Muchos libios llaman «las ratas de Bengasi» al nuevo gobierno de la martirizada ciudad (algunos sustituyen ratas por perros en el apelativo). De cualquier modo, y como todas las autoridades actuales del país, llegaron al poder gracias a la masacre financiada y dirigida básicamente por los poderes ejecutivos de EEUU y Francia.
Y como favor con favor se paga, el estadio de fútbol de Bengasi cambió de nombre. Se llamaba Hugo Chávez, ahora es Estadio Nicolás Sarkozy… Todo un símbolo de los nuevos tiempos.