NANOTECNOLOGÍA: TAMBIÉN EL FUTURO SERÁ PEQUEÑO

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Se desarrolla en la localidad de Grenoble, Francia, un audaz proyecto para la investigación, desarrollo y transfeerencia de microtecnología denominado MINATEC: micro y nano tecnologías. Este polo de innovación tecnológica está previsto inaugurarse el próximo mes de junio de este año de 2006. En él se viene tranajando en términos concretos desde principios de 2002, luego de la firma de los respectivos acuerdos internacionales.

La nanotecnología se refiere a una escala mensurable de fenómenos que tienen lugar en una dimensión cuya pequeñez resulta, paradójicamente, inabarcable por la mente no entrenada. Un nanómetro es la millonésima parte de un milímetro. En esta dimensión de la materia sus propiedades físicas y químicas son diferentes a las que se advieten en el mundo «real». La conductividad eléctrica, la resistencia, la elasticidad, la capacidad de reaccionar, etc… se producen de una manera que puede ser incluso opuesta.

Teóricamente es posible, si se domina el acceso a dichas escala –llamada cuántica– construir desde súper conductores para computadoras más pequeñas que la cabeza de un alfiler hasta verdaderas fábricas submilimétricas interviniendo las estructuras de las moléculas.

Si la biotecnología opera básicamente en el ámbito de la manipulación del material genético de los organismos vivos, desarrollando los controvertidos organismos genéticamente modificados –OGM– la nanotecnología podría tener aplicaciones prácticamente infinitas, puesto que significa intervenir, modificar y en suma reestructurar los elementos más pequeños del universo, los atomicos, originando a futuro organismos atómicamente modificados –OAM–.

En la actualidad buena parte de las investigaciones –todavía en pañales– en esta materia tienen como objetivo el posible uso bélico y también médico de la nanotecnología. Quienes adversan la dirección de las investigaciones la califican como desastre tecno industrial.

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El temor se llama espionaje y el espionaje se teme sobre la base del desarrollo actual de una multitud de dispositivos de control de los movimientos de las personas y sus conductas. No pocos filósofos y científicos temen que, de desarrollarse la nanotecnología, el paso obvio de los Estados será la producción de más eficientes sistemas, absolutamente indetectables, para la vigilancia de los ciudadanos devenidos en consumidores.

De hecho en nuestros días existen y están en uso, aunque algunos todavía en forma experimental, chips –fichas– de radiofrecuencia leíbles a distancia (RFID) insertados en objetos cotidianos, en los documentos de identidad, bajo la piel de los animales y de las personas; microsensores diseminados en el ambiente y en las personas; polvos de vigilancia (smart dust, polvo inteligente); sensores biométricos; cámaras de televisión y fotográficas cuya operación no advertimos por estar situadas a cientos de kilómetros, en la alta atmosfrera, etc…

El futuro, y no es ciencia-ficción, apunta a que no podrán los seres humanos dar un paso, decir una palabra, comprar un producto sin ser seguidos y
controlados y archivada la información correspondiente. Los sistemaa de espionaje ciudadano puestos en marcha en Estados Unidos luego de decretada la guerra contra el terrorismo –escucha secreta de llamadas telefónicas, pérdida de privacidad en la correspondencia electrónica, perfiles sicológicos elaborados a partir del análisis del consumo individual e historias médicas, laborales, hábitos de consumo, en fin– es un juego de niños frente a lo golpea las puertas en este mismo instante.

Que bien podrá ser un mundo totalitario donde la idea misma de participación política –y en especial la de oposición al sistema– será obsoleta y punible.

Después de las manipulaciones genéticas, vendrán las manipulaciones atómicas: las nanotecnologías utilizarán las nanopartículas para introducir ADN extraños en células de vegetales y producir proteínas con nuevas características. Los agricultores pronto estarán obligados a utilizar pesticidas nano-encapsulados, nanopartículas veterinarias, sensores moleculares y deberán insertar chips en sus animales, que controlarán su crecimiento, peso, salud, etc…

¿Un guión escrito por charlatenes paranoides? Quizá. De hecho el proceso ha conenzado. Es posible, por ejemplo, producir alimentos sanos con métodos simples –que no signfica usar métodos arcaicos– pero la industria de fertilizantes y plaguicidas sintéticos, que es la misma que «inventa» las semillas genéticamente modificadas –¡para que las plantas resistan la acción de sus plaguicidas!–, logra muy buenos resultados al impedirlo.

Uno de sus recursos no es precisamente tecnológico, se trata del patentamiento de técnicas y métodos ancestrales de cultivo, uso y manejo de plantas silvestres, preparación de medicamentos, etc… que luego son reproducidos –esta vez tecnológicamente– a escala industrial y birlados a sus legítimos propietarios. Puede que no se permita –todavía– patentar la vida, pero por cierto sí se autoriza la provatización de sus recursos y tecnologías comunitarias.

fotoSe abre paso el concepto de jugetería electrónica, que todavía resulta del manejo a escala «normal» de la satisfacción de necesidades inducidas por la industria de la conmunicación persuasiva.

Pronto todos los objetos y utensilios domésticos se venderán interconectados: el bolígrafo, la agenda electrónica, el ordenador (computadora) sin disco duro –¿para qué si en la «virtualidad» la capacidad de archivo será infinita?–, las luces de la casa, el microoondas, la heladera, el televisor, el automóvil… Mañana, en la dimensión de la nanotecnología, probablemente esos aparatos no serán más que extensiones de nuestro cuerpo y sistema nervioso. Y antenas que emitirán constantemente su informe sobre actividades del «feliz usuario».

No es todo.

Queda por descifrar qué resultará de la acción de nanopartículas ingresadas al o absorbidas por el organismo: por la respiración, la ingestión, la piel… Y a la luz de los efectos de los actuales armanentos inteligentes y sus eufemísticos daños colaterales pensar en nanoarmas y en nanoespionaje es lo más parecido a los terribles abismos de las pesadillas.

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Fuentes:

www.isere.fr/6391-le-pole-minatec.htm

www.nanotecnologica.com

www.portalciencia.net

Urtica –grupo Yahoo–
– Boletín de contrainformación mexicano La Rosa Negra

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