Nilda Jara, mínima memoria / Hubo una vez en Chile una escuela de educación experimental artística (III)

El tiempo… Es 1958, yo estudiaba en una escuela primaria de Temuco —tenía buenas calificaciones, ocupaba los primeros lugares—, pero me destacaba por mi afición al dibujo. Pronto mis profesores —entonces profesores normalistas— se dieron cuenta cuánto me gustaba dibujar todo lo que veía (según ellos lo hacía muy bonito para mi corta edad) e incluso me permitieron asistir con alumnos de cursos mayores donde la asignatura de artes plástica era más avanzada. Pensaron que necesitaba más…

Tanto fue la preocupación de mis profesores que, en una  reunión de docentes, acordaron ayudarme a realizar estudios de dibujos más especializados; para ello se contactaron con la Escuela Experimental de Educación Artística, en Santiago. También conversaron con mis padres para ver la posibilidad de enviarme a estudiar a la capital.

A mis padres no les pareció muy buena la idea de tener que enviarme tan pequeña a una ciudad totalmente desconocida y peligrosa. Mi madre estaba acongojada. Siempre fue muy sobreprotegida por ellos. Pero finalmente primó mi entusiasmo y el de mis profesores, que no dudaron en apoyarme en todo lo que fuera necesario para concretar este sueño.

Mis compañeros en el 1er. año de Humanidades (1961)
1. Carmen Vergara Hidalgo
2. Patricio Garay Castillo
3. Consuelo Cortés Orellana
4. Gabriel Guerra Guerra
5. Lucía Araneda González
6. Juan Waelder Pérez
7. Marina Ríos Aburto
8. Ricardo Galván Pérez
9. María A.Arriagada Zorrilla
10. Patricio Solovera Gallardo
11. Josefin Arratia Tillería
12. Julio Urbina Díaz
13. Nilda E.Jara Mancilla
14. Sergio López Seoúlveda
15. Susana Barrenechea Gálvez
16. Enzo Román Silva
17. María E.Cortés Palominos
18. Roberto Moya Ramírez
19. Leonor Sobrino Sotomayor
20. Félix Crocco Villarroel
21. Lily Palominos Soto
22. Carlos Baeza Cajigal
23. Rina Di Biaggio Nuñez
24. Juan Milteins Wainstein
25. Ximnea Latorre Astudillo
26. José Luis Sepúlveda Rojas
27. Patricia Moreno Doñas
28. Juan Barrales Sandoval
29. Ximena Bojanic Abad
30. Alejandro González González
31. Lilian Ravest Castillo
32. Ricardo Badke Epple
33. David Tobar Ibarra
34. Rudy Venegas Muñoz
Profesora Jefe: Bessy Torres
Director: Fernando Marcos Miranda
Sundirectora: Florencia Jorquera

Otros profesores
Ciencias Naturales, Guillermo Orellana
Historia y Geografía, Iván Nuñez
Castellano, Guillermo Reyes
Inglés, Armando Guerrero
Matemáticas, Guillermina Becerra
Música , Lucía Moreno
Diubo y Pintura, Dinora Duchesky
Tejido a Telar: Hilda Icarte

Las mudanzas de la EEEA
Hasta el año 1962 ubicada en Huérfanos Nº1540.
Después en calle Manuel Rodriguez.
Luego, hasta 1983, en la comuna de La Reina (Avenida Larraín Nº 9451).
Actualmente, en Calle Mapocho, comuna de Quinta Normal.

Las ilustraciones se han tomado de la prensa de la época, en especial del diario Las Últimas Noticias.

Addenda
Cabe preguntarse —en un tiempo en que la pregunta pareciera ser qué significa, si algo, la educación pública— por qué en algunos casos a 50 o más años de distancia, con una vida ya vivida, los ex alumnos de la EEEA sienten la necesidad de rememorar y compartir sus recuerdos; no solo entre ellos, sino de entregarlos para ir armando, quién sabe, con esas pequeñas historias personales (sin la cual no existe la otra, la social) un cuadro que describe lo que fue un país llamado Chile.

La Escuela Experimental de Educación Artística fue eso: un experimento en pedagogía, un intento cultural que apostó en definitiva por la igualdad de las personas, por la capacidad de los niños; su norte (o el sur, si bien miramos) no fue otro que la confianza en la condición humana, en la solidaridad, en la posibilidad de instituir una sociedad mejor formando seres humanos no para competir, no para ser aplaudidos por sus logros —y los logros de muchos de sus ahora ex alumnos no son pocos— sino para, simplemente, aprender a ser felices.

Y también a no darse por vencidos, como se desprende del historial de estrechez que recorre su existencia.

En estos días, años en verdad, en que los "pingüinos" y sus pares apenas mayores exigen en la calle —y por ello son gaseados y apaleados—que se los escuche, que les devuelvan su dignidad de estudiantes y de jóvenes ganosos de contribuir democráticamente a forjar la sociedad que viene, quizá la lectura de estos recuerdos contribuya a centrar las raíces del problema.

Chile no es el país pobrísimo que fue, pero acaso —y es un interrogante mayor— ¿tiene la dignidad y la visión que tuvo? Una sociedad que no cree en sus jóvenes es una sociedad muerta.

El texto de la Memoria anterior, de Ariadna Colli, puede leerse aquí, en él existe enlace al primero.