OEA: la reelección de Insulza
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Tal como se esperaba, el chileno José Miguel Insulza fue reelegido el miércoles, por aclamación, como secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) para un nuevo mandato que concluye en 2015. Obtuvo los votos de los 33 miembros activos de la organización sin enfrentar a otro candidato.
Venezuela, Nicaragua y Bolivia hicieron declaraciones previas en las que dejaron constancia de su disconformidad con el rumbo que en su opinión está tomando el organismo. El representante venezolano Roy Chaderton advirtió que la OEA puede tornarse "irrelevante" por no escuchar los planteamientos de las "democracias disidentes" de la región, y el nicaragüense Denis Moncada pidió que la organización deje de ser "instrumento del imperio".
Por su parte, la ministra boliviana de Transparencia Institucional, Nardy Suxo, afirmó que su país se "abstenía de emitir su voto", pero en "reconocimiento a la gestión" de Insulza no se opuso a que fuera elegido por aclamación.
Insulza, abogado de 66 años y ex ministro chileno, afirmó que "ésta no puede ser una organización comicial. Se cuenta con que los estados miembros quieran respetar la democracia y fortalecerla". Y seguidamente recalcó que "seguiremos luchando por defender la democracia representativa que nos hemos ganado con tanto esfuerzo" en el continente.
El nuevo periodo de Insulza comienza el 26 de mayo, y de inmediato deberá enfrentar el retorno de Honduras a la OEA, suspendida tras el golpe de Estado de junio del año pasado.
Dos días antes de la reelección, Estados Unidos oficializó su apoyo a Insulza, y la tardanza en hacerlo mostraba la reticencia del gobierno de Barack Obama por los resquemores que existían en el Congreso de ese país respecto a la actuación del chileno en la defensa de la democracia en Venezuela.
En junio de 2009, Insulza logró que se levantara la sanción contra Cuba que databa de 1962, por la "incompatibilidad de su sistema político con el interamericano", y allanó el camino para su retorno a la OEA, pero Wáshington estuvo en desacuerdo porque no se le exigió nada a cambio a la isla.
El gobierno de La Habana mantuvo su firme posición de no regresar a la organización, al considerar que históricamente ha formado parte de la política estadounidense hacia la región.
Tras su aclamación y en respuesta a las críticas que ha recibido, tanto de Estados Unidos como de Bolivia, Venezuela y Nicaragua, Insulza se comprometió a trabajar por una OEA renovada y más flexible que pueda evitar crisis como la de Honduras, adelantando acciones políticas antes de que se produzcan.
Por su parte, el canciller chileno Alfredo Moreno llamó a trabajar "sin pausa por una institución más relevante", y hacer un esfuerzo por "revitalizarla en esta nueva etapa", destacando la importancia de que el chileno continúe al frente de la organización hemisférica.
La adhesión del gobierno de Sebastián Piñera hacia Insulza estuvo condicionada por dos compromisos: su abstención de intervenir en la coyuntura política derechista de Chile y desarrollar en su agenda la posibilidad de que la OEA tenga mayores facultades para actuar en defensa de la democracia en la región.
"No me siento condicionado por el apoyo de Piñera, porque me apoyaron los otros países también. Lo que debo hacer es seguir las directrices de la Carta Democrática Interamericana, pero conversando y buscando arreglos. Nosotros no estamos para llegar a golpearle la mesa a nadie", dijo Insulza en una entrevista a un diario chileno.
En tono de autocrítica, explicó que "no repetiría tratar de ser candidato presidencial estando en la OEA. No haría jamás lo que hice hace un año atrás. La idea de ver cómo estaban las cosas y poner condiciones para irme no sirvió para nada. Que nadie cuente con que esta vez me voy a inventar candidaturas".
Insulza fue precandidato presidencial por el Partido Socialista de Chile, pero no concitó el suficiente apoyo dentro de la entonces coalición gobernante, y ahora está en la oposición.
Para Chile era fundamental que Insulza siguiera en su cargo por su interés de mantener una presencia activa en foros regionales, como OEA, y con la secretaría pro tempore del Grupo de Río, que incluye a todos los países de la región, menos Estados Unidos y Canadá, y que ahora asumió el presidente Piñera.
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