Pacífico colombiano pierde cada año más de mil hectáreas de manglar

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Cerca del 80 por ciento de los peces que se consumen en el mundo dependen directa o indirectamente de los manglares. Según diversos estudios, estos bosques son capaces de capturar hasta 1.000 toneladas de carbono por hectárea, una cifra que llega a ser hasta 10 veces mayor que un bosque terrestre convencional. Además, las raíces de los mangles, el árbol característico de este ecosistema, son capaces de frenar la erosión, detener las marejadas y proteger de huracanes (como ya sucedió en Providencia).

Sin embargo, y no obstante todos sus beneficios, en el Pacífico colombiano están desapareciendo cada año, en promedio, más de mil hectáreas de bosque de manglar (algo así como la extensión de 1.428 campos de fútbol).

Esa es una de las conclusiones a la que llegaron investigadores de la Universidad Nacional y la Universidad del Valle, que analizaron cómo se transformó el ecosistema entre 2009 y 2019. Los resultados son preocupantes, según las estimaciones en 10 años la región suroccidental del país pasó de tener 155.394,27 hectáreas de manglares a 144.704,34 hectáreas en 2019, lo que significa una reducción del 6,88 por ciento.

En Bajo Mira – Frontera y Acapa hay más de 24.000 hectáreas de bosque de manglar.

“Esto contribuye directamente a aumentar el cambio climático, eso sería uno de los primeros efectos que veremos a mediano y a largo plazo. Otro de los impactos es que habrá una afectación a la seguridad alimentaria de las comunidades, dado que si esta cobertura no se protege, no habrá hábitats para estos peces que las poblaciones del litoral reciben directamente. Es una cadena de impactos que se tendrán inicialmente.

Pero si vamos a analizar otros servicios ecosistémicos, se puede ver afectada la regulación climática, disminución de la purificación del agua, también vamos a perder la capacidad de investigación, y la estabilización del clima local. Eso sería, grosso modo, lo que perderíamos”, asegura el ingeniero ambiental Bryan Gallego, magíster en Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional y uno de los líderes de la investigación.

Gallego destaca que la investigación no solo buscó mostrar la pérdida, sino también las zonas de ganancia de manglar, y si bien hay zonas donde de forma natural el mangle ha logrado repoblar, en líneas generales, lo que se ve es una pérdida constante de bosque que responde en su mayoría a deforestación y acción directa del hombre y en otros casos, a la acción directa de la naturaleza. 

Factores de pérdida de manglar en el Pacífico colombiano.

Por ejemplo, en Tumaco (Nariño) hay amplias zonas donde la desaparición responde a que el bosque es deforestado por las personas; mientras que en Buenaventura (Valle del Cauca) se encontraron registros de que es la acción natural ecosistémica la que se está tragando el manglar; e incluso en algunas áreas se pudo comprobar que el manglar gana terreno. Sin embargo, las cifras siguen en rojo.

El investigador señala que para llegar a esta conclusión hicieron un exhaustivo y complejo análisis con datos de imágenes satelitales de alta resolución, un reto inmenso si se tiene en cuenta que el Pacífico colombiano es una de las regiones con mayor lluvia y nubosidad del mundo, por lo que interpretar fotografías tomadas desde el espacio implica un desafío que lograron resolver gracias al machine learning como mecanismo de clasificación y detección del bosque. “Esto es un primer paso, que fue hacer la gestión y medir para que los tomadores de decisión puedan articular con las comunidades los pasos a seguir”, enfatiza Gallego.

Para él es clave que el Estado entienda que el nivel de pérdida de bosque de manglar es alarmante y que se requieren acciones desde las distintas entidades para poder ponerle freno a la problemática.

Estos ecosistemas estratégicos son claves para el futuro de la humanidad

“Los estudios tienen un alcance. Dentro del alcance nuestro está mostrar la afectación que hay. Entonces, los siguientes pasos serían hacer investigaciones para encontrar cuáles son las estrategias para abordar este tipo de problemáticas. Hay estudios que muestran la necesidad del factor social y ambiental para que exista una conservación”, señala el investigador.

Por ahora, tanto Gallego como los demás investigadores seguirán trabajando en el análisis del manglar en el Pacífico, pues este es solo uno de los varios estudios que esperan desarrollar con la información que han obtenido hasta el momento, pero –destaca el experto– es urgente la necesidad de actuar ante lo que está pasando, no solo por lo que significa hoy, sino por lo que puede implicar en el futuro una costa sin manglar.

“Estos ecosistemas estratégicos son claves para el futuro de la humanidad, porque además de que son relativamente pocos en comparación con otro tipo de cobertura forestal, pues hacen una captura de carbono elevada dentro de los litorales. Entonces, el Estado debe plantear todas esas estrategias a nivel de política, decretos y leyes para lograr que se conserve. Por supuesto, estamos hablando de un sitio donde el acceso es difícil y no existe toda la cantidad o la logística para hacer conservación, por eso es importante incluir a las comunidades dentro de las políticas”, finaliza Gallego.

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