PAPELES DE PANAMÁ, ORIGEN Y EFECTOS

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La aparición de estos “papeles” es una típica “operación de inteligencia”. La gran duda es quién -o quienes- está o están detrás de esa operación que mancha a 4 Jefes de Estado (Argentina, Arabia Saudita, Islandia y Ucrania); 8 ex Jefes (Georgia, Irak, Jordán, 2 de Qatar, Sudán, Abu Dhabi y Ucrania) y otros 62 líderes mundiales de distintas ideologías y compromisos estratégicos.

Obviamente la historia de un “justiciero anónimo” que llama a un diario alemán para irle pasando ¡11,5 millones de archivos! resulta poco creíble. La “puesta en escena” es impactante: 370 periodistas, de 78 países involucrados en la investigación, entre ellos 2 periodistas de La Nación y Clarín de nuestro medio. Todos ellos acordaron que el 3 de abril harían los anuncios en forma simultánea.

Más allá de este impactante relato de alcance mundial, hay una historia que está rondando y que echa algo de luz sobre el origen y destino de esta operación, producida a partir de los archivos del estudio de abogados Mossack-Fonseca.

Jürgen Mossack, uno de los fundadores del estudio nació en Alemania en 1948 y en la década de los 60 llegó a Panamá con su familia. Su padre, según el propio Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ)  que agrupa a los periodistas que intervinieron en este tema, fue miembro de la Waffen-SS (las conocidas SS, fuerza de choque del partido Nazi de Alemania).

El padre de Jürgen, según las mismas investigaciones, ofreció sus servicios a la CIA para espiar a los comunistas cubanos. El joven Jürgen, ya abogado, se asoció con Ramón Fonseca Mora y puso en marcha el estudio que lleva sus apellidos. Datos de las operaciones allí realizadas hoy conmueven a gran parte del mundo financiero, político, deportivo y artístico. Mossack-Fonseca hoy cuenta con 500 empleados y tiene 40 oficinas desparramadas por el mundo. Una de las más importantes está en el Estado de Nevada (Estados Unidos). Nevada se está convirtiendo en el nuevo paraíso fiscal mundial.

Algunos datos inquietantes completan este panorama. Los Rothschild, principales banqueros del mundo, se han instalado en Reno (Nevada) para ampliar sus negocios. Junto con ellos las más voluminosas fortunas del mundo migran hacia ese nuevo “Paraíso”. Allí no llega el largo brazo de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y sus acuerdos para intercambiar información sobre cuentas financieras. ¿Porqué? Porque Estados Unidos, al igual que Panamá, no firmó el acuerdo al que ya adhirieron unos 100 países. Allí sigue rigiendo la confidencialidad que otros países no pueden garantizar y –a partir de ahora- Panamá tampoco. Da la impresión de esta gigantesca maniobra tiene por objetivo acabar o minimizar el rol de la competencia.

Los aportantes al Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICLI), la entidad que -según el cuento que nos contaron- fue llamada por el diario alemán para hacer la investigación, son fundaciones norteamericanas. Una de las principales es del conocido George Soros. Por eso no debe llamar la atención que ninguna figura del poder establecido de Estados Unidos, figure en las listas que se están difundiendo.

Ahora además de asegurar que el grueso del dinero “negro” que circula por el mundo tenga una buena protección en los propios Estados Unidos, esta maniobra nos trasmite la sensación que los ricos también tienen que rendir cuentas. Muchos ingenuos, que ahora descubren cómo se enriquecen y protegen algunos, seguirán pensando que este “descubrimiento” demuestra que hay un “capitalismo serio” que es capaz de regenerarse.

También están los que piensan que no hay que olvidarse que por encima de los “ricos” están los que mandan. Todo parece indicar que los “Papeles de Panamá” forman parte de una operación de inteligencia de “ésos”. Los que forman parte de “los que mandan”.

Juan Guahán

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