NO JUEGUEN CON LA POBREZA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Una familia de cuatro miembros que vive en un precario en San José, compuesta por la pareja y dos hijos menores, según las encuestas y estadísticas, no son pobres porque al hogar ingresa más dinero que lo que los economistas calculan para calificar a una familia como pobre, sin embargo, sufren la amarga pobreza.

O una señora que vive en un pueblito rural de San Carlos recorre los barrios de Ciudad Quesada en busca de trabajo. Tiene tres niños pequeños, su compañero hace tiempo que desapareció. Vive en una casa prestada por un familiar que se está cayendo a pedazos, el agua se mete, pasan frío y hambre porque hay días que no tienen casi nada para comer. Viven a oscuras porque no tiene para pagar la electricidad.

Toca una puerta y otra y nada de trabajo… Cansada llega hasta una casa, toca el timbre, sale una señora, se queda mirándola de arriba abajo, le pregunta si es nicaragüense, ella le dice que no. La señora se alegra y la contrata, necesita a alguien para que lave y aplanche, medio tiempo. Ella también siente una gran alegría pero le preocupa pensar qué hacer con sus hijos pequeños, dónde dejarlos, quién se los cuidará… Pagarle a alguien, imposible, lo poco que se va a ganar apenas le alcanzará para llevarles algo de comida.

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Otra preocupación: tendrá que viajar a pie porque no tiene ni siquiera el pasaje… Ella piensa que es muy feo pedir que le adelanten algo para los pases, si ni siquiera ha empezado. Con esos pensamientos en la cabeza pero con alegría, emprende el viaje de regreso a pie, con hambre, con las manos vacías pero se dice a sí misma “mañana será otro día»-

A estas familias nunca les han hecho una encuesta para saber si son o no son pobres, de hecho los encuestadores temen entrar a los barrios con casas de cartón y mucho menos meterse, como decía Jorge Debravo, “en las axilas de la patria” donde vive la gente escondida, no por pudor, sino porque no tienen dinero para salir y en muchos casos ni ropa que ponerse.

Estos son casos reales de familias que supuestamente salieron de la pobreza porque cumple con los parámetros que algunos economistas inventaron, pero en la realidad no es cierto, esas familias siguen siendo pobres y es un gran pecado jugar con el dolor de la pobreza especialmente si se utiliza como propaganda política o como estrategia publicitaria de un gobierno.

No es la primera vez que la pobreza baja. Recordamos el bajonazo en la administración de Abel Pacheco de 20 a 18. Montaron un «show» político que no duró mucho, por cierto, porque no contó con el beneplácito de “la gran prensa”, y después se supo que los números habían bajado porque habían calculado el precio de la canasta básica de hacía 10 años atrás.

Es difícil creer que alguien sea capaz de inventar una macabra estrategia donde se sacan a miles de familias de la pobreza por decreto y apoyados por medios de comunicación que hacen eco de esa táctica; es una cruel burla para la gente que vive en esas condiciones, pero por lo que hemos visto en los últimos meses, son capaces de cualquier cosa con tal de manipular la opinión pública.

¿Por qué somos tan olvidadizos? ¿Por qué nos dejamos impresionar tan fácilmente? Hace unos pocos meses se publicaba la noticia de que la desigualdad entre ricos y pobres aumentaba en nuestro país. En mayo de este año la Contraloría denunció que ¢ 1.800 millones en becas no llegan a estudiantes pobres; en febrero de este año también se denunció que el PANI retenía un fondo de ¢ 1.260 millones para becar a miles de madres adolescentes.

Los informes del Estado de la Nación son claros en el aumento de la brecha entre pobres y ricos. No ha ocurrido nada extraordinario para que de pronto la pobreza baje 5 puntos y de golpe y porrazo se esté hablando de 35.000 familias que ya no son pobres.

Públicamente lanzo un reto al Poder Ejecutivo y a los responsables del sector social: si es cierto que la pobreza ha bajado en ese porcentaje entonces publiquen la lista con nombres y direcciones de las 35.000 familias, esa sería la mejor prueba. Las direcciones las debe tener la gente que hizo las encuestas; la falta de dinero para no publicar los nombres no es excusa porque sí hubo plata pública para que viajaran los hijos y la sobrina del presidente a China; también está La Gaceta y los medios que tan servilmente se han puesto a sus pies.

Si no publican la lista de las 35.000 familias que salieron de la pobreza es porque simplemente están haciendo escarnio con este flagelo que causa tanto dolor, solo comprensible para quienes la han sufrido, y esto, si no lo estudiaron en el antiguo catecismo, se llama pecado social.

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* Ecologista y luchador social.

marcoaraba@gmail.com

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