Niños: – TE GANARAS EL PAN CON EL SUDOR DE LA FRENTE
Pedro tiene las manos grandes y gruesas como las de un obrero mayor; va cotidianamente a la quebrada a ganarse tres dólares al día llenando camiones con arena para construcción. A pura lampa. Diez horas seguidas. Por su puesto él no va a la escuela.
–Oiga señor compre unos caramelitos, ya ve compre, compre, no sea malo, vea compre estos de miel para que endulce la vida, o estos de menta para que le pase el mal humor, o mejor estos de chocolate para que le de a su novia.
Es Manuel de 7 años, en una esquina cualquiera.
Son las seis de la mañana y Juan vestido con pantalón azul, camisa negra, una gorra, y unos zapatos tres tallas mas grande, ya esta acomodando los periódicos. Se ha tomado una esquina, esa esquina es de él, «nadie puede vender aquí, solo yo», dice con mucha firmeza, es que desde hace tres años vende en ese lugar.
Ahora Juan tiene 12 años. Asegura que es el mejor vendedor de periódicos de la ciudad: «Vendo casi 60 hasta las 10 de la mañana, otros no llegan ni a 40», se sonríe y continua. «Después me voy a comer algo y de ahí, me voy a lavar carros, ahí se gana un poco más, pero me quedo hasta bien tarde, a veces ahí no hay trabajo porque llegan bastantes a buscar trabajo, algunos ya son grandotes».
En América Latina, además del incremento desmedido de la pobreza –atizada por más de dos décadas de neoliberalismo y de la desigualdad en la distribución de la riqueza nacional–, la falta de acceso a la educación, la carencia de empleos dignos para los adultos y la migración de las zonas rurales a las urbanas, constituyen algunas de las causas del trabajo infantil.
Y en el mes de junio vendrán los homenajes a los niños trabajadores, de parte de organizaciones preocupadas, y sin fines de lucro, y los organizadores prepararan una fiesta con un espectáculo, pobre por su puesto; los funcionarios pasearan sus cuerpos y sus trajes de un lado para otro. Estarán preocupadísimos para que todos los niños reciban su vaso de coca cola; aplaudirán emocionados después de que un payasito también pobre haya echo algún chiste; distribuirán premios mas pobres todavía, identificaran concursantes: «A ver, el tenga las medias rojas, que pase al frente».
Y luego de finalizado el circo sacaran conclusiones, se aplaudirán ellos mimos y dirán que es un éxito la aplicación del código de no se qué.
Son 218 millones de niños mayores de 5 años de edad que trabajan en el planeta; laboran por bajos salarios, sin protección, y en no pocas ocasiones rozando los límites del peligro. Son 218 millones de niños condenados a ganarse el pan con el sudor de la frente.
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* Movimiento por la Salud de los Pueblos.