Negociaciones, el otro enigma de Honduras

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Néstor Francia*

¿Se está produciendo en Honduras un proceso de negociación entre distintos actores, tras bambalinas? ¿Está en desarrollo el plan particular del imperio que apunta a una solución de compromiso que en el fondo persigue poner freno al movimiento popular? Hay señales que apuntan en esa dirección, aunque nada puede ser aseverado firmemente. El adelanto de la visita de Insulza para hoy viernes podría ser una de ellas.

Él y Zelaya han dicho que el Secretario General de la OEA no va a negociar, sino a poner en autos de las decisiones de la OEA a los golpistas ¿Pero se les puede creer a pie juntillas?

Hubo ayer una declaración del vocero de la Casa Blanca Robert Gibbs que genera suspicacias. Cuando se le preguntó si Estados Unidos retiraría su embajador respondió: “no en este momento, porque el gobierno (de USA) cree que tenerlo ahí es importante… como un jugador clave en el terreno en busca de una solución al problema que enfrentamos ahora”.

Es decir, el Imperio admite que está negociando en Honduras. No sabemos si Zelaya mismo forma parte de la jugada. Estuvo en Estados Unidos y se reunió con funcionarios, pero por supuesto ignoramos lo que allí se habló.

El gobierno usurpador está bajo muchas presiones, tal vez por eso Micheletti ha dicho ayer que su “gobierno” podría adelantar las elecciones como parte de una negociación. La propuesta concreta es lo menos importante en esa declaración, lo medular es el hecho de que por primera vez se ha mostrado dispuesto a negociar. El gobierno golpista aparenta mucha firmeza y habla con bravuconadas a todo el mundo, no podía esperarse otra cosa; pero en realidad le tiembla el piso bajo los pies, como producto de la gran resistencia popular y del aislamiento internacional.

Tienen miedo: en una entrevista con el diario argentino La Nación, Micheletti expresó que “Haré responsables a Cristina Kirchner y a Correa de lo que pase en el país”. Para Micheletti, la intención de Zelaya de volver “…supone una gran equivocación por la incertidumbre que se puede generar en el país (…) Si se desata la violencia en el caso de que vuelva Zelaya, yo voy a estar preocupado por los presidentes que puedan venir con él”

Un reportaje aparecido ayer en la Web de El Nacional, basado en información de agencias, da una imagen bastante clara de lo que ocurre en las intimidades del gobierno golpista:

“Agobiado por la presión internacional, Micheletti, dirigente del gobernante Partido Liberal, no para un minuto en la Casa Presidencial. Atiende a la prensa a los tumbos, mientras supervisa los últimos documentos de la Corte Suprema donde se detallan los supuestos delitos de Zelaya, o toma juramento a nuevos ministros. La sede de gobierno de Honduras es un fiel reflejo de la confusión que se vive en todo el país. Militares que cruzan el patio colonial de la Casa Presidencial armados con subfusiles, asesores que piden a gritos un traductor de inglés para agilizar la estrategia defensiva del gobierno golpista ante la comunidad internacional, legisladores que no paran de hablar por sus celulares de las acusaciones que pesan sobre el depuesto mandatario”.

En una situación como la descrita, aderezada con parálisis económica y el pueblo en la calle, no es de extrañar que comiencen a aparecer al interior del golpismo hondureño elementos de fisuras. Otra declaración de Micheletti puede significar que los golpistas empiezan a pelotearse las papas calientes, cuando aseguró que él no tuvo nada que ver con el envío de Zelaya a Costa Rica tras ser detenido en su residencia por los militares: “Esa decisión se tomó en los juzgados, yo era el presidente del Congreso; a mí me informaron luego y me eligieron presidente como marca la sucesión constitucional”.

Finalmente está el factor principal para los revolucionarios en este conflicto: la acción y el crecimiento del movimiento popular, la verdadera fuerza capaz de torcer en definitiva la situación de Honduras. Continúan las movilizaciones, paros, transmisiones clandestinas. Ya ha sido creado el Frente Popular de Resistencia Hondureño, integrado por las centrales sindicales, campesinas y agrupaciones juveniles, femeninas y de derechos humanos, lo cual tiende a darle a la lucha de los hondureños un nivel de organización y permanencia. El pueblo de Morazán está en pie de lucha, y es claro que el golpismo imperial y oligarca va a tenerlo como una piedra en el zapato de aquí en adelante.

Insulza ha dicho que no confía en una solución rápida a lo que ocurre en Honduras. Si es así, lo que se avizora es una guerra de resistencia entre el pueblo, respaldado por los revolucionarios de todo el mundo, y los golpistas, aupados por el imperio y las oligarquías. La espada de Bolívar camina por América Latina.

* Analista político.

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