Néstor Francia / La farsa política de la unidad opositora en Venezuela

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Razón tiene Aristóbulo Istúriz, dirigente del partido gobernante PSUV, al definir como una caricatura de la Coordinadora Democrática (alianza golpista que actuó en los años intranquilos del Golpe de Estado y del sabotaje petrolero) el acuerdo de unidad de la oposición. Se trata de una situación muy diferente, por supuesto, de la que había cuando se conformó aquella entente opositora tan activa en las aventuras golpistas.

En el año 2002 la contrarrevolución estuvo todo el tiempo a la ofensiva, con una presencia masiva en la calle, con planes bien coordinados, alentados por la seguridad, tanto por parte de la dirigencia como también en las bases de la oposición, de que la caída de Chávez estaba a la vuelta de la esquina: no contaban con el pueblo revolucionario, claro está. Hoy la ofensiva y la iniciativa las tiene la Revolución.

Somos nosotros quienes estamos dictando la agenda política y es la oposición la que aparece como reactiva, sin ideas, arrinconada políticamente, con la base social opositora profunda y prolongadamente desmovilizada, huérfana de todo liderazgo, de objetivos claros, de orientación. En esas circunstancias, la “unidad” de la oposición aparece como un recurso mediático más que como una concreción verdadera.

En efecto, si leemos el documento “Compromiso y convocatoria a la unidad democrática”, hecho público ayer por los partidos de la contrarrevolución, encontraremos una sarta de generalidades, no un programa, ni un proyecto, ni planes concretos. Aquí es bueno recordar una humorada de la conocida historieta francesa “Asterix y Obelix”: el senado romano, para abordar un determinado problema sin ninguna intención de resolverlo, nombra una comisión, y esta a su vez comienza a nombrar subcomisiones que terminarán inevitablemente en comilonas y bebentinas inútiles. A eso se parecen las numerosas “mesas de unidad” anunciadas ayer por los opositores. En realidad, nada nuevo bajo el sol.

Por cierto, una muestra fehaciente de la incoherencia política del sector opositor en Venezuela, son los conceptos emitidos en el mencionado documento sobre la Constitución Bolivariana de 1999, a la cual se opusieron furiosamente cuando se la propuso en referendo, y ahora alaban de mil maneras:

“Defender y hacer cumplir la Constitución como programa para la vigencia efectiva de nuestros deberes y derechos como venezolanos (…) Defender y hacer cumplir la Constitución como base del Estado de Derecho y la seguridad jurídica para todos. Defender la Constitución como marco para el respeto, la tolerancia y la convivencia entre todos los venezolanos. Defender la Constitución como garante del derecho a la información y a la libertad de expresión (…) Defender y hacer cumplir la Constitución como programa de solidaridad, en una sociedad responsable y constructiva que produce riqueza con equidad”

Esta evidente inconsistencia histórica (hablando aquí de su propia historia) es una de la causas por las cuales la base social opositora, aunque vota consistentemente contra Chávez, no cree en esos “dirigentes”, no los apoya y no oye sus llamados.

La farsa unitaria de la oposición, montada nada más y nada menos que en la sede del partido derechista y puntofijista COPEI, se volverá humo y cenizas cuando llegue la ya cercana hora de definir las candidaturas a la Asamblea Nacional, que será electa en el 2010: eso podemos jurarlo.

Néstor Francia es analista político.
Este análisis se publica en Venezuela, destinado básicamente a integrantes del poder legislativo, autoridades y dirigentes políticos de ese país; es un "análisis del entorno" de corte situacional. Se publica en este portal por gentileza del autor.

 

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