Para el moderado gobierno argentino, acercarse al pensamiento conservador, “paga”
El Presidente Alberto Fernández comprendió el juego del sistema de poder y decidió dejarse ganar por la idea que “la moderación paga”. Este hecho junto a otras variables como la compra de la vacuna rusa y la contención del precio del dólar paralelo, han reconfortado al gobierno, pero otros peligros acechan.
El gobierno parece haber superado algunos de los sinsabores de días pasados. Hechos como los homenajes a Néstor, al cumplirse otro aniversario de su fallecimiento, que tendrían que haber fortalecido al gobierno, terminaron jugando en contra.
Esta situación, junto al dólar paralelo rozando los 200 pesos, la “carta” de la vicpresidenta Cristina Fernández de Kirchner y las críticas –algunas del propio espacio oficialista- a la represión por el desalojo a las “tomas de tierra”, dejaron bastante mal parado al Presidente y su equipo. Ese conjunto de hechos se constituyeron en un punto de inflexión para el gobierno.
Junto al círculo de sus lugartenientes más cercanos el Presidente decidió dar señales que el gobierno estaba tomando rumbos más afines a lo que la prensa, en nombre del poder real, le venía exigiendo. Era una forma muy concreta –a su vez- de responder a las críticas de Cristina en el sentido que “hay funcionarios que no funcionan”.
Más que contestar con una mejora de la gestión, el Presidente resolvió atender de ese modo lo que el poder económico ve como “debilidades” o “concesiones al populismo”. Los hechos que certificaban la consolidación de esa tendencia están vinculados al modo que se utilizó –represión mediante- para ratificar la defensa irrestricta de la propiedad privada, una cuestión sagrada para los dueños del poder.
El propio Presidente lo reconoció ante sus íntimos con la contundente frase “la moderación garpa”. Ser “moderado”, traducido al lenguaje vulgar, quiere decir aproximarse a un pensamiento más conservador. La expresión “garpa” es un porteñismo que significa que eso reditúa.
En ese espacio el Presidente se siente más cómodo y es un buen lugar para amortiguar las críticas de su vice. Más allá de que Cristina avaló el accionar del gobernador de Buenos Aires y de su ministro de Seguridad -Axel Kicillof y Sergio Berni-, en las mencionadas acciones represivas, que se multiplican ante variados reclamos reivindicativos.
Las variables que reconfortan al gobierno
Durante estos días, se han producido informaciones, adelantos o hechos que han contribuido a que un gobierno alicaído pudiera recuperar un poco de aire.
La vacuna rusa y la posibilidad que pueda comenzar su aplicación durante diciembre es una noticia más que importante. Ya se anunció oficialmente tal perspectiva, siempre que los estudios de la tercera fase de investigación resulten positivos.
El gobierno apuesta gran parte de su futuro en el éxito en esta materia. Las relaciones de Cristina con Vladimir Putin ayudaron a concretar esta operación, cerrada por el Presidente. Los interesados voceros de las vacunas de empresas occidentales están elevando al cielo sus críticas por esta perspectiva. Un gigantesco negocio se le puede escapar de las manos.
La vacuna rusa es la carta en la manga con la que el gobierno aspira comenzar un ciclo que –por el Covid-19- nunca pudo empezar. El mismo estará guiado, casi un año después, por la idea explicitada por Alberto: “Ni se me cruza por la cabeza perder las elecciones del año que viene”.
El impresionante bajón del dólar paralelo, que pasó de 195 a menos de 160 pesos por dólar, es otro favorable impacto. Sus efectos inmediatos son claramente beneficiosos para el gobierno. Los de mediano plazo son más complejos.
El fallo de la Corte Suprema de Justicia, ordenando que jueces cuestionados fueran reintegrados a sus puestos, que solo aparentemente favorece a la oposición, tiene como contrapartida que los mismos y otros 70 jueces pueden quedar fuera de carrera, en un período no muy lejano, en virtud de usuales traslados.
Desafíos y problemas que se agravan
Entre los desafíos se pueden destacar aquellos que están vinculados a las políticas financieras. A pesar de la drástica disminución de la brecha entre el dólar paralelo y el oficial (pasó del 150 a menos del 100%), sobreviven graves problemas: las caídas de reservas y depósitos en dólares y pesos.
A estos desafíos financieros se pueden agregar otros nuevos problemas -que se están profundizando- y que todos los argentinos pagarán muy caro, referidos a los agronegocios, la megaminería y el fracking. Todo lo cual ratifica que el extractivismo es política del gobierno aunque ello provoque desgracias colectivas.
Disimulado detrás de un discurso sobre “soberanía alimentaria” (cada vez menos usado y poco creíble) el gobierno acaba de aprobar, en el reciente mes de octubre, la producción del trigo transgénico. Unos mil científicos y 30 universidades públicas manifestaron su oposición. Pero como “billetera mata galán” el gobierno cedió a las conveniencias del mercado y a los beneficios de quienes producen semillas genéticamente modificadas.
Los megaempresarios Gustavo Grobocopatel y Hugo Sigman -una vez más- profundamente agradecidos. Con ello crecerá el uso de los agrotóxicos y el envenenamiento de las comidas.
Bajo el manto de “una minería más verde” o “responsabilidad social empresaria” el Secretario de Minería presentó el Plan Estratégico Minero para los próximos 30 años. Éste pone el eje en la megaminería y las inversiones en extranjeras en el sector, sin preocuparse por el avance sobre la protección legal que tienen los territorios de pueblo indígenas (Artículo 75 inc. 17 de la Constitución).
Movimientos socioambientales y comunidades indígenas –asumiendo intereses colectivos- están reclamando por sus derechos: su agua y su tierra.
En materia de fracking, el propio Presidente fue a los patagónicos yacimientos de Vaca Muerta, un par de semanas atrás, para dar su aval a esa explotación.
Nada dijo sobre la veintena de sismos que se registraron en las proximidades de ese yacimiento entre el primero y 6 de junio, cuando se retomaron las actividades de Shell, que durante los meses de mayor aislamiento social se habían reducido.
A los riesgos sísmicos hay que agregarle las fabulosas inversiones y subsidios para explotar combustibles fósiles, en áreas donde existen grandes posibilidades de desarrollar energías alternativas, como la eólica, por ejemplo.
Todo esto prueba la distancia existente entre las palabras defensoras del medio ambiente y la práctica extractivista del gobierno, que sigue atado a una política que se ha probado ineficaz, insostenible y que favorece el saqueo de bienes comunes, la multiplicación de enfermedades y poniendo en peligro al planeta.
*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)