Nubarrones sobre la contienda electoral chilena

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Según las propias encuestas, lo más probable es que mucho más de la mitad de la población quede disconforme con quien gane la contienda presidencial. Ni el triunfo de una candidata comunista, o la eventual victoria del líder del Partido Republicano, podrán darle conformidad a ese centro político atomizado que no fue capaz de imponer a alguien de su sector dentro de los dos más grandes conglomerados. Tanto en la centro izquierda como en la centro derecha.

Hasta aquí, los que tienen mayor opción de pasar a la segunda vuelta electoral son Jeannette Jara y José Antonio Kast. Es decir, los extremos del arcoíris político chileno.El factor moderación que se apodera de la campaña presidencial de Jara ...

Ingentes esfuerzos se hacen en favor de las campañas del terror en desmedro de ambos candidatos. Sin embargo, estas maniobras no han movido las cifras de la intención de voto de los ciudadanos chilenos.

Mucho más impacto parece tener la seguidilla de desaciertos de los propios contendientes, así como de los partidos que representan. Pero esto es posible, a lo sumo, que favorezca el voto nulo o en blanco, posición que ha sido insinuada por demócrata cristianos, los autodenominados socialistas “democráticos” y algunos dirigentes de otras denominaciones reacias al triunfo de los abanderados que hoy están mejor aspectados.

Se debe considerar que paralelamente los electores van a tener que renovar a todos los integrantes de la Cámara de Diputados y a la mitad del Senado en unos comicios que poco a poco concentran los intereses partidarios. Sobre todo, cuando se supone que cualquiera sea el futuro presidente de la República no va a obtener una mayoría de parlamentarios que le permita gobernar sin mayores contratiempos con el Poder Legislativo.

En buenas cuentas, los partidos políticos apuestan que será en ambas cámaras donde se jugará la gran contienda por el futuro político propio y del país. Por lo que muchos analistas prevén una situación de ingobernabilidad y de nuevos conflictos sociales.

Jeanette Jara

En este sentido es que se explican las tensiones experimentadas por la candidata Jara y su propia colectividad. Por mucho que el Partido Comunista le haya otorgado autonomía a la abanderada del oficialismo, en la práctica al PC le disgusta lo que llaman la postura socialdemócrata asumida por ella en el afán de ganar apoyo y confianza en los ocho partidos que representa su candidatura. Pareciera ser que los comunistas no quieren que se desdibujen sus posiciones más radicales, lo que podría afectar sus pretensiones de elevar su representación de diputados y senadores.

Favorecería este enfriamiento de los dirigentes comunistas con su candidata presidencial la comprobación de que el apoyo popular a Jeannette Jara parece haber tocado techo, además de las discretas opciones que tendría en la disputa con cualquiera de los tres candidatos de la derecha. Esto es, el propio Kast, Evelyn Matthei y Johannes Kaiser.

Josè Antonio Kast

En buenas cuentas, ni el anticomunismo o el antipinochetismo han logrado influir mayormente en las campañas electorales. Lo más claro de todo es que los chilenos prefieren una salida radical más que de continuidad. En una expresión clara del disgusto general con todos los principales actores políticos y partidos. A poco más dos meses, todavía existe un 25 por ciento de electores sin candidato y aparentemente sin mayor interés de emitir su voto. Aunque este, por lo demás, es obligatorio, lo que va incidir de todas maneras en los resultados.

Lo más evidente es que en la oposición se aprecia más seguridad en el triunfo y en el buen desempeño electoral de todos sus candidatos presidenciales. Pero este entusiasmo no logra disuadir a sus partidos de los cruzados enconos en todo el sector. Y aunque se supone que en segunda vuelta estarán todos obligados a coincidir electoralmente, no faltan quienes predicen que de las filas de Renovación Nacional o de la UDI no encontraría Kast a personas que se incorporen a su gobierno. A sabiendas, además, que los republicanos tampoco se integrarían a un eventual gobierno de Evelyn Matthei.

Evelyn Matthei.

Por el lado del oficialismo, hay mucha más vocación de poder. Ya sus partidos han cogobernado en la administración de Gabriel Boric y, antes, en la de la Nueva Mayoría (Michelle Bachelet) y de la Concertación Democrática (Patricio Aylwin, Ricardo Lagos y Eduardo Frei). Pero el triunfo en la elección primaria de Jeannette Jara ha fracturado la plena armonía. En una situación que podrá hacerse más ostensible al momento de que se instale el nuevo Poder Legislativo.

Estas tensiones provocaron el fracaso del Presidente Boric por imponer la plena unidad de su sector, lo que derivó en el surgimiento de una lista paralela de candidatos al Congreso Nacional. Esto es la del Partido Humanista y los Verdes Regionalistas. Una escisión electoral que provocó la ira del Jefe de Estado y lo llevó a destituir de su cargo al ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, militante de un partido del sector. Considerado por muchos como uno de sus más eficientes secretarios de estado, en lo que ha sido denominado como una vendetta del Mandatario.

Marco Enríquez Ominami

De paso, digamos que este incidente demuestra la pérdida de liderazgo de Boric y la decisión de los partidos políticos oficialistas de pasar por encima de sus deseos e instrucciones. En todo un panorama que conspira ciertamente contra las intenciones presidenciales de Jeannette Jara.

En este escenario polarizado, parece que las candidaturas presidenciales de Franco Parisi, Marco Enríquez Ominami y Eduardo Artes tienen escasas posibilidades de sumar muchos adherentes, de “robarle”, como se dice, votos a los principales contrincantes. Ya se asume que lograr firmas ciudadanas para inscribirse en las contiendas oficiales resulta un buen negocio, por lo recursos que también tendrá que otorgarles el Registro Nacional Electoral a los presidenciales y a los miles de postulantes al Congreso Nacional.

* Periodista y profesor universitario chileno. En el 2005 recibió en premio nacional de Periodismo y, antes, la Pluma de Oro de la Libertad, otorgada por la Federación Mundial de la Prensa

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