Paraguay: buitres al acecho
José Antonio Vera.*
El linfoma maligno, diagnosticado el martes tres de agosto al presidente Fernando Lugo, tiene convulsionada la vida paraguaya, y genera especulaciones de todo tipo e intenciones, destacando una mayoría misericordiosa que, en un alto porcentaje, se encomienda a Dios para que le otorgue pronta recuperación, vecina de un sector que se ha volcado a las misas pero con el deseo de que el señor del Cielo termine con su sufrimiento.
La noticia llegó en vísperas de cumplir dos años de gobierno, la mayor parte ocupado en sortear las intrigas de la derecha, enquistada en el Parlamento y en el Poder Judicial, desde donde se ha tejido toda clase de bloqueos a su gestión, sabotaje, conspiraciones, y permanente amenaza de un juicio político que todas las semanas aparecía inminente.
Para sorpresa, en particular de sus adversarios y de sus enemigos, el que estaba considerado un inexperimentado político, ha demostrado que los conventos también son escuelas de administración pública, de los que ha salido con suficiente habilidad para dar vuelta a situaciones difíciles, casi al borde del abismo.
Un día antes de detectarse su cáncer, autorizados voceros de la oposición, reconocían que Lugo llegaba a sus dos años de mandato sorprendentemente consolidado en su puesto, tras abrir con éxito un diálogo con buena parte de sus detractores, en particular los gremios empresariales.
Esa visión es opuesta, en principio por lógica, pero también por fundamentos varios, a la que expresan las fuerzas de la izquierda que lo acompañan desde el principio, pero cada vez con una postura más crítica a su gestión, porque la idea general es que se registra un deslizamiento del gobierno hacia la derecha.
El mandatario fue internado de inmediato a su retorno de la Cumbre del MERCOSUR en Argentina, cuando se le extirpó un ganglio para someterlo a estudio, cuya urgencia despertó ciertas dudas entre la ciudadanía, aunque de inmediato se intentó dar tranquilidad desde las filas de gobierno, diciendo que no tenía importancia, porque había sido un chequeo médico normal.
Luego, alguien filtró a la prensa que Lugo se había desvanecido en su despacho y que eso decidió la intervención rápida de los galenos. A partir de ese momento las sospechas aumentaron y, finalmente, un parte oficial dio cuenta de que el ex obispo y controvertido jefe del Ejecutivo, que en la práctica política y administrativa de este país no significa ser Jefe del Estado, padece de un linfoma “potencialmente curable”.
La vigilia del carancho
En lenguaje científico, los tumores malignos ganglionares se dividen en primarios, que son los linfomas y los secundarios, llamados metástasis. El tratamiento de ambos dependería de la precocidad del diagnóstico, de la extensión del mismo, que se mide en etapas, siendo combatidos por cirugía, radioterapia, quimioterapia y hormono-terapia.
Las muestras de solidaridad no se hicieron esperar, de dentro y fuera del país, y varios mandatarios extranjeros ofrecieron de inmediato a Lugo toda la ayuda necesaria, tal como algunos ya lo habían hecho un tiempo atrás cuando tuvo problemas de próstata.
En la vereda de enfrente, en cambio, los buitres han ingresado en un desenfrenado jolgorio, que les impide observar o, al menos aparentar un mínimo respeto y discreción, al punto que sus altavoces comenzaron a exigir que enseguida se aplique la Constitución, según su particular interpretación, y por impedimento físico Lugo sea sustituido por el Vicepresidente Federico Franco, del ala liberal más reaccionaria.
El segundo del Ejecutivo, admirador confeso del saliente y vergonzante mandatario colombiano Alvaro Uribe, es parte del grupo de los zopilotes, una versión alada de las hienas, que según la temperatura de las corrientes políticas, planean para un lado u otro, en un persistente patrullaje en busca de presas en estado de indefensión.
El problema para ellos e irónicamente también para el pueblo, es que Lugo no es el mismo de hace dos años, cuando sin experiencia política ganó las elecciones nacionales y quebró la hegemonía de 70 años del Partido Colorado, en buenos trechos acompañado por la derecha liberal.
Del tiempo en que la mayoría de los electores, en un gran abanico de colores e ideas, le dio la victoria, Lugo ha sabido sortear numerosos escollos y, ducho en el confesionario, se mantiene cerca y a la vez lejos de todos, sean de izquierda como de derecha, dando muestras de capacidad para reponerse de varios tumores, incluso uno grave, que duró más de un año, que fue la constante amenaza de juicio político.
Este 15 de agosto, el religioso, padre de varios niños, uno reconocido y otros no, deberá hacer un balance honesto de sus dos años de mandato y reconocer que, en la mitad del trayecto optó por abandonar las sandalias, después de la sotana. El pueblo, que aún le sigue, y sus enemigos, ya empezaron el recuento.
Notas para el balance
Muy atrás ha ido quedando la imagen de sus visitas a los ranchos campesinos más humildes del norte miserable y olvidado por todos los gobiernos anteriores y de sus expresiones de dolor frente a las injusticias sociales y a la exclusión de la mitad de sus compatriotas.
La mayor parte de los enunciados de política social están paralizados, ha vetado la jubilación a la tercera edad y el horario de seis horas en la función pública, al tiempo de rubricar una Ley Antiterrorista, aplicar un mes de parcial estado de sitio en los cinco departamentos más combativos del país, y haber felicitado a las fuerzas antisubversivas por dar muerte, en forma muy sospechosa, a un presunto guerrillero, subversivo tan supuesto como las decenas de imputados que están en las cárceles.
Con el cansino pretexto invocado por Estados Unidos de ayudar a combatir la inseguridad, el narcotráfico y la guerrilla, Lugo aceptó la participación en Paraguay de especialistas estadounidenses y colombianos, en ocasión de visitar Bogotá, en su sorpresivo primer viaje al exterior, a los 15 días de asumir, ratificando esa decisión meses después en Wáshington y Nueva York en entrevistas con Rockefeller y el paraguayo Conrado Papalardo, secretario del tirano Alfredo Strossner durante 25 años.
Desde hace seis décadas, trabajando juntos, esos dos países han sido incapaces de terminar con la guerrilla de las FARC y el narcotráfico al interior de Estados Unidos, y no es porque carezcan de recursos en dinero, armamento y personal, sino que se evidencia una clara complicidad porque en cierta manera, ambas cosas dan pretexto a Wáshington para instalar bases militares por todos los continentes e invadir países para exterminar demócratas y revolucionarios y saquear las riquezas nacionales.
Esos asesores, cuya cantidad es un secreto, continúan en territorio paraguayo muy presentes en los servicios de control de la ciudadanía, pese a que hasta ahora las columnas militares y policiales destinadas en los departamentos del noreste del país siguen sin encontrar resistencia armada, en un estruendoso fracaso que sólo saluda el Ministro del Interior Rafael Filizzola.
Distintos testimonios de las propias familias de la zona, muchas con algún miembro encarcelado sin proceso, dejan entrever que podría haber una veintena de jóvenes campesinos resentidos con su existencia miserable y sin perspectiva, dispuestos a incursionar en la lucha armada con el fin de encontrar alguna solución a su penosa realidad. De ahí, a una organización insurreccional organizada, hay mucho trecho.
No obstante, las fuerzas progresistas, terminando este domingo seis sus internas por las elecciones municipales previstas para el siete de noviembre, entre las 21 organizaciones que integran el Frente Guasú, se aprestaban a celebrar el día 15 en Asunción los dos años del gobierno popular, en la clausura del IV Foro de las Américas, que animarán miles de delegados de numerosos países, en el que Lugo sería la figura sobresaliente.
La enfermedad, que se agravaría con la aparición de otro ganglio cancerígeno en el tórax, por lo cual algunos oncólogos dicen que Lugo ha perdido tiempo en someterse a un diagnóstico, impedirá todo tipo de festejo, salvo para el sector más cavernario de la oposición que no tiene pudor en reclamar su reemplazo.
El zopilote vicepresidente Franco, primero en la línea constitucional de sucesión, aparece catapultado por gracia de los duendes, a pocos días de haber sufrido una aplastante derrota en las internas del Partido Liberal, del que era presidente, abatido por el ala que más ha acompañado a Lugo y al proceso de cambios que la mayoría del pueblo, algo defraudado, continúa luchando para que sean progresistas.
* Periodista.
En www.argenpress.info