Objetivos del milenio. – EL RIESGO DEL PLANETA VACÍO

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

La profundización de las áreas donde se produce un fuerte deterioro del ambiente natural, sobre todo la pérdida de biodiversidad –extinción de especies animales y vegetales–, puede dificultar el logro de los objetivos de desarrollo del milenio, aseguró el director general adjunto de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) Alexander Müller.

Entre agosto y setiembre de 2002 gobernantes, líderes de opinión, empresarios, etc… de más de 100 países se reunieron en Johannesburgo, Suráfrica, en la denominada Cumbre Mundial para el Desarrollo Sostenible. Los asuntos que preocupaban distaban de ser nuevos; por lo menos desde unos 50 años antes ambientalistas, científicos, sociólogos, economistas, etc…, venían llamando la atención sobre los efectos del desarrollo industrial –las advertencias del Club de Roma, por ejemplo, en la década de 1961/70, redactadas por un entonces joven escritor italiano llamado Umberto Eco, tenían una inmensa carga dramática, aunque no fueron universalmente tomadas en serio–.

Estado de la situación

El entonces primer ministro de Dinamarca Anders Fogh dijo que la reunión africana había «concertado un acuerdo a escala mundial en que se recomienda el libre comercio y el aumento de la asistencia para el desarrollo y se ha comprometido a promover el buen gobierno, así como la mejora del medio ambiente».

Y agregó –con una voz que el tiempo transcurrido demostró solitaria–: «Ha llegado el momento de poner en práctica medidas en los planos nacional e internacional. Es la hora de cumplir los compromisos».

Cumplir los compromisos jamás ha sido el fuerte de los que dominan.

Por esa fecha el representante del Grupo de los 77 –países en desarrollo– señaló que «le hubiera gustado» que la «cumbre» más logros concretos. Dijo además que bien pudieran considerarse retrógradas las ideas expuestas y discutidas. Hugo Chávez –que de él se trata– no era optimista. Habría preferido que se discutieran asuntos como los derechos a la vivienda, la salud, el agua potable y la vida.

Pero no. ¿Qué son esos derechos, si son derechos de las personas, ante el sacrosanto «libre» comercio y algunas dádivas que con las que poderosas instituciones, –habitualmente además repartidas merced a coimas y acuerdos más o menos secretos (en todo caso discretos) satisfacen, por ejemplo mediante la deuda externa de los paíes pobres, su voluntad de rapiña practicada sobre dos tercios de la humanidad?

De culquier modo el señor Müller consideró positiva la reciente propuesta del secretario general de la ONU en orden a incluir una nueva meta en el objetivo de garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, para así reducir de forma significativa la pérdida de biodiversidad para 2010. La meta de biodiversidad 2010 pide a los países “alcanzar una reducción significativa en la actual tasa de pérdida de la diversidad biológica a nivel mundial, regional y nacional como contribución a la mitigación de la pobreza y en beneficio de todas las formas de vida en la Tierra”.

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Más de lo mismo

Este viernes 15 de septiembre de 2006 tendrá lugar en un cantón suizo la primera reunión del grupo de trabajo de jefes de organismos de la ONU sobre la meta de la Biodiversidad 2010. Para este encuentro está prevista la adopción de una resolución conjunta sobre la necesidad de luchar contra la pérdida de la biodiversidad. Tómese nota: la necesidad de luchar; habrá sin duda otras reuniones, después, para examinar por qué no se luchó –pero acaso entonces sea ya demasiado tarde–.

No todo está perdido. Consideremos que hace cinco siglos desembarcaron los lejanos abuelos de esos «jefes de organismos» con espejitos de colores y juegos de abalorios. Hoy esos lejanos parientes de buena parte del Tercer Mundo –o de los países en desarrollo, o de los habitantes del sur/sur, o de las economías emergentes o sumergidas, en fin–, que se arrogan la vocería de la «comunidad internacional», están prestos a declarar que la diversidad biológica no consiste únicamente de las plantas, los animales, los microorganismos y sus ecosistemas, sino que abarca también a las personas y su necesidad de seguridad alimentaria, medicinas, agua y aire puros, vivienda y un medio ambiente limpio y saludable para poder vivir.

Asuntos que no toman en cuenta los inversores y que seguramente no han leído jamás los iletrados siniestros «líderes» que permiten «invertir» a «empresas productivas» que «dan trabajo y traen bienestar y prosperidad» a las economías «deprimidas», como lo prueba el buen aire de São Paulo, los sembradíos de soja –o soya– o maíz o tomate transgénico, la siembra de pinos de crecimiento rápido en Uruguay para alimentar las futuras plantas de celulosa, la minería del oro en Perú, la que se viene en la alta frontera argentino-chilena, la pesca absurda en los mares del Hemisferio Sur –agotados los grandes bancos en el Hemisferio Norte–, la caza de ballenas, la recolección de krill en la Antártica, los derrames de cianuro o petróleo –les da lo mismo– en la Amazonia, la invasión a sangre y fuego de países ricos en materias primas y combustible.

O la «industria del salmón».

* Informe: Gonzalo Tarrués sobre fuentes del Servicio de Noticias de las Naciones Unidas (www.un.org/spanish/News).

LA INDUSTRIA SALMONERA Y LOS ECOSISTEMAS MARINOS**

fotoSe reunirá en París la Comisión Oceanográfica Internacional. Un experto de la Universidad Austral de Chile informará sobre el impacto de la crianza industrial del salmón en su país. Chile se ha convertido en socio del exclusivo Club de los Salmoneros y son más de sospechas las que circulan acerca de quién pagará el monto de la cuota.

El geoquímico y académico del Instituto de Geociencias de la Universidad Austral de Chile (Uach), Sandor Mulsow viajó a Francia para participar en la reunión de la Comisión Oceanográfica Internacional (IOSI sus siglas en inglés; COI, en castellano) en la UNESCO. Muslow investiga la ainfluncia de la actividad humana sobre las costas bañadas por la Corriente de Humboldt; en especial informará a la COI del impacto del nitrógeno que produce la industria salmonera en los ecosistemas submarinos.

“Tenemos toda la información de la región donde se asienta la industria y la de todos los caudales de los ríos para diseñar el modelo y hacer una proyección hasta el año 2030, con la tasa de crecimiento que tiene la salmonicultura en Chile”, dijo el experto.

Mulsow hace hincapié en que debe haber un control serio para lograr que los recursos naturales sean regulados. En este contexto criticó el uso de los estudios de impacto ambiental, considertando que en la práctiva sirven “para autorizar la destrucción de los recursos naturales”.

El científico fue una de las personalidades que certificó que la alta concentración de sulfatos en los afluentes de la empresa de Celco provocó la desaparición del luchecillo, una planta que alimentaba a los aves de la región, y la posterior muerte y emigración de cisnes de cuello negro del Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter.

La reunión de París responde a un estudio de la principal causa de contaminación de las zonas costeras, que son los nutrientes y, señaló, “no los metales pesados (…) Entonces esto está respondiendo a cómo esos nutrientes en veinte años más significarán cambios, lo que tiene que ver con los cambios de uso de suelo. Esto se relaciona con Celco desde el punto de vista de las plantaciones forestales y de las deforestaciones que están provocando cambios”.

** Tomado de un artículo de la periodista Ana María Castillo publicado en www.valdivianoticias.cl

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