no son del todo reveladas, no se cuenta con estudios formales y actuales sobre su gramática. Por otro lado la lengua sufre un proceso de alteración interna a causa de la penetración del castellano, definido como aculturación lingüística; abordar los elementos señalados constituye una prioridad al momento de tomar medidas de planeación lingüística, ello requiere del concurso de especialistas, investigadores, hablantes; éste no es un trabajo que se pueda delegar al azar, ni caer en las circunstancias políticas coyunturales.
No conocemos con que procedimientos y criterios lingüísticos opera el equipo de lingüística del IEI que hace el trabajo para Microsoft.
5. Las lenguas pertenecen a una cultura y a un pueblo, no son cuerpos separados de las comunidades humanas que las hablan, son también depositaria de toda una herencia cultural, por cuanto a nadie más sino a los hablantes les corresponde el legítimo derecho de decidir sobre su futuro. El Artículo 35 de la Declaración Universal de los Derecho Lingüístico (1996) establece que toda comunidad lingüística tiene derecho a decidir cuál debe ser el grado de presencia de su lengua en los medios de comunicación de su territorio, tanto en los locales y tradicionales como en los de mayor ámbito de difusión y de tecnología más avanzada, independientemente del sistema de difusión o transmisión utilizado.
6. Los mapuche queremos una participación libre y activa en el futuro de nuestra cultura, ello significa la posibilidad de participar en la reelaboración y en el intercambio de los conocimientos para el desarrollo de la lengua. Queremos poner fin a la condición de pueblo discriminado y subordinado al interior de la sociedad nacional, y al lograrlo podremos también revitalizar nuestra lengua, cultivarla y desarrollar, así como exigir y obtener el reconocimiento de nuestros derechos lingüísticos.
Este anhelo exige un cambio de actitud política de los gobernantes, de aceptarnos como un pueblo maduro. El desarrollo del idioma no puede darse al margen de una transformación global de las condiciones sociopolíticas. Si se reconociera y respetaran nuestros derechos se estaría contribuyendo a la construcción de una sociedad más armónica y menos racista. Nos renunciaremos al mapudungun, la lengua acompañará nuestro futuro con su rol unificador y constituyente de nuestra identidad.
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* En el periódico mapuche Azkintuwe (http://www.nodo50.org/azkintuwe).