ONU analiza crisis capitalista mundial y su impacto en el desarrollo
Erasmo Lara Peña*
Como sabemos, durante los días del 24 al 26 de este mes de junio, se realizará en la sede de las Naciones Unidas, Nueva York, una conferencia al más alto nivel sobre la crisis financiera y económica mundial y su impacto en el desarrollo. Se espera que jefes de estado y gobierno, ministros y altos delegados lleguen a Nueva York para aprobar una declaración, tanto política como operativa, para la solución y manejo a corto, mediano y largo plazo de los efectos negativos causados por esta crisis.
El Presidente de la Asamblea General, Padre Miguel D’Escoto, ha presentado a los Estados Miembros un borrador de propuesta de documento de resultados (Draft Outcome Document -DOD-) documento que está sirviendo de base para las negociaciones que llevan a cabo los Representantes Permanentes y sus expertos, con la finalidad de poder formular una declaración consensuada, realista y sostenible.
Este DOD es en si el resultado de serias negociaciones y consultas sobre su contenido. El Presidente de la Asamblea General realizó consultas amplias con expertos, políticos, economistas, organizaciones de la sociedad civil, directores de agencias, oficinas, programas del sistema de las Naciones Unidas.
Incorporó también parte de las discusiones llevadas a cabo en la Asamblea General a través de consultas informales con los Estados Miembros organizadas por dos facilitadores, embajadores Camilo Gonsalves y Frank Majoor, Representantes Permanentes de San Vicente y las Granadinas y Holanda, respectivamente.
Importante es resaltar que el informe de la Comisión de Expertos del Presidente de la Asamblea General, compuesta por 20 experimentados economistas de todas las regiones geográficas y dirigida por el Premio Nobel Joseph Stiglitz, ha servido también de base para la formulación del borrador.
El DOD, contiene tres partes principales: un preámbulo que presenta considerandos básicos sobre los elementos políticos y éticos de la crisis. La segunda parte presenta los impactos de la crisis, y en particular hace énfasis en los efectos de la misma en los países pobres. La tercera parte contiene una serie de medidas para resolver la crisis a mediano y largo plazo y que podrían contribuir con la reforma de las instituciones financieras internacionales.
Los planteamientos principales de esta parte del borrador de documento que se negocia se podría resumir en los siguientes:
Crear un estimulo global suficiente y efectivo para la generación adecuada y duradera de empleos y reactivar y reestructurar la economía mundial.
Priorizar inversiones estratégicas globales de acuerdo a las necesidades de supervivencia de la humanidad, incluyendo mitigación y adaptación al cambio climático, reversión a la perdida de hábitat y las extinciones masivas, prevención y mitigación de la contaminación del mar, las aguas dulces, los suelos, el aireŠentre otros elementos.
Establecer formas innovadoras de financiamiento basadas en bienes públicos globales para financiar el estimulo global, las inversiones estratégicas y las instituciones internacionales. Realizar auditorías y moratorios de la deuda externa para países en desarrollo.
Abolición inmediata de barreras al comercio exterior de países de bajos ingresos y conclusión de la ronda para el desarrollo de Doha mediante la abolición de los subsidios agrícolas de los países desarrollados, que permita unos niveles de competencia en función de la eficiencia de producción.
Diseñar nuevos sistemas de conciliación del comercio y moneda de reserva global y regional.
Reestructurar los sistemas y la arquitectura financiera y económica, incluyendo las instituciones financieras internacionales, para construir un nuevo modelo socio-económico centrado en las personas, que satisfaga las necesidades humanas y realce los derechos humanos.
Aprobación de nuevos sistemas e instituciones financieras, reforma de los existentes y el seguimiento de los procesos de transformació n a través de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Los países desarrollados, aunque no objetan que el tema se discuta en la Asamblea General de las Naciones Unidas, presentan la posición de que como son los mayores donantes y los que de facto controlan los organismos internaciones financieros quieren reservarse en derecho de ser los que dicten las soluciones, a través del G-20.
Y así se manifiesta de nuevo la lucha permanente de los últimos años en la reforma de la ONU: multilateralismo versus bilateralismo. El poder del dinero versus el poder de la mayoría.
Esa lucha fue más evidente en términos de los resultados de la cumbre del 2005 sobre la reforma de la ONU, principalmente, su democratizació n y el cambio de estructuras obsoletas o la creacioon de nuevas estructuras para adaptar la organización a los tiempos modernos entre ellas: la aprobación de un fondo de financiamiento, a través de las Naciones Unidas, relacionado con los Objetivos para el Desarrollo del Milenio, la creación de la Comisión para la Construcción de la Paz y el Consejo de los Derechos Humanos y poner en agenda la reforma del Consejo de Seguridad y la revisión de la estructura de las Naciones Unidas. Lograr la aprobación de esos elementos requirió batallas ideológicas y políticas de grandes dimensiones.
En estos momentos se está librando una lucha fuerte, fundamentalmente, en los siguientes elementos:
a) Papel de la Asamblea de las Naciones Unidas en asuntos financieros y económicos;
b) Creación de nuevos mecanismos de regulación financiera;
c) Medidas a largo plazo para la total erradicación de las causas de la crisis y evitar así nueva aparición.
Veremos al final de la conferencia que predomina, si todo queda igual o seguimos avanzando en la democratizació n de las Naciones Unidas y si la voz de los países en desarrollo tiene algún efecto. Muchos tenemos confianza en el cambio
En ese sentido, voces como la de Kofi Annan, Noam Chomsky, Ramsey Clark, Kevin Cahill, Leonardo Boff, Mohammed Bedjaoui, Francois Houtart, Cavins i Valls, Roberto Bissio, James Paul y de dirigentes políticos y de la sociedad civil de todas las regiones del mundo, proclaman la necesidad de que jefes de estado y gobierno de los países en desarrollo asistan a esta conferencia. Más de 110 países han expresado ya su interés en asistir a esta conferencia, la que marcará un hito en la historia de las Naciones Unidas.
* Embajador de la República Dominicana y miembro del gabinete del Presidente de la Asamblea General