PALESTINA: HAMAS AL PODER
Con que Hamas hubiese sobrepasado un cuarto de los votos todo el proceso de paz con Israel se vería tambalear. Sin embargo, una victoria suya tan absoluta ha sido algo tan inesperada y completamente estremecedora a nivel internacional.
Hamas se jacta de haber organizado decenas de atentados suicidas. Este método fue inicialmente empleado por Hizbola (chiítas libaneses) contra blancos militares. Luego Hamas lo aplicó hacia blancos civiles indiscriminados. Después Al Qaeda profundizaría dicho método hasta hacerlo en gran escala y en el suelo de potencias occidentales.
Tras el 11 de Septiembre del 2001 el eje de la única superpotencia del globo es la lucha contra el «terrorismo islámico». Al polarizar al mundo entre él y Ben Laden, Bush pudo incrementar su popularidad interna y el rol de EEUU en el mundo. Sin embargo, esa política ha empezado a mostrar que genera fuertes resistencias armadas en Iraq y Afganistán.
Ahora, por primera vez desde el 11S, triunfa uno de aquellos movimientos «terroristas» contra los cuales se ha diseñado toda la diplomacia norteamericana. Hamas gana, además, usando las elecciones, las mismas que son el gran regalo que las intervenciones de Bush ofrecen para el Oriente Medio.
Cambios en el escenario
A Israel y Occidente no le agradaban mucho Fatah, pero lo que esta por remplazarlo es aún una alternativa aún más indigerible. Si Arafat abiertamente reconoció el derecho de Israel a existir en el 77% de la tierra que ellos originariamente reclamaban como Palestina, Hamas insiste en pedir la destrucción de dicho Estado y su reemplazo por una república musulmana.
Si Arafat era un mahometano secular, Hamas plantea una sociedad religiosa basada en la ley coránica. Si Arafat era considerado un terrorista con piel de cordero, Hamas se enorgullece de explotar buses con civiles, incluso niños, israelíes.
EEUU e Israel no pueden atreverse a desconocer las elecciones y a lanzar una nueva invasión sobre Gaza. Esto minaría toda su estrategia que busca liberalizar la región. De otro lado no pueden negociar con un nuevo gobierno palestino que no reconozca a Israel.
A fin de salvar ese impasse Bush y Olmert dejan abierta una puerta para un posible diálogo con Hamas. Le piden a éste que renuncie a querer destruir a Israel. Mientras tanto Hamas no mencionó ello en su programa electoral y desde hace un año mantiene una tregua con Israel. Afirman que no volverán a lanzar bombas humanas mientras Israel no les provoque.
El hecho que uno de los «peores grupos terroristas» llegue al poder mediante elecciones patrocinadas por EEUU es un maremoto que impactará por doquier. Elecciones en Egipto –el más poblado país árabe– podrían dar una fuerte representación (y quizás una victoria) a la Hermandad Musulmana –el partido que creó a Hamas– así como los comicios argelinos llegaron a ser ganados por islamistas.
En Iraq y Líbano grupos que organizaron atentados comparten el poder. En Irán la dureza de Bush produjo un efecto contrapuesto y el nuevo presidente quiere ya una planta nuclear propia.
Israel en la cuerda floja
En Israel existen varios sectores que van desde los pacifistas hasta militares que creen que las intervenciones de Sharon no hicieron mas que debilitar a los palestinos moderados y fortalecer a los radicales. En Marzo y Abril 2004 misiles israelíes quitaron la vida al Jeque Yassin (líder espiritual del Hamas) y luego a su sucesor Rantissi.
Esos asesinatos, en vez de desmoralizar a la organización, le dieron más popularidad y el empujón que han necesitado para terminar ir conquistando el corazón de muchos sectores palestinos que creen que nada se ha conseguido con diez años de negociaciones de Fatah.
Los resultados palestinos se dan a dos meses de las elecciones generales israelíes y justo cuando una encuesta del diario Ha Aretz arrojaba que los halcones del Likud estaban en su peor momento (bajando de 17 a 14 curules en el congreso de 120 miembros) mientras que los laboristas crecían de 19 a 21 y el centro de Sharon (Kadima) avanzaba de 40 a 44 escaños.
Los sionistas duros tratarán de sacar ventaja de un posible gobierno del Hamas para buscar polarizar a la opinión pública hebrea en su favor. Sin embargo, Hamas cometería una increíble torpeza si reanudara hoy atentados contra Israel y con ello provocara nuevamente el ascenso del derechista Netanyahu. Olmert ha sacado como lección que ya no es posible anexar todos los territorios ocupados en la guerra de 1967. Hacerlo implicaría tener que dar la ciudadanía israelí a más de tres millones de árabes con lo cual la población no judía se convertiría en un 45% tendiendo a terminar a la larga sobrepasando demográficamente a los hebreos.
El planteo de la ultraderecha sionista (Moledet) de «transferir» a todos los palestinos es inviable y por eso los halcones realistas saben que deben abandonar zonas cuya demografía les es imposible alterar. Tras la victoria del Hamas Olmert podrá acelerar la construcción del muro con el cual busca anexar el este de Jerusalén y el oeste de Cisjordania pero sabe que deberáa ir retirándose unilateralmente.
Para el sionismo pacifista el triunfo del Hamas se debe a que los halcones hebreos arrinconaron a los moderados árabes traicionándolos. De allí que su carta sea volver a construir esa relación.
Paradójicamente el triunfo del Hamas puede abrir a mediano plazo nuevas negociaciones. Por una parte es de esperar un gobierno de alianza entre Kadima y los laboristas que vaya desplegándose de zonas de la Franja Occidental. De otro lado Hamas se verá obligado a administrar un Estado con lo cual debe buscar evitar que se corte la ayuda internacional –que amenaza con hacerlo si Hamas no se modera– y debe buscar una suerte de status quo con Israel.
Algunos sectores pacifistas palestinos creen que tal vez Hamas permitiría al final de cuentas una mejor negociación. Por una parte Palestina dialogaría con más peso y por otra Hamas sí podría garantizar un acuerdo definitivo. Diversos políticos occidentales esperan que el poder apacigüe a Hamas. Pero, a diferencia de Mandela o Adams, Hamas no ha pasado por un proceso de previo ablandamiento para llegar al poder y accede al gobierno manteniendo intacto su arsenal y su prédica militarista.
El gran derrotado
La victoria de Hamas es una derrota muy dura para Bush, pues genera un precedente para otros movimientos islámicos y «terroristas». Podría conducir a una confrontación armada entre palestinos y entre éstos e Israel. Mientras dure el proceso eleccionario israelí es improbable que cualquier candidato significativo hebreo hable de transar con Hamas, pero una vez que pasen los comicios es posible que genere un clima en esa dirección.
Lo que puede estar viniéndose es una nueva partición. Esta vez no sería hecha por los palomos de ambos bandos (laboristas y Fatah) sino por los más duros de ambos campos. Esa sería una convivencia que a la larga podría dar paso a una frágil salida biestatal.
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(*) Analista internacional de nacionalidad peruana y ascendencia tanto árabe como judía. Ha enseñado en la London School of Economics. Desde Septiembre de 2005 busca a su hijo mayor José Bigio quien se encuentra raptado en Perú.
www.bigio.org