Neruda, la exposición: Estravagario convertido en mera extravaganza

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Lagos Nilsson

En setiembre –el mes más cruel de los chilenos– se recordó que Pablo Neruda había muerto hace 35 años, de enfermedad y de tristeza; este noviembre la Fundación Neruda recuerda –al estilo Hollywood, con barcas de pescadores frente a la que fue su casa en Isla Negra– los 50 años de su Estravagario.

Más que homenaje al poeta parece un "show" montado para contribuir al olvido de lo que el poeta es y fomentar el turismo. Algunos –pocos, por desgracia– se han enojado. Con fecha 26 del mes se envió a la fundación la siguiente carta abierta…

Señores
Fundación Neruda:

Profundo desconcierto y malestar ha causado entre los admiradores de Pablo Neruda la exposición Estravagario que se inaugurará en el Museo de Isla Negra. La genialidad poética y los convencimientos graníticos cimentados en firmes principios aparecen deformados e incomprensibles, además de chocantes y hasta pérfidos en esta exposición, que por no tener firma es atribuible a la Fundación Pablo Neruda.

Faltan antecedentes para entender el objetivo de esta extraño presentación, que nos quiere reinventar a un Neruda ambiguo y desencantado de sus ideales políticos. Textos anónimos, sugerentes e inductivos en esa exposición, preceden a versos de Neruda. Esto nos angustia y nos encoleriza.

Así como además de las cuatro columnas franquistas que amenazaban Madrid en la guerra civil española, había una quinta, que estaba dentro colaborando con los alzados. La quinta columna que boicoteaba, saboteaba y lanzaba sus disparos francotiradores desde las sombras y las esquinas. Este pretendido nuevo Neruda que nace luego de un proceso de reingeniería de imagen, es producto, en la práctica, de una nueva quinta columna. Esto ocurre, esta vez, dentro de su propia casa, la que fue su hogar.

¿Qué más podría haber querido y soñado el diario El Mercurio y la derecha chilena que un Neruda arrepentido y sufriente al contemplar su equivocado camino recorrido?

Incomprensible aparece la actitud de la Fundación. Los miles de turistas que dejan monedas al recorrer la casa del poeta, perturban desde luego el claro razonar de quienes tienen el deber moral de perpetuar su imagen, poesía y pensamiento político.

El tiempo pasa y desgraciadamente se queda en los seres humanos que envejecen y bajan la guardia ante arremetidas eternas e infinitas de los que quieren destruir la “perversidad” de los ideales del poeta. Nuestro mensaje es renovarse y recuperar fuerzas, empezando por custodiar los íconos de nuestro pensamiento humanista como lo fue Neruda. Reaccionar es el concepto ante una nueva inquisición, que nos hace ceder con los instrumentos de coacción de la nueva religión, con sus nuevos dogmas de renovación, neoliberalismo y pragmatismo político.

No buscamos culpables sino renovar el estado de alerta y permitir que Neruda descanse en paz, íntegro y eterno.

(Firman):
Mercedes Bustamante, José Antonio Mendizábal, Carlos Thayer, Mariana Vial.

Algo más

Quienes firman la carta abierta a la Fundación Neruda, ciudadanos del mundo de la cultura, los derechos humanos y las letras, son personas vinculadas, además, al terruño que eligió el Premio Nobel para vivir cerca de la mar; nos los habita la ira, los mueve la decepción por los actos de quienes operan como sus albaceas y el temor por el legado del poeta.

Aquellos que proclaman decepción y temor –es bueno tenerlo presente– lo hacen en diferentes países; no hace mucho, por ejemplo, interrumpió el acto de la entrega de los Premios Pablo Neruda –al que asistía la ministro chilena de Cultura, entre otras autoridades y "personalidades" del hacer cultural– el periodista mexicano Mario Casasús, que en protesta por el derrotero tomado por la Fundación amenazó con quemar un libro del poeta para desagraviarlo. Fue "retirado" del acto por guardias de seguridad.

De cualquier modo, el 29 de noviembre, a las 19, en la casa Museo de Isla Negra se realizará una lectura de tres destacados y conocidísimos poetas: Guillermo Riedemann, Carlos Henrickson y Roberto Contreras, una performance alusiva a Estravagario dirigida por Hernán Castellano Girón y la presentación del conjunto de jazz de la cantante Camila Meza completan el acto oficial.

Algunas barcas de pescadores artesanales –o semejantes a las de los pescadores artesanales– en forma espontánea o alquilada maniobrarán en la bahía con antorchas intentando establecer una simbología respecto del medio siglo de Estravagario –o tal vez respecto de la vida y obra del escritor.

No sabemos si lo que ocurrirá el 29 conforma una parafernalia, pero inevitablemente el vacío de esos movimientos nos recuerda líneas de la Barcarola, de la segunda Residencia; es tristísimo pensar en esos versos de Neruda referidos al también triste destino que padece su vida en Chile después de su muerte:

¿Quieres ser fantasma que sople, solitario,
cerca del mar su estéril, triste instrumento?
Si solamente llamaras,
su prolongado son, su maléfico pito,
su orden de olas heridas,
alguien vendría acaso,
alguien vendría,
desde las cimas de las islas, desde el fondo rojo del mar,
alguien vendría, alguien vendría.

Alguien vendría, sopla con furia,
que suene como sirena de barco roto,
como lamento,
como un relincho en medio de la espuma y la sangre,
como un agua feroz mordiéndose y sonando.

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1 comentario
  1. Hernán Castellano Girón dice

    He sido desagradablemente sorprendido al encontrar mi nombre en el sitio SurySur, en un comentario o agregado al libelo denigratorio de la labor del Museo de Isla Negra publicado en El Siglo, esta vez firmado por el escritor Lagos Nilsson.
    Como este señor se ha atribuido la investidura de profeta y ha juzgado con palabras de descalificación gratuita y antes que la velada se realizara, al esfuerzo realizado por la nueva administración del Museo en la conmemoración del cincuentenario de Estravagario, creemos que ello merece una respuesta y una puntualización.
    Al parecer el blanco de la primera y desaforada carta aludida—llena de truculencias y epítetos desproporcionados e históricamente erróneos—sería el intento de situar a la obra nerudiana en parámetros modernos que corresponden por lo demás a toda la crítica seria y especializada de las últimas décadas.
    Lo que hemos hecho quienes hemos colaborado en esta fase de la vida cultural del Museo de Isla Negra—tanto en la conmemoración de las Residencias como en la de Estravagario—ha sido nada más y nada menos que expandir los riquísimos ámbitos y resonancias de la poesía nerudiana a partir de sus fundamentos vanguardistas hasta alcanzar sus proyecciones en el ámbito de la llamada “antipoesía” y la revolución estilístico cultural de los años cincuenta y sesenta.
    Es deplorable que esta visión sincrética y potenciada de un Neruda infinitamente humano, sea apenas tolerada ya entrado el siglo XXI por individuos cuya visión de la poesía aparece como meramente instrumental.
    Lagos Nilsson cita mañosamente a un Neruda que aparece como más útil que amado y respetado.
    Podría haberse dado el trabajo—o el gusto de apreciar lo que él califica como turismo—de asistir a los eventos aludidos que tuvieron un extraordinario éxito, con un público de todo ámbito social y edad, que se deleitó con programas interesantes y abiertos a dimensiones del arte poco difundidas, al menos a nivel local.
    A lo mejor habría cambiado su opinión ante los hechos, o tal vez no, tal vez las agendas sectarias prevalecen en su teoría y praxis.
    Lo que él insultantemente llama “show hollywoodense”, era en realidad el trabajo colectivo del pueblo en conjunto de El Quisco e Isla Negra. Colaboraron en él poetas y artesanos, como así los pescadores que Lagos Nilsson denosta con malignidad maquiavélica.
    Desgraciadamente el 29 de noviembre el mar pareció estar de parte de los anticipados descalificadores ( a veces el mar es nerudiano, a veces no) y la Capitanía de San Antonio impidió por razones de seguridad que los botes llegaran al sitio donde se iban a tocar las campanas en la casa del Vate.
    Pero igual nuestro programa multicultural y multimediático se realizó desatando el rencor de ciertos grupúsculos locales que se han sentido tocados por esta nueva visión—para nada”blanqueada”, sino todo lo contrario—de la poética y la obra nerudiana, y patéticamente actúan como si la infinita imagen y presencia del poeta les perteneciera.

    Hernán Castellano Girón
    Escritor, Profesor Emérito de Literatura Hispanoamericana
    Universidad de California
    Miembro fundador de la Asociación Internacional de Nerudistas.

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