Nuestro plan de paz
Fernando Londoño Hoyos
Como acabamos de descubrir que las cosas son exactamente al revés de como las teníamos imaginadas, precisamos andar prestos con un nuevo plan de paz. Visto que las FAQRC no pasan de ser grupos de inocentes campesinos que luchan por su tierra y de jóvenes que se refugian en ellas para que no los desaparezca esa máquina infernal que son las Fuerzas Militares, pues manos a la obra.
En primer lugar, homenaje, en grande, de desagravio a las FARC. En un articulito, el Congreso puede decir que ya esto no se llamará Colombia, sino Marulanda. Por algo se empieza. En seguida, antes de que nos condene la Corte Interamericana de Derechos Humanos por la desaparición de 30 o 40.000 guerrilleros mártires, a indemnizar todas las familias. A lo que procederemos de inmediato.
El Gobierno se declara culpable del pasado y le pide a una comisión integrada por Piedad Córdoba, Gloria Cuartas, Claudia López y Gina Parody, con la asesoría espiritual de monseñor Castro, que hable de inmediato con ‘Jojoy’ y ‘Cano’, con Chávez, Correa y Márquez, para que los desaparecidos bajo su mando vuelvan y reciban la jugosa recompensa que merecen por sus desvelos.
No hay desagravio sin justicia. Para condenar a todos los oficiales y suboficiales de los últimos 40 años, salvo aquellos que en la prueba de polígono demuestren aversión a las armas, que nos dicen los hay de todos los grados, hasta generales, se necesitan rapidez y eficacia. La comisión que acabó con tres divisiones del ejército en par ‘voliones’ no hay que desaprovecharla. Entre el general Suárez, Carlos Franco, el ex guerrillero que también será premiado, y el par de señoras que hicieron tan bien el oficio, está la solución.
Como algunos de estos recalcitrantes amigos de la guerra querrán defenderse, para eso estarán el doctor Iguarán, a quien renovaremos en la Fiscalía, y el doctor Maya, a quien no dejaremos ir de la Procuraduría en estos momentos críticos. Les contratamos a Baltasar Garzón, para que por unos millones de dólares organice una sentencia que recuerde el Proceso de Nuremberg y que pase por alto esas antiguallas de pruebas plenas, prescripciones, ley previa, audiencias con los sindicados, que podrían arruinarlo todo.
Será necesario dinero para tanta reparación. Lo tenemos. Se liquida el 80 por ciento de las Fuerzas Militares y de la economía sale la plata. Mientras tanto, se venden unos Supertucanos en buen estado, con tripulación y todo, que Correa paga de contado. Los barcos a Chávez, que aunque viejos le servirán a su amigo Ortega para patrullar San Andrés. El mismo Chávez nos compra una fábrica de fusiles Galil, que le vendemos CIF, y los usados se los damos baratos. Los cuarteles, para las víctimas y la Escuela Militar la dejamos para señoritas distinguidas que organicen marchas indígenas, jornadas de vacunación y toma de tierras. El 20 por ciento de hombres, a llevar bien los libros. Porque ahora la cosa no es combatiendo sino escribiendo.
Para mantener en la cárcel a los miles de oficiales y suboficiales que solo por serlo la merecen, construiremos en Tolemaida 15 0 20 espléndidas prisiones, con capacidad suficiente para tanto candidato. A los parientes de los oficiales nos dejan visitarlos de lunes a jueves, y los fines de semana se organizan giras turísticas en grande para que los mamertos del mundo visiten el sitio donde se encerrará entero un ejército de tramposos especializados 40 años en desaparecer inocentes. Con las entradas, se mantendrán esos penales. El turismo humanitario será una fuente enorme de dólares, ahora cuando pueden volverse escasos.
El narcotráfico se acaba. Los generales de división nos cuentan dónde guardan los mafiosos o se ahorcan, como a los de Nuremberg. Garzón también ayudará en eso. Y asunto concluido. Tendremos paz, justicia, verdad y reparación. Aprovechemos rápido al presidente Uribe, porque está ‘botao’, como decía la propaganda.