Países exóticos, escandaletes sabrosos: ¿Será «la moral» Aznar de España padre de un hijo francés?
Alejandro Tesa
Al parecer no: el ex presidente del gobierno español, niega rotundamente ser el padre del hijo que espera la ministra de Justicia francesa –y amenaza con abogados–. Rachida Dati, por su parte, confirmó su estado de espera y no develó la identidad del padre de la criatura, porque tiene "una vida privada complicada".
Él, Aznar, se dedica a fantasear con liquidar las rebeliones al sistema –si es en América. mejor–. Ella, la ministro, cumplirá 43 preciosos años (basta ver las fotografías para encontrarla hermosa). ¿Por qué el uso habitual de la cama es noticia?
Rachida Dati nació en noviembre de 1965 en Francia. Sin ser una política, o jurista, conocida se convirtió en la ministro de Justicia del gobierno de Nicolás Sarkozy. Fue también la portavoz de la campaña de Sarkozy en las últimas elecciones francesas.
Hija de padre marroquí y de madre argelina goza, si lo quiere, de tres pasaportes: francés, marroqui y argelino; asegura, no obstante que es "francesa de origen francés".
Menos de una semana atrás no pudo evitar –en caso de haber querido evitarlo– que su preñez fuera noticia. Nada horrible, sólo que Rachida Dati es soltera –aunque alejada de fanatismos, como corresponde a una persona de nuestro siglo.
"Siempre he dicho que era fundamental para mí tener un hijo. Quiero ser prudente porque todavía no está consolidado mi embarazo", dijo. "Estoy todavía en un periodo de riesgo. Tengo 42 años. Si se consolida, estaré feliz, y tendré la impresión de haber cerrado un círculo. Si no, me dolerá mucho, pero me pondré carmín (color en los labios) y llevaré el peso yo sola".
Cuando la hembra humana concibe un hijo la palabra habitual es embarazo, no preñez. Se estima en algunos círculos, incluso, que "preñez" tiene connotaciones vulgares. Se preña la delfina, la elefanta, la gata, la mona; pero cuando se habla de la mujer la palabra es embarazo. Raro.
Porque el diccionario, aunque acepta el término, termina por decir, además, otra cosa. Embarazo se define, en sus tres acepciones, de las siguientes maneras:
– Impedimento, dificultad, obstáculo.
– Estado en que se halla la hembra gestante.
– Encogimiento, falta de soltura en los modales o en la acción.
Lo que viene a cuento porque el ex presidente del gobierno españól José María Aznar ha desmentido los rumores que apuntan que él podría ser el padre del hijo que espera la ministra Rachida Dati. Peor todavía: Instruyó a sus abogados para que estudien acciones legales contra quienes afirmaron, o afirmen, dicha paternidad.
Aznar asegura que son una "total y completa falsedad" los "rumores aparecidos en algún medio de comunicación" en los que se le vincula con el embarazo de la ministro francesa.
La noticia, o sospecha, se publicó en el diario marroquí, L’Observateur, que le atribuye la paternidad del hijo que espera la ministra Rachida Dati.
Desde tan lejos ¿qué nos importa una preñez –o embarazo– europeo? Nada. Pero será noticia, motivo de comentarios, de "análisis", de opio (o pasta base) en los diarios, revistas, radios y la sacrosanta tele. Las personas, como afirman los argentinos –recordamos– hacen de su culo lo que quieren.
Otras fotografías miradas con mala intención –algo muy en boga– muestran a la ministro abrazada a su presidente de modo sugestivo. Ya para entonces la dama tenía su vida privada, como corresponde, y Aznar no era todavía invitado a la mesa –no decimos a los lechos, que los habrá– del Eliseo.
Lo que de alguna manera molesta, tal vez desde la óptica del machismo o del feminismo latinoamericano, es el enojo del señor Aznar. Bastaba con decir "no, jamás metí mano ni nada ahí". Y tal vez gozar con la envidia que supondrá el resto de los ¿machos? podría sentir.
Pero no. Aznar se debe a Botella y eso clausura la cuestión. Entonces uno se pregunta: ¿y si no fuera así? Alguna vez París valió una misa… La pregunta es: ¿cuánto vale Aznar? Contestarla no es difícil, y no por doña Rachida.